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Entrevista, jueves 10 de mayo: Juan Gómez

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EC — ¿Qué tipos de situaciones quedan abarcadas a esa realidad? ¿Ajustes cuentas, por ejemplo? ¿Algo como lo que describía recién?

JG —Sí, está el tema. El tema de la droga es un flagelo para la sociedad terrible. ¿Qué es lo que pasa? Un consumidor ingresa al consumo cada vez más, se va endeudando y ya antes las advertencias del "pagame", que supone exponer a ese deudor a que salga a hacer cualquier tropería -hablamos de hurtos, rapiñas- para conseguir el dinero para pagar, y la persona mientras tanto no pagaba, y hay muchos ejemplos de eso que recibía tres o cuatro disparos en sus miembros inferiores -en las piernas- como para decir "de advertencia". Ahora ya no son tan frecuentes esas advertencias, sino que directamente los liquidan. Ya no advertencias que uno pueda objetivizar en un ataque a la integridad de la persona.

EC — ¿A eso le llamaríamos "ajuste de cuentas"?

JG —Eso ingresa dentro de los ajustes de cuentas.

EC —…Pero eso es un conflicto entre delincuentes, porque el consumidor en principio no es un delincuente.

JG —En principio.

EC —Capaz que terminó siendo delincuente obligado por sus deudas con el distribuidor de drogas, pero en principio no es un delincuente.

JG —En principio no, pero si usted analiza el 80% de los hurtos que se produce en cualquier ciudad, verá que la gran mayoría están vinculadas con el consumo adictivo de sustancias estupefacientes.

EC —Después tenemos también en esta categoría las venganzas…

JG —Las venganzas, y ahí sí las luchas entre bandas que también existen, están individualizadas…

EC — ¿Luchas por territorios? ¿Es ese el concepto?

JG —Se dice básicamente el territorio, el lugar de venta, el establecer bocas de ventas en determinadas zonas y eso ha causado muchísimos enfrentamientos de los cuales han resultado varias muertes. En general, algo que preocupa y mucho, de personas muy jóvenes. Usted mira los números que usted me mencionó, si va al detalle fino verá de que estamos hablando de jóvenes, algunos adolescentes, otros de 18 o 20 años y muy pocos que superan la barrera de los 40 años.

EC —Muchas veces pasa, o termina pasando, que este tipo de enfrentamientos terminan abarcando a víctimas ajenas, ¿no?

JG —Ejemplos hay.

EC —Por ejemplo, que el sicario se equivoque de persona o que haya balas perdidas.

JG —Exactamente.

EC —El hecho de que el 58%, o más quizás ahora, de los homicidios tengan que ver con enfrentamientos entre delincuentes no deja a salvo a las personas que se comportan correctamente en la sociedad. Puede terminar siendo víctima igual casi que cualquiera.

JG —Lamentablemente es así y ha habido casos, y en los últimos también, un caso que impresiona como consecuencia de esas luchas. Es así.

EC — ¿Le ha tocado tratar con sicarios? Me gustaría preguntarle por esa experiencia dentro de unos minutos.

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