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Entrevista del lunes 11 de noviembre de 2019: Graciela Villar

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EC —Graciela Villar integró en su momento la Unión de Juventudes Comunistas, estuvo presa en años de la dictadura y luego se exilió en la República Argentina. Militó después en la Federación Uruguaya de la Salud. Y políticamente recién en el año 2000 se integró a AU, o sea que tuvo un período sin actividad dentro de los sectores del Frente. Fue edila departamental suplente de 2000 a 2015, asumió como edila titular en 2015 y presidió la Junta Departamental de Montevideo en 2017. A comienzos de 2019 abandonó AU para apoyar la precandidatura de Mario Bergara.

Hoy entonces, si hay que ubicarla dentro del tablero del Frente, ¿dónde está?

GV —Sigo siendo seregnista, estoy en el espacio construido con Mario Bergara y los grupos que nos sumamos a él, Fuerza Renovadora. Ese es mi espacio político formal, fuera de mi rol de vicepresidenta y compañera de Daniel Martínez en esta gesta.

EC —¿Ha recompuesto su vínculo con Astori? Porque cuando usted se fue de AU, cuando apoyó a Bergara, hubo roces. Vi que el otro día cuando se produjeron estas presentaciones de potenciales ministros se saludaron los dos.

GV —Sí, sí. Tengo un enorme respeto por Danilo Astori, creo que es un capital político para la izquierda uruguaya. Mi desvinculación de AU tuvo más que ver con un proceso de renovación de liderazgo en el propio espacio seregnista que con discrepancias de fondo desde el punto de vista político. Y por supuesto, estamos subsanados. El respeto es mutuo.

 

***

EC —Volvemos al tema de cómo hace campaña el Frente. A nivel general, el discurso viene por el lado de que hay que conservar los derechos logrados en estos 15 años de gobiernos de izquierda: desde la nueva generación de derechos, así llamada, hasta las conquistas salariales, por ejemplo. ¿Efectivamente ese es el centro?

GV —En mi discurso y la perspectiva de Daniel, va mucho más allá de ello. Hay una construcción de 15 años de un gobierno del Frente que ha marcado un rumbo de crecimiento del país, que ha posicionado a Uruguay en el mundo como una democracia realmente sólida. Y desde el punto de vista económico también, es un mercado apetecible para las inversiones porque da garantías jurídicas y políticas al respecto. Es una construcción que se ha venido haciendo, un desacople de la región que hoy permite que Uruguay no zozobre ante el impacto de lo que pasa en la región, si bien nos preocupa y ello puede tener una ascendencia. Una apertura al mundo en más de 140 mercados, que hoy son parte de este proceso de crecimiento al que apostamos. Es decir, Uruguay ha desarrollado, además de las políticas internas de crecimiento con inclusión y distribución, una política de Estado que hoy lo posiciona y que muchos de los invitados internacionales que han venido a esta mesa reconocen. Por ejemplo, el haber disminuido la brecha digital, el Plan Ceibal, el Plan Ibirapitá, la descentralización de la Udelar, la creación de las universidades tecnológicas en el interior. Por ejemplo, la UTEC de Durazno ha sido catalogada como de primer mundo por los laboratorios y los desarrollos que se están haciendo allí; la mayoría de esos jóvenes del interior no habrían tenido la posibilidad de trasladarse a Montevideo para hacer una tecnicatura terciaria de este nivel. Uruguay ha desarrollado una base muy importante que tiene que ver con seguir avanzando en ese rumbo de crecimiento con distribución, de formación y capacitación de la gente para un mundo que cada vez es más competitivo y desafiante.

EC —Ese es el planteo global.

GV —El planteo global: la construcción de este país, que además trajo como consecuencia de ese crecimiento con inclusión la posibilidad de incluir una agenda de derechos que hoy visibiliza a sectores de la población que han sido históricamente marginados y golpeados. Y visibiliza también un crecimiento real del salario de 55 %, porque la mejor política social que podemos desarrollar es el tema del trabajo. Los 300.000 puestos de trabajo que se generaron no son un cuento chino, son parte de una realidad, aun teniendo hoy la preocupación de tener un 9 % de desocupación, algo que nos preocupa y nos ocupa. Tenemos síntomas muy claros de reconocimiento internacional de un país que está de pie de frente al futuro. Y esas bases han sido parte de un ahincado proceso del gobierno del FA. Con todos los defectos y autocríticas que nos tenemos que hacer por las cosas que no hemos llegado a hacer bien, con las cosas que nos tenemos que replantear y con la generación de una nueva agenda ante problemas nuevos que han aparecido en la sociedad.

