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Entrevista central, viernes 8 de julio: Martín Vallcorba

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RA —Muchos usuarios —por las consultas, incluso, que hemos recibido de los oyentes— tienen la sensación de que a nivel de los cajeros convencionales se ha avanzado muy poco todavía. ¿Por qué no aumentó significativamente la cantidad, teniendo en cuenta lo que implica como cambio en la Ley de Inclusión Financiera?

MV —Tenemos que visualizar esto en lo que es la estrategia global. No siempre es posible instalar un cajero automático en todos lados. Implica un costo muy importante, no solo en la instalación, sino, fundamentalmente, en el mantenimiento del funcionamiento de ese cajero. Por lo tanto, a lo que se ha ido es a ampliar los puntos de extracción de efectivo no tanto a través de los cajeros convencionales sino, fundamentalmente, a partir de lo que es la actuación de los corresponsales financieros.

RA —Recordemos cuáles son las funciones del corresponsal financiero. ¿Qué es lo que puede hacer?

MV —Un corresponsal financiero es un comercio que hace un acuerdo con el banco para brindarle, en sus mostradores, en el mostrador del comercio, un conjunto de servicios a la institución, que pueden ir desde la posibilidad de realizar depósitos, de realizar extracciones, pagar un crédito, realizar trámites, firmar contratos… Es decir, todo lo que el banco realiza hoy en sus mostradores, poder extenderlo a otros comercios, con la ventaja de una mayor flexibilidad horaria, un rango horario mayor, y también una presencia en el territorio mucho mayor. Entonces, lo que hemos tenido es un aumento muy significativo de las posibilidades de realizar retiros en la modalidad de un cajero, ya no con un monto máximo de $ 1.700, directamente con retiros más importantes, a través de las redes, por ejemplo de cobros y pagos (Abitab y Redpagos), que están ofreciendo sus servicios de corresponsalía, y también otros comercios que se han incorporado a las redes de corresponsales.

Por lo tanto… Es cierto, no ha habido un crecimiento significativo de la red de cajeros tradicionales, pero lo que hemos tenido es un aumento muy significativo de estas otras modalidades de minicajeros o mini ATM [automated teller machine], que funcionan en redes o en otros locales comerciales, en la modalidad de corresponsales financieros. Entonces tenemos estos tres canales: los cajeros tradicionales, los puntos de extracción en corresponsales financieros, y ahora el cashback, a nivel de los comercios. Tres elementos que componen una estrategia global que permite que efectivamente los puntos de extracción de efectivo hoy sean muchísimo más amplios que lo que teníamos un tiempo atrás. No tanto a través de la expansión de la red de cajeros, pero sí a través de otros canales alternativos.

EC —Para cerrar esta parte de la entrevista, vayamos a la otra medida que hizo pública el Banco Central: una simplificación de los requisitos para el uso de la tarjeta de débito. Desde ahora, desde el 1° de julio, pasa a ser obligatorio el ingreso del PIN, la clave de seguridad, pero ya no es necesaria la solicitud al cliente de datos personales: cédula de identidad, teléfono, dirección, firma… Cuando se haga una transacción no superior a 5.000 unidades indexadas ,que hoy son… $ 17.000, ¿no? $ 17.597. ¿Por qué se adopta esta medida?

MV —Esto tiene dos fundamentos: en primer lugar, hay una razón de seguridad. El exigir el ingreso del PIN es una garantía para el tarjetahabiente de que si pierde la tarjeta o se la roban, en la medida que el PIN, el número de identificación personal, no es conocido por la persona que se apropia de esa tarjeta, no la puede utilizar. Entonces, hay una ganancia importante en seguridad para los usuarios que asegura que la tarjeta la use quien está autorizado y habilitado a utilizarla.

Por otro lado, exigir solo el PIN y ningún otro dato hace el proceso mucho más ágil, más sencillo, más rápido, y esto también facilita la utilización de los medios electrónicos, en particular en el caso de las transacciones de menor volumen, de monto menor. Entonces, tiene una razón de seguridad, tiene una razón, también, de practicidad y simplicidad, porque además —lo hemos comentado otras veces— es un trámite meramente formal, y eso es lo que molesta más, porque en definitiva, nos pueden pedir la cédula, nos pueden pedir un número de teléfono, y no hay forma de verificar que lo que uno está escribiendo en el papel, en el voucher, sea correcto. Por lo tanto, es un trámite meramente formal que no agrega ningún valor, no agrega seguridad; lo que agrega seguridad, sí, es la exigencia del PIN, y por lo tanto va en el camino de racionalizar el uso de estos medios de pago, facilitarlos y hacerlos más seguros, también.

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