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Entrevista del miércoles 30 de octubre de 2019: José Mujica

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EC —Yo le preguntaba cómo hace Daniel Martínez, si puede remontar. El FA obtuvo 39 % el domingo pasado, y si sumamos PN, más Partido Colorado (PC), más CA, ahí no más ya estamos en 50, y todavía se podría agregar alguno de los partidos chicos de la oposición. ¿Entonces?

JM —Sí, desde el punto de vista matemático acepto que es complicado, es difícil, pero desde el punto de vista histórico la cosa no es matemática ni es lineal, no lo ha sido nunca. Si no, hay cosas que son inexplicables. El creer que la gente, por la posición de sus líderes, sigue con el voto así nomás choca con la realidad. La realidad misma presente: ningún candidato a la Presidencia apoyaba la reforma constitucional y ella logró 47 %. Quiere decir que la gente hizo lo que le pareció con el voto. Pero cuando yo fui presidente, al final mi candidatura, la decisión de asumirla fue ante esta evidencia de carácter político. Las contradicciones en el PN eran fuertes, había un margen de gente que no iba a votar al doctor Lacalle de ninguna manera y que me podía votar a mí y que a Astori no lo iba a votar. De esa percepción se llegó a esta conclusión: esos son votos dobles, porque es uno menos y es uno más a favor. Y efectivamente dio resultado. Ahora, hay un margen de gente batllista en este país que está harta de que el batllismo actúe como un furgón de cola del herrerismo. La dimensión que tiene eso no sé, no la puedo medir, estas cosas se perciben, pero que ese animal que le estoy diciendo existe, existe. Estas son las cosas que van a estar en juego.

EC —¿Esa es una parte de la pecera?

JM —Sí, claro.

EC —¿Qué otras hay? ¿Cuando usted dice que hay que apelar al ciudadano, más allá de los liderazgos? Por ejemplo, ¿usted tiene expectativas de que votos del propio PN puedan terminar acompañando a Martínez?

JM —Más de una vez ha pasado eso, ¿por qué no puede pasar de vuelta? No sé las dimensiones que puede tener, pero esas cosas pueden pasar.

EC —¿Y del lado de CA? Manini insiste: “Este es un partido del cambio, la gente nos pide cambio, esa ha sido la tónica de los mensajes cuando hemos recorrido el país”. ¿Entonces?

JM —Puede ser. Pero los que votan no todos les dicen a los dirigentes. Creo que la gente es dueña de su voto. Con esto no quiero pronosticar nada, lo que quiero decir es que hay un campo de lucha. Después veremos.

EC —Un trabajo de hormiga es el que hay que hacer, uno a uno.

JM —Es un trabajo, pero existen esas cosas. Yo he hablado con algunos dirigentes del país, sería un chiste de mal gusto decirle los nombres, pero he hablado. Esa sensación que le he dicho no es un pelotazo, es un convencimiento. Además hay gente que achaca la crisis que no puede remontar reiteradamente el PC –que fue durante un siglo el partido más importante de este país– a esa dependencia crónica que viene arrastrando. Veremos lo que pasa.

EC —Lacalle Pou ha señalado más de una vez que uno de los problemas que enfrenta Martínez es que el FA como tal, amparado en su mayoría parlamentaria en los últimos períodos, tendió pocos puentes con los otros partidos, y eso también afecta a los ciudadanos, a los simpatizantes de esos partidos.

JM —Eso tiene una parte de verdad que reconozco. No es mi actitud, pero es la actitud de muchos queridos compañeros. Por ejemplo, pudimos sacar la UTEC porque los intendentes de los partidos tradicionales del interior nos dieron una mano, si no, iba a ser difícil. Porque tuvimos la apertura de consultarlos y hablar, etcétera. Eso es cierto y a veces nos provoca problemas internos. Es cierto, aprendamos.

EC —Como que no se trabajó ante la posibilidad cierta de que llegara un momento en el que hubiera que gobernar sin mayorías parlamentarias, por ejemplo, que es el escenario que va a tener por delante Martínez si llega a ganar en la segunda vuelta.

