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Entrevista, jueves 21 de junio: Pablo Ezzatti y Leonardo Loureiro

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EC —En el primer gobierno posterior a la dictadura.

LL —Exactamente. La forma de conseguir doctorados en aquel momento fue repatriar algunos que había y quisieron volver al país; de hecho hay un indicador que mide la cantidad de doctores y másteres. Nos vas a escuchar muchas veces decir que necesitamos más gente, pero también necesitamos más gente en la parte alta de la pirámide, y cuanta más gente, mejor. Es un indicador. También es real –yendo en concreto al proceso para la construcción de un centro nacional de investigación– que cuando queremos que haya un Pasteur pero de la tecnología o que venga alguien de un centro de research, como podría ser una empresa de las grandes, que puede ser china, puede ser americana, un […] chino o un Apple, un […], un Google e instale un centro de investigación en el Uruguay lo primero que va a ver es si existe un centro nacional de investigación con el cual trabajar en conjunto. Cuando se instaló el Pasteur Uruguay existía un Clemente Estable, ya había una historia muy rica de Uruguay con el Clemente Estable, hay una historia muy rica de toda la investigación que se hace en el INIA. Eso mismo lo tenemos que tener en el sector de las tecnologías.

Como decía Pablo, siempre se ha trabajado, se ha innovado y se ha investigado. En algunos campos en que se concentró se avanzó. Si me preguntás rápido, hoy te digo que podíamos haber tenido cosas mucho antes, estamos en una buena posición, pero podíamos haber estado mucho mejor. Voy a usar un ejemplo bien concreto. Tú decías 50 años, yo soy de la generación que cumple 30 años de ingreso a la Facultad de Ingeniería de la Udelar. En el año 91 a mí ya me daban clases de procesamiento de lenguaje natural, o sea todo eso de lo que hemos hablado y se ha hablado mucho en varios programas aquí de utilizar la inteligencia artificial para el reconocimiento de texto, que una máquina logre interpretar –el famoso machine learning– lo que un humano escribe. Para que tengamos una idea, el grupo de trabajo en eso empezó por allá por los años 90, 91. Si hoy tomamos ese grupo, es un grupo bastante amplio, por suerte, 10, 15 personas, liderado por una doctora, pero a su vez se crearon varios doctorados y maestrías relacionados con ese tema. Nos llevó 25, 26 años tener un grupo consolidado en un área específica de investigación. Pero puede haber muchas áreas nuevas de investigación que estamos dejando de lado y otras que no sabemos ni que existen, la investigación es para eso mismo.

EC —¿Qué áreas de investigación podríamos haber manejado de haber existido un centro como este?

PE —Hoy en día claramente se investiga en un montón de áreas, porque estas 50 personas trabajan en distintos temas. Hay un montón de temas que hoy en día están en las empresas públicas, en los organismos y mismo en los investigadores que son de punta: ciudades inteligentes, seguridad, dinero electrónico, investigación operativa, todo lo que es inteligencia artificial son temas que hoy en día, dependiendo del grado de desarrollo de los grupos de investigación y de los esfuerzos, tienen distinto nivel de avance. Todos tienen un avance, pero el esfuerzo que podemos hacer y aquello a lo que podemos llegar no es lo que pretendemos. Nos parece que hay una oportunidad en ese tipo de temas y otros que capaz que a medida que avancemos en este ecosistema podríamos abordar de distinta forma, se abrirían puertas nuevas, principalmente pensando en el tipo de esfuerzo y de retorno que tendría. Porque estamos hablando de un esfuerzo económico bastante acotado y el retorno a nivel país es impresionante.

EC —¿Cómo es eso, Leonardo?

LL —Hoy usé el ejemplo del lenguaje natural; de esos grupos salieron dos, tres empresas que nacieron de cero y hoy están trabajando y exportando para el mundo. Estuvo acá en la mesa pasada la gente de Monkey Learn, la gente de IDATHA también. Son empresas que absorben rápidamente ese conocimiento y después se logra exportar. En ese tipo de conocimiento no es tan fácil acelerar los procesos. Nos pasa tanto en el sector de la industria que tenemos personas calificadas en el extranjero que podrían estar trabajando en el sector y no las podemos atraer, pero también hay investigadores que están en el extranjero que no atraés con proyectos de US$ 30.000, US$ 50.000 de investigación. Ahí apunta esta idea nueva y por qué tiene que haber un centro. Si tú tenés una persona que terminó su doctorado en el extranjero, que es uruguaya o de otro país y la querés atraer diciéndole “acá estamos investigando esto que es de punta”, pero además hay un presupuesto interesante para desarrollar la investigación, que no va a ser de un solo año, sino de dos, tres años, es mucho más fácil atraer y que vengan ese tipo de conocimientos. Eso enriquece por sí solo.

Una cosa muy importante es –por lo menos yo lo veo directo y 100 % relacionado– que hay un retorno directo en el caso de la tecnología de la información. A veces en las ciencias básicas es más difícil, pero yo soy defensor a muerte de la inversión en ciencias básicas. Matemática, biología y física para mí hoy son fundamentales porque son la base de las dos industrias más pujantes y que solo dependen del conocimiento. La biotecnología y la tecnología de la información lo único que necesitan es gente, y después capital. Y el capital existe, si la gente está bien formada, el capital se atrae, se generan esos ecosistemas virtuosos.

Desde el punto de vista del desarrollo, el existir centros de investigación permite que después haya un derrame en la industria y que eso después se transforme en propiedad intelectual y después se pueda exportar. Eso tiene un retorno directo. Si nosotros hoy tenemos empresas que solo se dedican a vender usando tecnología de punta, inteligencia artificial o trabajos en implementación de soluciones de alto impacto es porque existió una academia que nos permitió formarnos y hubo investigadores que nos enseñaron ese conocimiento nuevo al mismo nivel que en las universidades extranjeras.

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