EC —Con respecto a los derechos, ustedes enfatizan que están en riesgo, que si triunfa Lacalle Pou pueden perderse. ¿Por qué?

GV —Hay una agenda de derechos que todo el espectro político, incluida la oposición en esta asociación de hoy, se ha comprometido a mantener.

EC —Justamente, en el documento que se presentó la semana pasada, Compromiso por el país, el de los cinco partidos de la oposición, se establece claramente que la agenda de derechos no se toca, “mantener la legislación vigente”.

GV —Eso me congratula, porque había habido discursos u opiniones que generaban muchas dudas sobre el respeto de esa agenda de derechos. Creo que el reconocimiento público le hace bien al sistema político en general y a la democracia. Sobre la discusión del entorno de cómo vemos como una política distributiva de primera generación los consejos de salarios, ahí hay matices que han sido producto de los debates públicos que se han venido generando y las opiniones de algunos de los integrantes de la coalición.

EC —El documento también enfatiza “los consejos de salarios se mantienen”. Se van a ajustar, va a haber cambios, pero se mantienen, la herramienta no se toca tampoco.

GV —Los contenidos de la declaración de este acuerdo todavía no están explicitados. Cuando los tengamos vamos a dar opinión más seriamente. Lo que sí le podemos decir a la población es cuál ha sido el criterio del desarrollo de los consejos de salarios como instrumento de crecimiento del salario como parte de una negociación colectiva que es garantista tanto para los empresarios como para los trabajadores. Pero que además han dado la posibilidad de incluir en esos acuerdos no solamente los temas salariales, sino los que tienen que ver con la agenda de derechos, con el acoso laboral, el acoso sexual, con un montón de cuestiones que han mejorado la calidad y la convivencia en las instituciones y en las empresas donde estos se aplican. Los consejos de salarios tienen un universo mayor, incluso aportes para instituciones educativas o aportes para alimentación o primas por transporte. Es decir, han tenido una globalidad. Esa es la concepción del FA y lo que el FA ha puesto al servicio de los trabajadores actuando como un Estado participante. Lo que está en el otro escenario por ahora tiene un gran signo de interrogación porque no hay mayor profundización en algunos datos.

EC —¿Eso del signo de interrogación no es empezar a apelar, como en tantos otros frentes, a los “cucos”?

GV —No; yo me baso en lo que nosotros hemos dado en este proceso, en lo que hemos peleado por tener y en lo que hemos construido. No puedo hablar por los demás cuando se habla de consejos de salarios y no se dice cuándo, se plantean modificaciones. Ahí hay una incertidumbre. Y no es un cuco.

EC —Ustedes también hablan de riesgos con las políticas sociales. Y si voy al documento Compromiso por el país, por ejemplo al capítulo referido al gasto público, allí se señala: “Identificar y aprovechar oportunidades de ahorro en el gasto público sin afectar las prestaciones en el área social. Aspiramos a un Estado activo, no prescindente, en apoyo de los más vulnerables”.

GV —Estamos de acuerdo en que el Estado no puede ser prescindente, el Estado tiene que participar y actuar con políticas públicas que cambien la realidad de la gente, es su obligación. Pero del otro lado no sabemos cómo lo van a hacer. Está planteado un recorte, por lo menos desde el discurso, de al menos mil millones de dólares. Eso ha sido expresado formalmente, nosotros queremos que se nos diga cómo y cuándo. Es lo que tiene que decirle a la población. Para mí eso se manifiesta en el plano de las incertidumbres.

EC —Por último y a propósito de la oposición, en las “tres cartas un país”, que han estado distribuyendo las Redes Frenteamplistas, una de las advertencias es que un gobierno de Lacalle Pou tendrá “impunidad asegurada para los violadores de los derechos humanos”. ¿Usted también está manejando ese argumento?