JM —Por eso le puse la imagen, porque para fundar una universidad usted necesita una mayoría especial. Creo que además, triunfe quien triunfe, no se puede ni se debe aceptar el dibujo que se está planteando como una cosa definitiva en la historia del Uruguay, porque es venenoso: medio país contra medio país. Este punto de que todos se juntan y el programa que tienen en común es derrotar al FA no es para nada constructivo. Y en nosotros significa que tiene que haber otro grado de apertura, porque ahora vamos a tener un Parlamento enredado. La democracia parlamentaria exige capacidad de negociación y negociar significa que cedo algo para que tú cedas algo. No tiene vuelta.

EC —Recién hablábamos de cómo captar votos, de ciudadanos que puedan desentenderse de los posicionamientos de sus líderes y terminar acompañando a Martínez. Pero un punto delicado quizás, puede ocurrir o no, no sé, en este debate que viene es en qué condiciones va a gobernar Martínez si resulta elegido. Del lado de la oposición le van a estar diciendo en estos días, sobre fin de esta semana: “Acá hay una coalición, acá hay mayoría parlamentaria para que este gobierno, si sale, sea eficiente y productivo. Y ahí tienen a Martínez, con 40 % nada más en el Parlamento, no tiene facilidades, va a andar a los tropezones”. ¿Qué responde sobre ese aspecto?

JM —Eventualmente vamos a elegir un presidente que tiene el 30 % de votos directos, los demás son prestados, estarán o no estarán. Yo qué sé, hay mucha incertidumbre hacia delante. Va a depender de la capacidad que tengamos los hombres de negociar. Hay cosas que son realmente insondables, pero es una etapa que tiene el Uruguay. Y con un telón de fondo: la situación del mundo. A veces veo que en el Uruguay no nos damos cuenta de que somos un borroncito, una esquinita, que Montevideo es la capital más al sur del mundo y que estamos determinados o muy tocados por cosas en las que no podemos influir. Necesitamos mantener, a pesar de todas las diferencias, un nosotros común, porque de lo contrario vamos a andar bastante mal.

EC —Hablábamos de los puntos delicados, de los desafíos que tiene por delante la campaña de la fórmula Martínez-Villar rumbo a la segunda vuelta. Le pregunto, a partir de su experiencia, su vieja experiencia política: ¿qué tipo de campaña tiene que hacer? Usted dijo el lunes en una entrevista en Subrayado que iba a presentarle al comando de Martínez una propuesta de campaña. ¿A qué se refería?

JM —Todavía no tengo balance de lo que pasó en esas reuniones, la llevaron los compañeros. No le voy a decir lo que propuse, porque no sé lo que aceptarán y todo lo demás. Estoy en mi casa, no me he reunido con mis compañeros, planteé algunas ideas, no sé lo que pasó, cualquier cosa que diga estoy metiendo la pata porque no tengo información.

EC —Con los dirigentes del MPP que fueron a la reunión del comando ayer no habló todavía.

JM —No.

EC —¿De qué hablaba?, ¿de una idea de cómo hacer campaña o de propuestas programáticas concretas que el FA debería impulsar?

JM —De cómo hacer campaña, y alguna propuesta también. Creo que van a salir algunas cosas del gobierno en el corto plazo que, cualquiera sea el gobierno, se necesita que el país desarrolle y que están en línea con cosas que en algún momento a usted le insinué.

EC —Me imagino para dónde va.

JM —Para mí hay una cosa que es sustantiva: cuando uno mira la economía del mundo, si uno promedia el crecimiento de los países, anda por el 2 %. Y cuando promedia el aumento del patrimonio anual de la economía corporativa, tanto de servicios como productiva, se encuentra por el 13, 14, 15 %. Esto marca que estamos entrando en otro mundo y que hay que empezar a registrar ese hecho, porque esa es la determinante de la globalización, más allá de las locuras de Trump o de Fulano o de Mengano. Es un dato del mundo. Me parece que hay que ubicarse frente a ese fenómeno. Pero es otro tema. Grave.

EC —Sí. ¿Y en qué se puede traducir?

JM —Yo lo resumí en alguna medida en una cosa: don José Batlle y Ordóñez decía que el Estado debía ser el escudo de los pobres. Eso era a principios del siglo pasado. Ahora me parece que el Estado debe imbricarse con toda la sociedad y debe defender ese nosotros que incluye ricos, pobres y los del medio, porque si no, en 30, 40 años la inmensa mayoría vamos a terminar trabajando para empresas transnacionales. Es un tema muy largo que supera esta entrevista.

EC —¿Estamos hablando de aquella idea que usted manejó en la entrevista anterior?

JM —Sí, claro.

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