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Entrevista del jueves 24 de octubre de 2019: Ramón Méndez

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EC —En las últimas semanas ha habido otro foco de controversia PN-FA. El FA ha cuestionado la ley de urgente consideración que viene preparando el PN y que Lacalle Pou va a enviar al Parlamento el 1.º de marzo de 2020 si resulta elegido presidente. Ustedes alegan que en ese texto hay un programa oculto. Discutimos sobre ese asunto, lo tratamos en el final de la entrevista con usted el viernes pasado, yo le trasladé los argumentos del PN. Pero resulta que en esta materia también hay contragolpes. El miércoles, acá en En Perspectiva, Pablo da Silveira, asesor en temas de educación, futuro ministro de Educación si gana Lacalle Pou, denunció que había diferencias importantes en ese capítulo entre las medidas anunciadas por el candidato Martínez y las bases programáticas aprobadas por el Plenario Nacional del FA el año pasado, concretamente a propósito de fortalecer los centros de enseñanza dándoles mayor autonomía respecto al Codicen.

(Audio Pablo da Silveira.)

¿Qué va a pasar? ¿Cuál va a ser la política del FA? ¿Va a ser la que dice el programa, entonces no va a haber autonomía de los centros educativos, o va a ser la que hace tres días anunció su candidato? ¿Qué va a pasar si el candidato Daniel Martínez quiere impulsar una política de fortalecimiento de centros y el plenario del FA, controlado por fuerzas que no son particularmente amigas de él, le recuerda que las bases programáticas dicen lo opuesto? Por eso es insólito que en el FA digan que hay un programa oculto o algo por el estilo del PN.

(Fin audio.)

EC —¿Qué responde? Usted ha estado trabajando en el programa.

RM —Sí, claro, por supuesto. Pablo es una persona muy inteligente y está tratando de generar ese tipo de fisuras que en realidad no existen. Yo escuché esa entrevista porque tengo mucho respeto intelectual por Pablo da Silveira, y me tomé el trabajo de mirar, de leer hasta de canto lo que dice el programa del FA. Y no hay ni un atisbo de esa negativa que plantea él.

EC —Yo tengo acá los dos puntos. Lo anunciado por Martínez ahora en la campaña dice: “Promover la transformación de los centros de Enseñanza Media en Centros de Comunidad. Se estimulará la búsqueda de formas de organización del trabajo pedagógico de los equipos de Dirección en conjunto con la comunidad de enseñanza, con especial participación de los docentes y las familias, en directa relación con otras instituciones educativas del entorno”. Eso es lo que se plantea ahora en la campaña.

Y en la página 116 de las bases programáticas se dice, entre otras cosas: “La resolución de los problemas de la educación no descansa centralmente en la ampliación de márgenes de autonomía de los centros educativos, sino en la ampliación del margen de autonomía profesional de los/as educadores/as que actúan en los mismos”. Por ahí creo que viene el punto.

RM —Claro, pero no hay absolutamente ninguna contradicción entre las dos cosas que leíste. Lo que se plantea en el programa del FA es que la educación no debe ser una federación de autonomías, de liceos, donde cada centro educativo hace las cosas de manera independiente, autónoma, como se plantea ahí, sino que hay que empoderar a los centros educativos. Empoderarlos quiere decir generar comunidades educativas más estables, vincular de manera creciente al centro educativo con el contexto territorial donde se desarrolla, mayor vinculación de las familias, de los diferentes actores de la sociedad con el centro educativo, trabajar dentro del centro educativo de manera transversal por proyectos, es decir, plantearse que los jóvenes y los profesores se planteen cuáles son los proyectos, las preocupaciones, los problemas que visualizan y cómo se combinan los diferentes saberes de las diferentes disciplinas para a partir de ellos aprender de manera creativa a resolver problemas. Cómo se casa eso con el pensamiento computacional del Plan Ceibal, que propusimos extender hasta sexto año de liceo, con la maravillosa experiencia que el Plan Ceibal está teniendo en una cantidad de centros educativos y que nos proponemos generalizar. De eso se trata empoderar a los centros educativos. No es la autonomía, no es eso de que llega un director de liceo y hace lo que le parece. Ahí es donde el programa del FA muy enfáticamente dice “no confiamos en eso, no nos parece que sea la mejor solución, sino que vemos al sistema educativo como un todo, y tenemos que complementar, aprender un centro de otro”.

Una cuestión muy importante es que vamos a generar la formación de los directores de liceo. Por ejemplo, en el tema de salud hay una especialidad que es director de centro de salud, los médicos se especializan en dirección de nosocomios, de mutualistas, etcétera. Eso mismo tenemos que hacer a nivel educativo, vamos a crear la especialidad dirección de liceos dentro de la formación educativa. Es una cosa fundamental y es un paso importantísimo para empoderar efectivamente a esos directores, empoderar a las comunidades educativas, empoderar al conjunto de docentes y no docentes de los centros. Esa es la propuesta del FA. No hay ninguna contradicción entre lo que dice el programa y el aterrizaje de esa propuesta en la mirada de Daniel Martínez.

