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Entrevista del viernes 18 de octubre de 2019: Ramón Méndez

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EC —Estábamos hablando de proyectos de futuro. ¿Cuáles serían, por lo menos en titulares, esas otras tres o cuatro líneas?

RM —Un tema fundamental tiene que ver con lo que llamamos una nueva generación de políticas públicas. Redujimos de 40 a 8 y pico, 9 % la pobreza en nuestro país, generamos condiciones a través desde la reforma fiscal y la reforma del sistema de salud para un sistema de desarrollo humano más importante. Pero el núcleo duro que nos está faltando es muy complejo. Eso está relacionado también con el tema de la seguridad. Tenemos que avanzar con relación a la integración de la sociedad, a romper las brechas socioterritoriales que todavía existen.

EC —Sí, es un déficit importante, y la oposición carga sobre ese pendiente que se ve todos los días y nos golpea a todos. No es un asunto simplemente de país feo, es un asunto de gente, personas, una cantidad enorme de personas que viven mal.

RM —Sí, bienvenidos los partidos de la oposición que dejaron 40 % de pobreza, que generaron la enorme mayoría de los asentamientos que tenemos en el país y que efectivamente estamos teniendo dificultades para terminar de resolverlos, aunque se resolvieron 90 asentamientos y tenemos un plan para dar 20.000 soluciones de vivienda en el próximo período. Bienvenidos si están preocupados. Pero no podemos soplar y hacer botellas, tenemos que reconocer que tuvimos que dar ciertos pasos para poder avanzar ahora una nueva generación de políticas públicas. Esto quiere decir dejar de mirar en chacras, es decir, un ministerio que mira desde un lugar a la persona, otro ministerio que mira desde otro lugar, para mirar a la persona.

EC —En particular el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) necesita una reingeniería.

RM —Absolutamente, necesita una profunda reingeniería, que tiene que ver, entre otras cosas, con que tenemos un despliegue territorial importante del Estado, pero tenemos que generar una coordinación mucho mayor.

EC —Se está gastando mal, en definitiva.

RM —No, se puede gastar mejor, nunca se está gastando mal cuando uno lo que tiene es gente que está precisando apoyos.

EC —Sí, pero una de las preguntas es cuánto de ese dinero se va en el personal, en la gente, en los equipos, en los gastos de toda esa operativa y cuánto llega efectivamente a los destinatarios.

RM —Lo que puedo decir es qué es lo que hizo Daniel en la Intendencia, porque yo lo viví, yo lo acompañé. Daniel rompió realmente las chacras históricas que existían dentro de la Intendencia. Montó una oficina de Gestión de Proyectos en la cual ante un proyecto que implicaba una transformación de algo, un servicio para la comunidad, se generaba un líder de proyecto, un jefe de proyecto, con equipos transversales de los diferentes departamentos, con un análisis de riesgo, con un cronograma, con un seguimiento semanal de la evolución, con indicadores. Primero se definía claramente cuáles eran los objetivos, cuáles eran los indicadores para medir el resultado, con equipos con compromiso, con compromiso de gestión asociado a eso, con análisis de cuáles eran los actores y los riesgos previstos. Eso permitió un seguimiento de los tiempos, de los presupuestos y de los resultados –que en definitiva es lo más importante– completamente diferente. No habríamos podido hacer, como está haciendo la Intendencia, más de 100 proyectos por 500, 600 millones de dólares, que es el presupuesto de la Intendencia de todo un año. Es una cifra enorme y es un montaje tremendo.

Hubo una gestión completamente diferente, con una transversalidad diferente y eso potencia los equipos y sobre todo coloca en el centro el objetivo, y no simplemente a cada uno de los actores de manera independiente. Eso es una revolución. Y se hizo, no es que se quiera hacer, se hizo. Daniel recibió una intendencia con 7 % de déficit, no 5, 7 % de déficit y la llevó a un superávit, a pesar de que hizo obras por varios cientos de millones de dólares.

Es posible, esas son transformaciones estructurales. Daniel habla de que no quiere un Estado ni chico ni grande, ni gordo ni flaco, dice el Estado inteligente, el Estado eficaz, eficiente, el Estado dinámico, el Estado transparente, pero sobre todo al servicio de la gente. Y es posible, hoy hay técnicas, la técnica de gestión de proyectos, la técnica de evaluación. Cuando Lacalle plantea como una de sus novedades crear la agencia de evaluación, hasta tiene el mismo nombre de la AGEV, que ya existe. El asunto es potenciar eso, como se hizo en la Intendencia. Esas son revoluciones, esas son transformaciones. Así como Batlle y Ordóñez hace un siglo moldeó el Estado del siglo XX…

EC —“Un pequeño país modelo”, ¿va a utilizar la frase de Talvi?

