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Entrevista central, viernes 9 de febrero: Victoria Alonsopérez

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EC —Vamos a darle un poco de contexto a lo que ocurrió esta semana. En esto de la carrera espacial en los años 60 los avances fueron varios, hasta llegar a la misión Apollo XI, en 1969, que fue la que puso a Neil Armstrong y Buzz Aldrin en la Luna. Después, poco a poco, el tema fue perdiendo potencia. Hace por lo menos 30 años que se habla seriamente de viajar Marte, pero no ha habido grandes avances. ¿En qué punto estamos de la carrera espacial?

VA —Creo que estamos en un punto muy bueno. Hay que pensar que toda la parte de las misiones Apollo el financiamiento era casi ilimitado, tipo “usen lo que quieran”.

EC —Porque además estaba en juego la carrera entre dos potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética.

VA —Claro. Después los fondos se dedicaron más a la observación de la Tierra, a los satélites, ahora hay satélites para agricultura, para los océanos, para el clima, todos satélites son superimportantes y que nos han dado muchísima información superimportante también. Pero ahora lo que está bueno es que hay otra carrera, que no es entre Rusia y Estados Unidos, sino entre los millonarios.

EC —Una carrera entre multimillonarios.

VA —Eso está buenísimo porque está dando muchísima visibilidad. Así como está Elon Musk con SpaceX, también está Jeff Bezos, que es el fundador de Amazon, que tiene Blue Origin, está Richard Branson, que tiene Virgin Galactic, y después hay varios otros, por ejemplo los fundadores de Google hicieron inversiones en una empresa para minería espacial, para ir a hacer minería en asteroides. Como que todos los multimillonarios se están metiendo en el área aeroespacial y está buenísimo porque se está generando otra carrera, no entre países sino entre empresas privadas.

EC —Y ya que hemos nombrado a Elon Musk, aterricemos en el motivo de esta conversación. Hace unos 15 años, cuando la NASA se estaba recuperando del desastre de la misión Columbia, aquel trasbordador que se desintegró y terminó con la muerte de sus siete tripulantes, en California, Estados Unidos, Elon Musk acababa de vender sus acciones de PayPal, de la que fue uno de los fundadores. Tenía más de US$ 100 millones en el bolsillo y el sueño de convertir a la humanidad en una especie extendida por varios planetas. Cuenta la historia que así comenzó SpaceX, una compañía aeroespacial privada. ¿Qué agregarías tú? ¿Qué significa la figura de Musk para los fanáticos del espacio como tú?

VA —Es alguien claramente admirable. Todo lo que ha logrado con SpaceX, los lanzadores que ha hecho, más que nada por un tema de cargo, de mandar cargamento a la Estación Espacial Internacional, pero que ahora con esta nueva nave se va a poder lograr el viaje interplanetario, que tanto se quiere, llegar a Marte. Y como te comentaba antes, también está Jeff Bezos con Blue Origin, esta empresa también está muy buena y ya están haciendo la última nave, también para viajes interplanetarios.

EC —Elon Musk tiene el antecedente de PayPal, después se metió en este otro rubro con SpaceX, pero además está metido en la industria de los vehículos eléctricos autónomos, un rubro en el que ha liderado una verdadera revolución.

VA —La combinación que hizo en este último lanzamiento fue genial, hay que reconocer que es un genio haciendo marketing para sus empresas. Combinó el cohete, el Falcon Heavy, con el cargamento, que generalmente en las naves de pruebas es algo sin importancia que se deja ahí, pero a él se le ocurrió poner el auto con la persona…

EC —…con un muñeco, en realidad…

VA —Con un muñeco, obviamente. Y todo el mundo ha tomado esa foto del auto frente a la Tierra.

EC —En este ambiente [de las empresas de tecnología] Elon Musk es casi una estrella de rock…

VA —Sí, no solo en el ambiente, creo que en todos lados. Yo lo pude escuchar dos veces, una vez en México y este año en Australia, y la de México fue increíble, fue en el Congreso Internacional de Astronáutica. Fue impresionante, la presentación era a eso de las 13 y había chicos –obviamente la gente más joven del congreso, de entre 18 y veintipico de años– que estaban desde las 9 de la mañana, cuando abrió las puertas el lugar, haciendo cola para entrar a ver a Elon. Eso nunca, en ninguno de los congresos de ingeniería aeroespacial a los que he ido nadie ha hecho cola tantas horas, cuatro horas, para ver a alguien. Yo por ser asesora podía estar en los primeros lugares, y recuerdo que cuando se abrieron las puertas hasta me dio miedo porque venían corriendo para tener los mejores lugares, como si fuera un concierto. Y cuando Elon terminó la presentación todos los chiquilines se pararon. Genera eso, no solo es un emprendedor, es un rockstar.

EC —La trasmisión por televisión en vivo del lanzamiento estuvo permanentemente ambientada por los gritos, por los hurras del personal de SpaceX. Era raro eso, no es lo que uno estaba acostumbrado a ver en el pasado en las trasmisiones de lanzamiento, era una cosa mucho más solemne y más formal.

VA —Claro, sí. Una de las cosas que se le han criticado a Musk es que en las trasmisiones, por más que está buenísimo, porque el lanzamiento está increíble, como que no se genera esa expectativa que se generaba, porque ver un lanzamiento es algo impresionante, es una obra de ingeniería impresionante que una nave pueda llegar a órbita. En NASA TV siempre se le criticó eso, que por más que estaba buenísimo lo que estaban haciendo a veces la trasmisión era medio aburrida.

EC —Esta no fue aburrida, y en especial se destacaba eso, el griterío de la masa de funcionarios, y supongo que algunos invitados también, que estaban todo el tiempo alentando. Parecía un partido de fútbol.

VA —Es que si estás trabajando en eso y ves que tu nave, lo que tú hiciste funcionó… También hay que pensar que este era un lanzamiento de prueba.

EC —Era un lanzamiento de prueba y podía fracasar, el propio Musk había admitido eso.

VA —Había muchísimas partes que podían no salir bien. Es más, a Elon ya le había pasado con SpaceX, creo que fue hace un año, que explotó una nave varios días antes del lanzamiento. Eso es horrible, porque ya había satélites que se habían puesto para ser mandados, o sea, se perdió la carga, se perdió el lanzador, que es el 39A, porque se lanzó desde donde se había lanzado la misión Apollo. Cuando hay una explosión es bastante el daño que se hace, así que el hecho de que todo les funcionara… Solo no les funcionó bien una cosa…

EC —Sí, hubo un fracaso, una parte de todo el operativo que implicó un fracaso, un fracaso “pequeño”, sobre el final.

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