EnPerspectiva.uy

Entrevista del lunes 12 de agosto de 2019: Pablo da Silveira

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

EC —Como ya mencionamos, un altísimo porcentaje del texto del programa único del PN viene del programa de Lacalle Pou en la previa a las internas. Pero hay una ausencia que golpea los ojos: en los títulos de los capítulos desaparece la palabra shock que Todos utilizó antes del 30 de junio. En aquel momento se planteaban cinco shocks: de austeridad, de competitividad, de seguridad, social, y de conocimiento y cultura. ¿Por qué no está ese término?

P da S —Porque no todos los sectores se sentían cómodos con esa elección de palabras. Porque como todas las palabras, puede ser leía de diferentes maneras. Nosotros habíamos elegido la palabra shocks para transmitir algo que nos preocupa mucho, que es el sentido de urgencia, el sentido de que el tiempo nos juega en contra, de que dejar pasar el tiempo sin buscar soluciones de fondo tiene costos muy altos. Si nos tomamos seis años para encontrar soluciones a los problemas de la enseñanza, es el tiempo en que un chico tiene que haber cursado toda primaria o toda secundaria, es demasiado tiempo.

EC —En el Frente Amplio (FA) se aprovechó ese término como señal de que lo que se venía eran políticas neoliberales.

P da S —El FA a todo lo que no le gusta lo llama neoliberal, no me preocupo mucho por eso. Del mismo modo que para el FA todo el que no vota al FA es de derecha. Son maneras que cada colectividad tiene de usar las palabras.

EC —Pero esa acusación, esa denuncia, ¿no está en el fondo detrás de esa inquietud que le manifestaron dirigentes de otros partidos, como que no era oportuno, no era adecuado, era riesgoso usar esa terminología?

P da S —No, no fue eso. Algunos compañeros de partido pensaban que la palabra shock transmitía la idea de querer cambiarlo todo a la vez y que eso generaba incertidumbre y podía generar dudas acerca de la posibilidad de llevar adelante un programa de gobierno de esa naturaleza. Y como esta elaboración de programa común se hizo en un clima de mucha cordialidad, de mucha cooperación, en una intención compartida de construcción de partido, no tuvimos ningún problema en ceder: si esa palabra los pone incómodos la sacamos. Para nosotros es mucho más importante que todos los candidatos y todos los sectores del PN se sientan cómodos defendiendo este programa que mantener una palabra que era nuestra porque nosotros la elegimos. Por eso desapareció.

EC —Tampoco se insiste con otro concepto del programa de Todos Hacia Delante, aquel de “un gobierno para evolucionar”. No se habla de eso.

P da S —La palabra evolucionar había quedado con la marca del sector Todos, de hecho había habido alguna discusión y alguna crítica de otros dirigentes del partido acerca del concepto.

EC —Era una crítica diametralmente opuesta a la anterior que venía mencionando, se señalaba que cuando el PN asumiera el gobierno había que cambiar mucho, no evolucionar simplemente.

P da S —Como sea. A nosotros nos importaba transmitir nuestra voluntad de hacer esto en clave de partido, de ceder lo que hubiera que ceder, dentro de lo que es razonable ceder, para que todo el mundo se sintiera cómodo. Y nos pareció que era como un abuso mantener el título “evolucionar” cuando había estado tan claramente identificado con un sector que había competido en las elecciones internas, no importaba que ese sector hubiera ganado, no queríamos quedar en una posición de prepotencia ni un solo instante. No es que reculamos, no es que concedimos a disgusto; con todo gusto abandonamos esas palabras.

EC —Ahora se habla de un gobierno “de compromiso con el país”.

P da S —Efectivamente.

EC —¿Con qué país? Medidas, propuestas, instrumentos, ¿para qué? Para que al país, al Uruguay, le pase ¿qué cosa?