RM —No voy a usar la frase de Talvi, pero no hay ninguna duda de que hay una cantidad de cosas de Talvi que se aproximan. Yo creo realmente que Talvi tiene una visión en algunos puntos muy diferente de la nuestra y en otros no. En quien no veo ninguna propuesta, para ser totalmente honesto, no veo esa visión –y Talvi lo dice también– es en el líder de la oposición, ahí sí no hay esa visión estratégica. Estoy hablando del PN y de Lacalle Pou, naturalmente. Lo dice el propio Talvi, no lo decimos nosotros, no lo estoy diciendo yo, lo dice la gente.

EC —¿Por qué estaba invocando a Batlle cuando lo interrumpí?

RM —Porque Batlle y Ordóñez sin duda moldeó lo que fue el Estado uruguayo del siglo XX, integró al Uruguay del siglo XX. Y ahora, no lo digo yo, lo dice Daniel, estamos convencidos todo el equipo de que tenemos las condiciones, después de 15 años de aciertos y de fracasos del FA, para moldear definitivamente el Uruguay del siglo XXI, y también para tener el Estado del siglo XXI al servicio de ese Uruguay del siglo XXI.

EC —¿Y mientras tanto? Mientras se llevan a la práctica y se concretan líneas como las que usted acaba de mencionar ahora, esa transformación de la matriz productiva, ¿mientras tanto qué pasa?

RM —Dos cosas. Primero, cuando en el año 2008 con Daniel lanzamos la transformación energética y decíamos que en el año 2015 íbamos a tener un país energético que exportaría energía y una cantidad de cosas, todo el mundo decía “pah, cómo vamos a hacer después para explicar esta promesa, están todos locos, cómo van a generar eso”. Y sí, fue posible, en muy pocos años hubo transformaciones estructurales en temas que ha liderado Daniel. Esto es posible en relativamente poco tiempo. Según el análisis que viene haciendo la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y su Dirección de Planificación, entendemos que rápidamente se van a ver resultados. Sin embargo, no quiero dejar de contestar, ¿qué pasa el año que viene?, ¿qué pasa el otro?

EC —¿Qué pasa el año que viene en materia de empleo? También podríamos hablar de seguridad pública o de educación.

RM —En seguridad pública también tenemos una cantidad de propuestas novedosas, para educación también tenemos propuestas novedosas.

EC —Lo hemos hablado con los referentes correspondientes. Pero ya que el énfasis estaba puesto y valía la pena en la transformación productiva, ¿qué pasa en el corto plazo con los problemas que hay hoy de desocupación?

RM —Hablemos de economía y de empleo. Hay tres hechos fundamentales que ya se están dando y que se van a dar en los próximos meses, sobre todo el año que viene. El primero tiene que ver con la llegada de UPM 2. UPM 2 implica 3.000 millones de dólares; para tener una idea de la fuerza laboral, van a contratar mil choferes, solo para choferes van a contratar a mil personas. Para tener una idea de los volúmenes de empleo que va a generar y el derrame que genera sobre la economía, sobre todo en una parte del país más retrasada desde el punto de vista de las capacidades laborales, incluso del desarrollo humano, de las posibilidades de desarrollo de la gente. Ese es un primer elemento.

Segundo elemento, las PPP. Los 2.000 millones de dólares y miles de puestos de trabajo que se generan en el tren, el Ferrocarril Central. El puerto que está vinculado directamente con UPM –eso no es por PPP, es una inversión directamente privada–. Los 200 centros educativos que se venían y que Daniel ya se comprometió a culminar e incluso a avanzar más en ese sentido. Y nuevas carreteras. Eso ya está, está comenzando. Esto ya genera 5.000 millones de dólares de inversión en total y 15.000 puestos de trabajo que ya están, ya está todo analizado.

Pero además, el otro hecho fundamental es que las tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos siguen bajando, y eso hace que los grandes inversores internacionales vuelvan a buscar inversiones en países seguros. Y Uruguay, más allá del cuento que quiere hacer la oposición, es un país seguro. Ya volvió a crecer la inversión extranjera directa en Uruguay, el último trimestre con relación al año anterior marcó un aumento, porque los capitales buscan los países seguros. Y ahí está la gran diferencia entre un gobierno, un líder que ya demostró que eso es posible, que tiene un plan de futuro, y un líder que tiene un voto de cuatro y que para armar una coalición con todo eso. Realmente lo que nos preguntan los inversores es cómo va a funcionar.

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