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Entrevista, lunes 2 de abril: Gustavo Gallino y Matías Rodríguez

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EC —Gustavo, ¿cómo se procesó todo esto? Porque CA fue el final, pero en el medio hubo una aplicación que fue la que cosechó los datos.

GUSTAVO GALLINO (GG) —Hay que remontarse a los años 2013, 2014, cuando Aleksandr Kogan, académico de Cambridge, creo que se dio cuenta de que podía acceder a una cantidad de información muy importante y desarrolló una aplicación que era muy atractiva para los usuarios, para un uso recreativo. Era básicamente un sistema que le permitía al usuario jugar con una serie de rasgos que uno iba dando y a partir de eso le daba un test de personalidad, te devolvía algo.

EC —Se llamaba thisisyourdigitallife (TIYDL), ‘esta es tu vida digital’.

GG —Así es. Lo más importante es que la gente jugaba a algo que el Kogan después manifestó que no tenía un rigor científico ni una gran efectividad, él asume que era más una cuestión de tener a la gente ahí, que pudiera volcar sus datos y a partir de esa concesión de datos ver qué había en los perfiles de esos usuarios.

EC —Invitaba a la gente a que aportara una cantidad de información sobre sí misma.

GG —Al momento de acceder a la aplicación el usuario ya estaba concediendo un montón de información. No era solamente la información que el usuario podía brindar durante el juego, sino la información que el usuario ya traía de todo su perfil, porque en aquel momento Facebook tenía una libertad demasiado grande para que aplicaciones de terceros como esta pudiesen ingresar al sistema y sustraer información. A partir de eso se genera esa popularidad, esa cantidad, esos 230.000 o más usuarios que acceden a esa aplicación, y como la aplicación permitía además conocer la información de los amigos de esos usuarios, se abre y se genera la cantidad que mencionábamos, 50 millones de datos de usuarios. Ahí comienza el problema en este caso.

EC —A través de esa aplicación llegaba a este equipo de Aleksandr Kogan no solamente la información del que se había anotado, del que estaba “jugando” con esa aplicación, sino también la información de sus amigos, que esa persona había autorizado que llegara.

GG —Exactamente, y de una forma en aquel momento bastante amplia. Hoy es solamente una lista, el que accede a la información puede ver nombres, pero en aquel momento podía ver más cosas de las que está viendo ahora. Ahí empieza a gestarse el gran problema del que se está hablando ahora.

EC —Aleksandr Kogan obtiene una fenomenal base de datos y la vende o la pasa a CA, no sabemos.

GG —Él forma parte de una organización que es una subsidiaria de CA, con lo cual está todavía en tela de juicio cómo es el vínculo, si hay una venta, si hay un traspaso, todavía no está del todo claro. Pero creo que a nadie le quedan dudas de que esa información pasa a manos de CA para otros fines que no tienen nada que ver con esta aplicación, con este juego y con los fines comerciales de los que se estaba hablando en este caso.

EC —Si nos ponemos crudos, acá hay una responsabilidad de cada uno de los que participaron en este “jueguito”, porque, conscientemente o no, metieron en el baile a todos sus amigos de Facebook.

GG —Sí, hay una responsabilidad individual, sin duda. Matías aclarará lo legal, yo hablo desde el punto de vista de cómo se comporta el usuario, cómo es consciente o no de lo que está enfrentando. Sin duda hay ahí un terreno de responsabilidad, y después está el terreno de responsabilidad de los demás que intervienen para ofrecerte garantías de que lo que estás haciendo está dentro de un marco de seguridad, porque convengamos en que todos participamos en determinadas redes sociales con un acuerdo prestablecido grande, que uno no lee, que uno acepta de forma tácita. Facebook en 2010 genera Platform, que es lo que les da lugar a estas aplicaciones de terceros, que son miles, que en algún momento estaban proliferando porque se vio que había ahí un valor comercial muy importante, que eran los datos de los usuarios, y muchos usuarios carecían de información a la hora de enfrentarse a eso, de entender qué significaba para ellos estar utilizando una aplicación. Si hoy preguntás, la respuesta de mucha gente es “esto es de Facebook, yo uso Facebook y no me pongo a pensar mucho quién habrá hecho esta aplicación, con qué fin”. Entonces ahí hay una cuestión también de información, de darle garantías al usuario que parece haber sido mínima. Y tiene sentido si vemos qué negocio hay atrás.

EC —Parece bastante claro entonces que TIYDL, Aleksandr Kogan, este sí engañó a la gente, engañó a los usuarios porque les habló de un estudio de características académicas y lo que estaba haciendo era quedarse con sus datos para traficarlos.

MR —Es un tema de narrativa, cada vez es más importante la narrativa. Yo coincido totalmente con los hechos que cuenta Gustavo, sin embargo no dejo de pensar que todo esto es una no noticia. Aclaro que no soy usuario de Facebook, un par de veces me he hecho una página y nunca entro, creo que jamás en mi vida he subido nada. Pero tengo claro que todos sabemos que esos servicios que se supone que son gratis no son gratis, todos sabemos que las cinco empresas principales del negocio de internet son hoy las empresas más valiosas del mundo, todos sabemos que Zuckerberg, que el dueño de Amazon, que los grandes magnates del mundo de internet son hoy los hombres más ricos del mundo. Y recalco hombres, son todos hombres. Sorprendente. ¿Y cómo se hacen billonarios en dólares? Traficando con datos. Nosotros pagamos con datos, no hay nadie que no sepa.

EC —“Nosotros pagamos con datos”… De hecho pagamos con nuestros datos, lo que se supone que es gratis o lo que creemos que es gratis lo estamos pagando al suministrar información sobre nosotros mismos.

MR —Obviamente. Ese es el modelo de negocio, ese es el gran esquema que todos conocemos: esto no es gratis, en algunos servicios uno tiene la opción de pagar y nadie paga, prefiere pagar con datos.

EC —¿Ejemplo?

MR —Por ejemplo, medios de prensa que te ofrecen una suscripción, por módicas sumas, o ingresar por Facebook. Ahora en Uruguay todos los medios de prensa escrita te hacen ingresar por Facebook o Twitter o algún mecanismo, similar al de CA, que les permite obtener los permisos de Facebook. No para lo mismo, como bien señalaba Gustavo, esta fiesta de datos duró básicamente de 2010 a fines de 2014, principios de 2015, pero es la misma lógica. Pagamos con datos y esos datos obviamente tienen valor económico porque hace billonarios en dólares a los dueños de esas empresas. Entonces tenemos que ser conscientes de que no somos los clientes de Facebook, somos el producto de Facebook; de Facebook, de Google.

Hay un individuo que se llama [Dylan Karan], que es interesante ver, ha hecho toda una personalidad en las redes básicamente investigando los datos que Google y Facebook tienen de nosotros. Es muy fácil de encontrar, hace videos, está en todas las redes. Y realmente uno repite ese ejercicio y se sorprende. Yo encontré a través de mi teléfono, en Google, todos los lugares en los cuales había estado en los últimos seis o siete años, sin faltar ninguno. Encontré incluso conversaciones grabadas por error en el auto, porque estando conectado el teléfono por Bluetooth apreté sin querer uno de los botones que están en el volante, que uno no acostumbra usar. Conversaciones intrascendentes, pero estaban grabadas.

EC —¿Dónde estaban grabadas?

MR —En los servidores de Google.

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