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Entrevista del miércoles 30 de octubre de 2019: José Mujica

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EC —Tenemos algunos mensajes de los oyentes. Por ejemplo este de María Eugenia que dice: “Mujica no tuvo más remedio que sacar el as que se había guardado en la manga para las próximas elecciones. No quiso quemarlo en estas y le salió caro, por eso, ahora sí, en estas circunstancias complejas, aparece Orsi. No tuvo más remedio”. ¿Hay algo de eso?

JM —¡Yo qué sé lo que hay! La gente saca sus conclusiones, tiene todo el derecho. A mí me pareció que estaba bien en Canelones, que era mejor que se quedara en Canelones y que empollara un poco más. Pero la gente tiene derecho a sacar sus conclusiones.

EC —¿Y usted qué papel va a jugar en la campaña de acá a la segunda vuelta?

JM —Alguna vueltita daré por ahí, iré a alguna cosa.

EC —Ayer se decidió que las figuras del FA acompañen a la fórmula, que sea una cosa más colectiva.

JM —Yo voy a acompañar, donde pueda voy a acompañar y haré lo que pueda, como siempre. Yo soy militante, más que nada soy militante y estaré donde los compañeros me pidan que esté.

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EC —Hablemos del contexto, sobre todo el más cercano. ¿Qué análisis hizo de las elecciones del domingo pasado en Argentina? Ganó Alberto Fernández con Cristina Kirchner como compañera de fórmula, ganó en primera vuelta, pero no con la diferencia arrolladora con que en algún momento se había especulado. Macri terminó obteniendo una votación digna que lo deja en el futuro como líder de la oposición. ¿Entonces?

JM —Sí, eso no me preocupa tanto, lo que me preocupa es la situación de la Argentina, el agujero que tiene la Argentina. Porque desde el punto de vista de los intereses uruguayos, nunca nos va a convenir una Argentina con crisis económica, con un endeudamiento tan grande; por el contrario, cuando la Argentina anda bien, inevitablemente compra más, gasta más, vienen acá y nos quieren en pila, mucho más nos quieren los argentinos a nosotros que nosotros a ellos; es un amor no totalmente correspondido. Ese es el dato de la realidad, creo que eso va a influir en los años que vienen, porque veo que el próximo gobierno en la Argentina va a tener que aflojarles la rienda a las profesiones agropecuarias porque la pampa húmeda es la que genera recursos más rápidamente, y a su vez se va a cerrar un poco porque tiene una cantidad de industrias, de pymes semiparalizadas por la apertura y circunstancialmente sin apoyo, van a tener que garantizarles el mercado para que se reactive la economía. Creo yo. Y eso no nos va a favorecer.

EC —¿Incluso las medidas correctivas que se adopten en el próximo gobierno tendrían repercusiones negativas de este lado?

JM —Sí, porque la gente tiene dificultades con la plata. A nosotros lo que más nos importa desde el punto de vita de los servicios turísticos es que venga más esa parte de clase media que viene. Hay un sector de la Argentina al que le importan tres pepinos los costos y todo lo demás y viene, pero es minoritario. La que mueve la aguja del turismo es esa clase media que agarra el autito, hace los paquetes y viene. Esa va a estar afectada.

EC —Y en cuanto al gobierno, en cuanto a Alberto Fernández, ¿habló con él en estos días?

JM —No, hablé el día que fui, que fuimos a una universidad, hablé bastante con él y tengo un panorama claro. La relación puede ser buena y todo lo demás, pero desde el punto de vista económico no debemos esperar mucho de la Argentina en lo inmediato.

EC —Vamos a los otros países, ¿cómo está observando la serie de revueltas que vienen produciéndose por ejemplo en Ecuador, en Chile, en Bolivia? ¿Qué es eso?

JM —Yo tuve una discusión con respecto al modelo chileno. Hace por lo menos tres, cuatro años que no hay semana que no vengan tres, cuatro chilenos por mi casa, ayer mismo vinieron tres del sur. Entonces es posible que el análisis de los macronúmeros, de la macroeconomía, las estadísticas, estuviera todo muy bonito, pero había una disconformidad abajo y no se daban cuenta. Hay una situación de pésimo reparto en Chile, eso es lo que explotó. Cómo lo van a solucionar no sé, es medio caótica la salida. Los otros problemas son de naturaleza más parcial y espero que no tengan la gravedad que tiene el problema chileno.

EC —¿Cómo se explica que estén dándose casi simultáneamente todas estas situaciones delicadas?

JM —Creo que hay una parte cultural de los tiempos que nos toca vivir, de lo que le dije al principio: la gente ha optado por otros caminos, demandas, y en la época de la comunicación digital estas cosas se contagian. Y está en crisis la credibilidad en las tradiciones político-partidarias, por todos lados están cuestionadas, entonces la gente sale sin aparente organización, pero en el fondo con un motivo común. No sé cómo se puedan encauzar estos fenómenos.

EC —¿Cuánto juegan acuerdos como el Foro de San Pablo? ¿Cuánto puede tener que ver Venezuela en varias de estas revueltas?

JM —No, no creo, esa es la vieja visión conspirativa. Usted no saca las masas que salieron en Chile por el acuerdo que puede haber de unos tipos conspirativos. Es tonta ya esa visión. Ahí hay problemas mucho más de fondo.

EC —El presidente Maduro hizo algunas declaraciones públicas que daban a entender que esa era una posibilidad.

JM —Sí.

EC —¿Cómo las vio?

JM —Sí, habrá dicho, pero para mí es un disparate. ¡Qué bollo sería si fuera así! Porque tendría interlocutores, podría hablar. Es mucho más complicado esto. Y son de naturaleza distinta, porque en el caso de Ecuador hay organizaciones indígenas que están atrás, que son identificables, con las cuales se puede negociar, se puede hablar. Lo de Chile no sé con quién se habla.

EC —¿Y Uruguay está completamente al margen, completamente aparte de ese tipo de riesgos?

JM —Yo no digo nada, observo. Pienso que en el Uruguay las estructuras políticas todavía tienen cierto peso y hay un grado de concordia básica. Yo puedo hablar con gente del PN, del PN, nos vemos la cara, discutimos, tenemos relaciones, podemos tener diferencias, pero siempre tenemos la puerta abierta republicana como para concordar y acordar. Yo sé de otros países con dirigentes que ni siquiera se saludan.

EC —Esa es una parte del problema o de la solución, pero parecería que hay otra, la de que esos partidos políticos tienen que estar efectivamente en contacto, en comunicación, en sintonía con la realidad que se expresa en la gente.

JM —Sí, es cierto.

EC —Ese es un déficit en Chile, por ejemplo.

JM —Sí, es evidente que estaban de espaldas. Es increíble pero es una cosa así. A veces parecería que encerrados en la visión técnica que tenemos nos olvidamos de ese sentir de la gente. Y eso es parte de la política; la política por supuesto que no puede renunciar ni a la ciencia ni a la tecnología, pero hay una parte, una cosa que va más allá del conocimiento formal, que la coloca en el terreno del arte. Y a veces fallamos en eso.

EC —¿A los partidos uruguayos cómo los ve en ese sentido, y en especial a los del FA?

JM —Tenemos de todo en la viña del señor, a esa contradicción estamos expuestos todos. Hay que cuidarse.

Para entender esto que le dije, algún día llame al contador [Enrique] Iglesias y pídale Iglesias que le cuente las discusiones con Luis Batlle. ¡Son de antología! Cuando la variación de los cambios, después de escucharlos una hora, les dijo: “Y en qué […] ahora me pusieron la yerba”. Ahí se ve la frontera de la política.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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