GV —No, la carta que se está manejando no es oficial del FA. Yo no estoy hablando de ese tema, yo parto del compromiso que hicieron los actores políticos de seguir avanzando en el tema de verdad y justicia y en el tema de los derechos humanos. Ese compromiso fue público, nos reunimos todos con Familiares e hicimos ese compromiso.

EC —Llama la atención que se señale esto porque no está claro de dónde sale lo de “impunidad asegurada para violadores de los derechos humanos”.

GV —El compromiso de todo el espectro político uruguayo ha sido seguir avanzando. Es más, la creación de la Fiscalía de Derechos Humanos tiene que ver con el tema de verdad y justicia, seguir procesando eso, el compromiso ha sido ese. Por lo menos ese ha sido el compromiso en estos eventos, en los que yo he participado.

EC —Así que usted no maneja ese argumento.

GV —No, no corresponde.

***

EC —Volviendo a la propuesta, más allá de las advertencias o los signos de interrogación que ustedes plantean sobre lo que podría implicar un gobierno de Lacalle Pou, hay un largo documento con bases programáticas que fue aprobado por el Congreso Nacional del FA a fines del año pasado. Después de las elecciones internas, cuando Daniel Martínez se consagró como candidato presidencial, presentó algunos documentos breves con lineamientos concretos en economía y desarrollo, seguridad pública, educación, etcétera. Ahora, rumbo al balotaje, ¿hay un nuevo documento programático redactado de manera especial?

GV —No; hay énfasis programáticos que se toman del programa del FA, en la propuesta de las medidas de gobierno se hace énfasis en determinados aspectos.

EC —Básicamente son los anuncios de Martínez antes del 27 de octubre.

GV —Sí, se sigue trabajando en los ejes temáticos que se habían definido, que tienen que ver con las cuestiones de seguridad, con los temas de educación, vivienda, etcétera, todos los temas que van a hacer a la gran política del gobierno y los énfasis que Daniel propone darles en esta etapa.

EC —¿Se va a presentar un documento ordenado con todas esas propuestas?

GV —Sí, Daniel ha venido presentando una a una las propuestas y se van a compendiar, pero cada una de ellas ha sido presentada públicamente.

EC —Después ustedes hablan de que el FA ofrece certeza, estabilidad. ¿Ese sí es un argumento que usted maneja?

GV —Sí, certezas y estabilidad. Es más, la presentación de una parte del equipo de gobierno que va a respaldar al compañero Daniel Martínez tiene que ver con eso: garantía de certezas y de un rumbo que está definido hacia el crecimiento con inclusión.

EC —¿Cómo se siente haciendo ese tipo de planteos? Se lo pregunto porque se parece a los argumentos de campaña del PC cuando era desafiado por el FA en las elecciones de 1994 o 1999.

GV —Creo que es distinto. El Uruguay de las certezas es lo que dijimos hoy, el crecimiento con inclusión, el reconocimiento internacional, su apertura al mundo, el desarrollo de la educación y su descentralización. El Uruguay hoy tiene muchas cosas para mostrar, es un país que realmente no se ha rezagado ni en la región ni el mundo, somos bien vistos porque hemos trabajado en esa dirección. El desarrollo de políticas y un Estado potente participando, pero también el sistema político nuestro hoy –en esto que hablábamos hoy de lo que está pasando en la región– tiene la doble obligación de ser un sostén de la democracia y que el respeto de los partidos y los actores políticos siga generando las gobernabilidades necesarias para seguir avanzando. Ese es el diferencial que Uruguay puede mostrar hoy en una región tan convulsionada y adolorida.

Entonces generamos incertidumbres porque tenemos una visión distinta, porque también está en debate cuál es el rol del Estado, cuando hablamos de correr lo de la negociación salarial, de recortar el gasto del Estado, de qué estamos hablando, cuáles son las áreas más sensibles que deben ser profundizadas y avanzando. Es decir, tenemos incertidumbres, sinceramente. Se van a ir despejando con los días, está bien, pero Daniel Martínez ha puesto las propuestas arriba de la mesa. Se podrá tener matices u opiniones, discrepar o tener visiones diferentes, que es legítimo, es parte del juego de la democracia, pero sin lugar a dudas el 24 se define entre dos rumbos de país distintos, con acentos distintos.

