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Entrevista central, viernes 7 de octubre: Javier Miranda

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EC —Nos faltó mencionar uno de los nombramientos más importantes, el de Gonzalo Rebolledo como secretario político. El mismo cargo que inicialmente le había ofrecido al senador Marcos Carámbula. ¿Por qué optó, ante el rechazo de Carámbula, por Rebolledo?

JM —Yo quería a Carámbula, aparte de por la amistad que me une con él desde hace muchísimos años, de cuando él era médico de Perico Pérez Aguirre y nos encontrábamos en La Huella, de una enorme confianza política con Marcos, porque Marcos es un veterano zurcidor, un veterano dialogador con una gran capacidad de diálogo y de llegada a todos los sectores. Imaginaba una secretaría política cumpliendo ese rol de zurcido y de cercanía.

Al no aceptar Marcos Carámbula no hay muchos más; no digo que sea el único, pero seguramente no hay muchos referentes del tipo de Carámbula. Circularon nombres, pensé en José Díaz, en Barrios –el exintendente de Rocha–, pero claramente, por razones de biología, diría el presidente de la República, no estaban en condiciones de asumir. Luego no me quedó margen para una figura de este tipo y opté por quien creo que la mayoría del FA se imaginaba que iba a optar, que era quien había sido jefe de mi campaña, una persona con la que tengo un vínculo muy muy estrecho, una enorme confianza política, una enorme confianza en todos los terrenos. Finalmente dije: es Rebolledo, ya está. De todas maneras, insisto –y esto obviamente no es en detrimento de Rebolledo–, creo que es muy importante esa figura del zurcidor, del veterano que es capaz de dialogar, dialogar, dialogar.

EC —¿Entonces? ¿Dónde está el zurcidor?

JM —Por ahora vengo haciéndolo yo, pero habrá que seguir buscando.

EC —En los últimos días Rebolledo fue protagonista de otra de las polémicas que hemos tenido. En su caso, por haberse presentado con un título que no obtuvo aunque sí cursó la carrera: el de licenciado en Sociología. Rebolledo pidió disculpas, explicó que no había sido él quien había puesto eso en su currículo. ¿Qué evaluación hace de ese episodio en concreto?

JM —La primera evaluación es que hay un error. Rebolledo comete un error. Es cierto que él manifiesta y quien efectivamente pone en LinkedIn, en WordPress, la presentación de él como sociólogo… no me refiero al documento oficial porque esto es un pedido de licencia extraordinaria que hace un funcionario de la Intendencia de Montevideo, y no era Rebolledo, me parece que es absolutamente relevante, hay un error y no hay que minimizarlo. Y esos errores tienen que ver, más allá de la anécdota, con el tema de la confianza de la sociedad en la conducción política, ese es el tema de fondo.

EC —¿Entonces no perdió credibilidad Rebolledo?

JM —Espere, espere, déjeme seguir el razonamiento. No me apure. Rebolledo reacciona bien, no solo dice “acá hay un error”, asume el error y pide disculpas –cosa que me parece que hay que hacer y está bien, eso es reaccionar bien, con sobriedad, sino que además presenta la renuncia. Yo no le acepto la renuncia, porque ahí evalúo.

Aquí hay varios factores. Un factor que me parece fundamental es no ser funcional a la política escándalo. Hay un artículo muy interesante de Soledad Platero hoy en La Diaria sobre el tema del “camiseteo”. Lamentablemente estamos asistiendo en Uruguay, en la sociedad del espectáculo de la que habla Vargas Llosa, a una incipiente política del escándalo, todo se convierte en un gran escándalo. Y creo que no hay que ser funcional al escándalo, creo que hay que dispararle al escándalo.

Esta noticia salió en un programa. Uno no recoge a El Bocón, que vive armando escándalo, sin embargo algunos programas tiran estos bolazos. Además evidentemente no va contra Rebolledo. ¿Por qué sacar esta noticia ahora? En general no me gusta juzgar intenciones, pero tampoco puedo ser tonto y no ver dónde está. Creo que esto viene jugado a pegarle a la presidencia del FA; no a Javier Miranda, a la presidencia del FA. Y yo no quiero funcional a eso de ninguna manera.

Entiendo que efectivamente es una falta, pero como el compañero reacciona bien ante la situación, prefiero mantenerlo en el cargo y asumo la responsabilidad. Sin duda hay un error y me preocupa la confianza en la política, que es el tema de fondo. El ejercicio del escándalo no ayuda a la confianza en la política, que es el problema de fondo que hay que discutir, no si Juan o María.

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