EC —Se han mencionado también diferencias o contradicciones, pero sobre todo diferencias, entre lo que las medidas de campaña incluyen y lo que estaba en aquellas bases programáticas en seguridad y convivencia. Las 12 medidas que dio a conocer el equipo liderado por Gustavo Leal no figuraban como tales en aquel documento original. ¿Entonces?

RM —Nuevamente lo mismo. Un programa de gobierno es como la Constitución y los énfasis programáticos son las leyes y en algunos casos los decretos reglamentarios de las leyes, es así de sencillo. El programa de gobierno es el gran punto de encuentro del FA, llevó un par de años de discusión, se formaron más de 70, 80 unidades temáticas, fueron intensos intercambios, algunos de ellos de una riqueza, de una profundidad extraordinaria, que por suerte se sigue dando en nuestro país. Pero luego hay que aterrizar todo eso. Hemos estado repartiendo algunos folletos –incluso hablamos del manual para el militante– en los que aterrizamos de manera concreta las 200 páginas del programa del FA en algunas acciones muy específicas, muy detalladas. Eso es el énfasis, no vemos ninguna contradicción. En particular con respecto las 12 medidas en el sector de la seguridad, el futuro ministro del Interior, Gustavo Leal, tuvo creo que 25 reuniones con los diferentes líderes de los diferentes sectores del FA profundizando en cómo se aterrizaba el programa en aspectos específicos. Cada sector del FA puso a su vez un referente para poder intercambiar y fue una construcción colectiva como todas las cosas que hacemos en el FA. Si no, hubieran surgido conflictos importantes, pero no, somos muy celosos en el FA de nuestro programa único, porque es lo que nos une. No somos una alianza electoral, somos una alianza programática.

EC —Lo último, la sorpresa que generó en estos días una medida que primero mencionó la diputada Cristina Lustemberg y después respaldó Daniel Martínez: la de reducir la tasa del IVA a los productos de higiene femenina. ¿Cómo se entendió en este momento, una semana antes de las elecciones, un planteo de ese tipo?

RM —No es un planteo aislado, es algo que forma parte de toda una concepción del FA y en particular del candidato Daniel Martínez con relación al feminismo. El feminismo como el camino fundamental para generar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Eso tiene que ver con la historia personal de Daniel Martínez, el haber generado un gabinete paritario por primera vez en la Intendencia, el haber duplicado el presupuesto con relación a la igualdad entre hombres y mujeres, el haber duplicado el presupuesto de la Intendencia de Montevideo en lo que tiene que ver con la violencia basada en género, el compromiso ineludible de que el Consejo de Ministros va a ser paritario y que van a existir los fondos para financiar de manera completa la Ley Integral de Violencia Basada en Género. Dentro de ese marco y de una cantidad de medidas, por ejemplo que se va a más que duplicar el número de tobilleras que va a haber en nuestro país, porque hasta ahora, salvo en un lamentable caso, está demostrando ser el instrumento más seguro para evitar los femicidios. Dentro de ese marco, fue una idea que surgió entre los jóvenes del FA que decían que una cosa que diferencia claramente a los hombres de las mujeres es el hecho de que las mujeres tienen el ciclo menstrual y que eso implica determinados gastos que para algunas familias pueden ser totalmente secundarios, pero para otras pueden llegar a ser importantes, sobre todo vinculado con la feminización de la pobreza. En ese marco es una medida simbólica.

EC —Pero vio que cayó rara esa medida en algunos sectores. Pienso por ejemplo en la reacción de Richard Read, exdirigente sindical alineado con el FA generalmente, que dijo “me parece una falta de respeto a la inteligencia de la gente”.

RM —Sí, un hombre. Muchas veces a los hombres nos cuesta darnos cuenta de que vivimos en una sociedad patriarcal y no entendemos algunas cosas de sensibilidad femenina porque están impuestas las nuestras. Eso dijo Richard Read, otra cantidad de mujeres se quedaron muy contentas.

EC —La otra reacción que hubo es por qué no se ejecutó ahora, en este gobierno, por qué se plantea en el último momento de la campaña. Por ahí vino otra parte del debate.

RM —Es lo mismo de siempre, un gobierno empieza y termina y después viene otro. No es lo mismo, no va a ser lo mismo, por más respeto y valoración que existe dentro del FA hacia los dos presidentes que hemos tenido, Tabaré Vázquez y Pepe Mujica, el gobierno de Martínez va a tener otros énfasis, y cosas que para el actual gobierno son prioritarias tal vez para Daniel Martínez no lo sean de la misma manera y viceversa. Si no fuera así, ¿para qué votamos, para qué elegimos nuevos equipos, para qué elegimos nuevos gobernantes? Si la continuidad implica que hay que hacer exactamente las mismas cosas que se venían haciendo, entonces no tiene sentido la democracia. Daniel Martínez trae nuevas iniciativas, nuevas ideas para alcanzar los objetivos que se quieren lograr.

EC —Volvemos a conversar después de las elecciones.

RM —Muchas gracias. Y ojalá que todos escuchemos el editorial que hiciste antes de esta entrevista, la importancia de que valoremos el país en el que vivimos. A veces nos quejamos mucho, y está bien, está bárbaro que nos quejemos, pero también que valoremos el país en el que vivimos, comparado fundamentalmente con muchas cosas que pasan, no solamente en la región, sino también en otros países que a veces tomamos como referencia.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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