EC —Ahora, ¿cómo asegura el FA eso de la certeza, eso de la estabilidad, si no va a tener mayoría propia en el Parlamento?

GV —El marco de la gobernabilidad es el desafío de los partidos que van a estar en el Parlamento. Vamos a tratar de coordinar, de negociar y de llegar a puntos que no pongan de rehén la posibilidad de que el país siga avanzando en líneas que serán acordadas y negociadas. Serán en bloque o serán individuales, pero es el desafío que tenemos.

EC —Pero ¿no se corre el riesgo, si Martínez es elegido, de un gobierno trabado, de un gobierno bloqueado?

GV —El mensaje de lo que estamos viendo a nuestro alrededor es que los gobiernos trabados hacen víctimas a sus pueblos de sus ineficiencias. Entonces creo que si Uruguay hoy tiene que poner a prueba que realmente somos un ejemplo para el mundo, el desafío va a ser buscar los acuerdos y los consensos que nos permitan que Uruguay no quede trabado.

EC —Eso, entonces, implica pasarle la pelota a la futura oposición, suponiendo que el FA vuelva al gobierno. Usted dice que todo dependerá de cómo reaccionen el PN, el PC, CA. ¿Es eso?

GV —Va a ser parte de la negociación que vamos a tener que hacer en forma colectiva. Porque la llave de la mayoría de una asociación no las tiene el herrerismo, eso es clarísimo. ¿Es verdad? Y pensar en un escenario diferente, gobernar sin el 40 % de la población representada por el FA –lo más que se avance ahora, que estamos convencidos que vamos a seguir creciendo– es impensable. Los protagonistas del escenario que se avecina somos todos.

EC —En un caso y en el otro, dice usted.

GV —En un caso y en el otro. Por lo tanto, la responsabilidad del sistema político será buscar los caminos de acuerdo que permitan que el Uruguay no se tranque, sino que avance.

EC —Buena parte de las políticas que procure llevar a cabo el FA si es de nuevo gobierno requerirá leyes, y esas leyes no serán viables tal cual las redacte el Poder Ejecutivo, por lo que mencionábamos recién, porque el FA no va a contar con mayoría parlamentaria propia, apenas tiene 40 % en el Parlamento. El FA se va a ver obligado a negociar con blancos, colorados, cabildantes, independientes, PERI. O sea que el programa del FA, estas bases que ustedes están comunicando, no será realidad, no se va a poder ejecutar así, va a haber que cambiarlo.

GV —La democracia tiene estos desafíos y nosotros estamos dispuestos a abordarlos. De la misma forma que hoy se quieren menoscabar las posibilidades de las mayorías parlamentarias, en un escenario hoy de ganador otros las reivindican como una virtud. La democracia tiene esos juegos, a esos juegos nos vamos a tener que adecuar, tenemos que apostar al diálogo y a buscar las negociaciones que le sirvan al país. Nadie va a salir puro de esta batalla, lo que importa es la garantía del sistema democrático y dar señales claras a la población de que la política es el arte de la negociación y la búsqueda de acuerdos. Por eso apostamos a ella.

EC —Pero justamente, si nos atenemos y nos plantamos ante esa real politik, ahora en campaña lo máximo que ustedes pueden prometer es que van a impulsar cierta orientación de las políticas.

GV —Vamos a mantener el rumbo.

EC —Cierta orientación, pero no pueden prometer tal medida o tal otra, tal instrumento o tal otro, porque para buena parte de ellos requerirán votos de la oposición que les va a pedir cambios.

GV —En primer lugar vamos a mantener el rumbo que tiene que ver con el desarrollo de un país que siga creciendo con las inversiones que además ya tenemos a la vuelta de la esquina y que van a ser de un impacto muy favorable para toda la población. Vamos a seguir avanzando en esa dirección.

EC —Claro, pero por ejemplo, para votar la ley de presupuesto van a necesitar votos de la oposición.

GV —Exactamente, vamos a negociar con la oposición esa ley de presupuesto y vamos a tratar de mantener los acentos que nos parece que son los relevantes, porque si Daniel es el presidente es porque tuvo el respaldo de la población para mantener el rumbo. En ese escenario vamos a jugar.

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