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Entrevista, lunes 30 de abril: Gabriel Oddone y Julio César Lestido

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EC —Está bien esa puntualización, porque cuando hablamos de e-commerce hay dos posibilidades, y acá mismo dentro del país tenemos mucho comercio electrónico corriendo. Pero no es en el e-commerce local que está la inquietud, sino en el transfronterizo.

GO —La pregunta que motivó este trabajo fue estudiar el e-commerce transfronterizo y por eso se concentró en este régimen. Pero vale la pena aclarar que este crecimiento de 20 % anual de los últimos cinco años es el crecimiento global, en el que el e-commerce transfronterizo es apenas el 7 % del total. Hay una larga lista de países que concentran el 60 % del total de compras online a nivel global, entre los cuales los tres principales son Estados Unidos, China y Reino Unido. Todavía es un fenómeno incipiente, pero las tendencias muestran que es de una virulencia tal que es imposible evitarlo, en todo caso lo que las regulaciones y los modelos de negocios tienen que hacer es adaptarse a esta nueva realidad que vino para quedarse.

EC —Decía más temprano una oyente: “Fanática del e-commerce, hace años que compro por internet, especialmente en Amazon. Es una opción muy valiosa para acceder a bienes a precios más razonables o simplemente poder acceder a aquellos que no están disponibles en el país”. Capaz que este es un buen punto de partida para ver, según el estudio de CPA Ferrere, cuáles son los factores que empujan a estas compras por internet en el exterior, en el caso de Uruguay por lo menos.

GO —Hay varias cosas. La primera es una tendencia del consumidor global, el consumidor moderno, que hoy lo que hace es consultar en espacios electrónicos antes de comprar. Esta es una tendencia muy generalizada, que se inicia en aspectos que tienen que ver con equipamiento de hogar, pero que hoy se traslada a la vestimenta y otras cosas. Gente que asiste a un lugar, prueba el producto y luego va a su casa y hace una compra online. Con la penetración de la tecnología, la facilidad de los dispositivos móviles, la necesidad de no esperar o no hacer una cola, todo eso sumado a la comodidad que supone la compra virtual para las personas que están todo el día con el smartphone en la mano hace que esta sea una tendencia muy muy importante. Es un factor cultural que está presente en todo el mundo.

Por otro lado, como tú señalabas, hay productos que en distintas jurisdicciones no están disponibles y sobre todo en una economía pequeña es la posibilidad de acceder a una variedad de ofertas que eventualmente no se consiguen a una velocidad más rápida y, como el estudio el estudio pone sobre la mesa, con ventajas de precios en algunos casos.

EC —¿Qué más? ¿Cuánto está jugando el valor del dólar en Uruguay?

GO —Por supuesto, el valor del dólar, en la medida en que tenemos un escenario de encarecimiento en dólares o de incremento de los salarios en dólares de las familias, es un escenario potencialmente favorable para la compra a través de estos canales. En cualquier caso eso no sería un factor tan determinante en la medida en que el producto sigue siendo importado, no importa si lo importo por el canal directo o través de un importador. O sea que es un factor que está presente, porque probablemente pone esto sobre la mesa, pero diría que los otros factores son más relevantes.

EC —¿Y el régimen tributario?

GO —Este es un tema largamente discutido. Solo para que tengamos el contexto, en Estados Unidos llevamos unas cuantas iniciativas legislativas en las cuales no ha habido un acuerdo y no ha habido un pasaje por el Congreso de un tratamiento tributario especial.

EC —¿En Estados Unidos se está discutiendo el e-commerce transfronterizo?

GO —Y transestatal. Lo que establece la legislación en Estados Unidos es que cuando se realiza una compra online solamente debe pagar impuesto a la venta el consumidor del Estado si el nexus, si la empresa que finalmente hace la venta, tiene un establecimiento o algún tipo de personal establecido allí. En ausencia de eso, hoy en día no hay tributación, por lo tanto hay una filtración o una perforación del sistema tributario en la medida en que las empresas minoristas que cobran impuestos a las ventas no están compitiendo con alguien que lo hace online y que viene de otro estado y consolida la mercadería en otro estado mientras que eso no lo está haciendo. Esto ha sido una gran discusión, en la administración Obama hubo dos iniciativas remitidas al Congreso que no recibieron aprobación.

EC —Cuando hablamos de estados ahí, son estados de Estados Unidos.

GO —Jurisdicciones estatales que tienen atribuciones fiscales independientes. Y allí hay un debate que no se ha terminado de consolidar. Si una persona que está en Miami compra una mercadería que es remitida desde el estado de Nevada, por poner un ejemplo, en la medida en que quien consolida la mercadería no tenga un nexus, no tenga un personal establecido en el estado de Florida ni un establecimiento comercial, no está pagando el impuesto a la venta. Ese es un debate que está sobre la mesa.

En la región tenemos ejemplos, Colombia y Chile son probablemente los dos países que son citados largamente. Chile introduce impuestos aduaneros, introduce IVA, y Colombia hace lo mismo, siempre y cuando los TLC que tienen firmados no lo impidan o lo restrinjan. Por lo tanto ahí hay un intento de equiparación de condiciones del producto cuando entra al país. Al mismo tiempo hay que advertir que en estos dos países los topes establecidos son bastante mayores, en Chile es de US$ 1.000 y en Colombia es de US$ 2.000, o sea que Uruguay tiene un régimen absolutamente libre impositivo pero de un monto significativamente menor. Incluso menor que el que permite el monto de compras habilitadas cuando las personas viajan al exterior, que tienen un tope anual de US$ 500 o de US$ 300 mensuales en la región. O sea que ahí hay toda una discusión de cómo adecuar esta realidad tributaria a la normativa vigente que está afectando otras actividades u otros ingresos de mercadería al país.

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