P da S —Para un país que crezca en libertad, un país que genere justicia social genuina, que apunte a la autonomía de las personas y a la capacidad de las personas de estar al timón de sus propias vidas. Para un país que vuelva a hacer de la educación una gran fábrica de igualdad de oportunidades, en lugar de lo que tenemos hoy, que es una educación que reproduce y en algunos casos aumenta las desigualdades. Un país que crea que lo jurídico está por encima de lo político y proteja y defienda sus instituciones. Un país que no le tenga miedo al mundo, que no se encierre en un rinconcito, que salga a comerciar con todos y que salga a buscar espacios en este planeta, cada vez más global, que sí, es verdad, está lleno de amenazas, pero también de oportunidades.

EC —Y desde el punto de vista productivo, un país que tenga ¿qué rumbo?

P da S —Un país que apueste, como tienen que apostar los países, a la diversidad productiva. Que por supuesto apueste al agro, que hoy está muy trabado y con inmensas dificultades. Que apueste al desarrollo del turismo, que apueste al desarrollo de los servicios, que apueste al desarrollo de la tecnología. Que apueste al desarrollo –para nosotros este tema es enormemente importante– de las micro, pequeñas y medianas empresas. No hay que olvidar que las micro, pequeñas y medianas empresas emplean a dos de cada tres trabajadores del sector privado, y hoy están muy trabadas, con enormes dificultades, agobiadas por impuestos, por tarifas, por normas que no tienen en cuenta su realidad. Un ejemplo que aparece en nuestras medidas: si usted crea una microempresa OSE le va a cobrar la tarifa comercial, eso significa que va a pasar a pagar muchísimo más de agua que un hogar. Pero si su empresa es de informática, probablemente usted gaste mucho menos agua que un núcleo familiar, sin embargo va a estar pagando varias veces más. Para las microempresas, que están siempre sobre la línea de flotación, la acumulación de este tipo de normas, poco pensadas, hechas desde la generalidad de un escritorio, sin tener en cuenta las particularidades que uno encuentra en el terreno, todas esas son amenazas muy serias.

EC —Le preguntaba qué rumbo productivo, pensando por ejemplo en lo que Álvaro García, director de la OPP (Oficina de Planeamiento y Presupuesto), mencionaba ayer en una entrevista con el diario El País, y lo había mencionado acá en algún reportaje. García anuncia que se va a presentar en pocos días la Estrategia Nacional de Desarrollo, que incluye seis complejos productivos para el Uruguay en adelante: la vía economía en general, la bioeconomía forestal celulosa, las tecnologías de la información y la comunicación, las industrias creativas, el turismo y las energías renovables; “queremos congeniar esas visiones”, decía. ¿Ustedes coinciden en ese rumbo?

P da S —¿Por qué no lo hicieron antes? Están terminando 15 años de gobierno y les llevó 15 años, por ejemplo, darse cuenta de que la producción forestal y celulósica es importante. No hay que olvidar que el FA se opuso a todo eso; se opuso a la Ley Forestal, se opuso a la instalación de las primeras papeleras. Le llevó 15 años darse cuenta de que eso es importante, 15 años de gobierno. Entonces es un poco asombroso que algunas figuras que han estado todo este tiempo en cargos de enorme responsabilidad hablen como si no tuvieran nada que ver con lo que pasó en estos 15 años. Quince años de oportunidades perdidas, con precios internacionales de ópera, muy favorables al Uruguay, con mayorías absolutas en el Parlamento. Mi pregunta a cada una de esas propuestas es: está muy bien, ¿por qué no lo hicieron antes?

EC —Pero ese conjunto, ese rumbo, ¿es compartido?

P da S —Habría que mirar caso a caso, pero muchas de esas cosas obviamente son compartidas. Por ejemplo, el tema de desarrollar el turismo es enormemente importante, nosotros tenemos muchísimas propuestas en esa materia. Una de las cosas que hay que hacer es desestacionalizar la industria turística. Tenemos un verano corto, no puede ser que la inmensa mayoría de los ingresos por turismo se generen en esas pocas semanas.

Comentarios