EnPerspectiva.uy

Entrevista, martes 13 de marzo: Jorge Gandini

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

EC —Al Parlamento se le destina del orden del 1 % del presupuesto nacional.

JG —El 0,9 %, y la Cámara de Diputados tiene el 0,3 %.

EC —¿Y al Parlamento en su conjunto?

JG —Un poquito menos del 1 %.

EC —Ese es un número que está fijo y que no corresponde necesariamente a una realidad, a una necesidad.

JG —Tenemos algunas cosas para hacer. Nos vamos a pelear ahora con el Poder Ejecutivo, tenemos que discutir un poco, porque el Parlamento fue haciendo un ahorro pensando en alguna inversión que tenía que hacer. En particular se pensaba comprar un edificio que está muy cerquita, la vieja casa Soler, en Agraciada y Marcelino Sosa en la esquina del Palacio…

EC —Precioso edificio.

JG —Precioso edificio. Se fue ahorrando, todos los años se ponía un dinero del propio presupuesto y se hizo un monto importante. Se resolvió no hacer esa inversión, y el Poder Ejecutivo, más allá de que tenemos el presupuesto aprobado, envía al Parlamento, como a los demás organismos, lo que se llaman los duodécimos, una partida cada 12 meses por cada mes, porque es pago de sueldos, etcétera. Pero esas partidas se van atrasando, se van incumpliendo en algunos casos, y de las 12 vienen 8, vienen 9, y el Parlamento ha tenido que ir usando de ese fondo que tenía. Pero como todo en la vida se acaba, se está acabando, ya casi no hay más, por lo tanto tendremos que conversar con el Poder Ejecutivo. Tarea que tiene que hacer primero la presidenta de la Asamblea General, la senadora Topolansky, que es la titular de la Asamblea General y además integra el Consejo de Ministros, tiene que solicitarle al Poder Ejecutivo que envíe lo que corresponde al Parlamento, más allá de que el Parlamento trate de ahorrar lo más posible. Hay un presupuesto aprobado que debe cumplirse.

Sin irme del tema, tenemos que buscar la manera de ser más eficientes. ¿Eso quiere decir gastar menos? Sí, hasta determinado punto, pero sobre todo gastar mejor. Porque se puede gastar menos dejando de hacer cosas, como el presidente cambia todos los años dejar que lo haga el que viene. Pero algunas de esas cosas no pueden esperar, hay que hacer algunas inversiones edilicias, cosas que pertenecen a la Cámara de Diputados, porque si uno las deja pasar después salen mucho más caras.

EC —¿Ejemplo?

JG —Tenemos una casa en la calle Agraciada que es la sede de la Asociación de Funcionarios, pero que es patrimonio del Parlamento y hace años se nos viene diciendo que hay que arreglarla. Es un patrimonio, es una casa muy bonita que usufructúa la Asociación de Funcionarios. Hay que ponerle unos pesos a eso, si no se nos va a caer. Son cosas menores, pero lo voy a hacer, porque hay un patrimonio importante que mantener. Es una cosa sencilla.

Hay cosas que tenemos que hacer. Hay que renovar cierto equipamiento, en las administraciones anteriores, creo que en la pasada, se hizo una inversión importante en equipamiento de imprenta, de impresiones, ahora hay realmente –yo la visité el otro día– unas máquinas que nos permiten estar al día. Bien, eso es un dinero que hay que gastar. Pero tenemos mucha cosa para mejorar en el gasto y yo estoy en esa tarea, hablando permanentemente con el equipo de compras y consultando a los legisladores para no hacer determinados gastos que tradicionalmente se podían hacer.

EC —¿Y más en general a propósito del presupuesto del Poder Legislativo? Hace pocos días, en La Mesa de los Viernes, Gonzalo Pérez del Castillo, que en el año 1995-1996 dirigió un proyecto de modernización de la actividad parlamentaria, a raíz de estas noticias sobre reducción de gastos, ahorros en Diputados, etcétera, reaccionó bastante fastidiado, porque él de su experiencia se queda con la sensación de que el presupuesto del Parlamento es deforme. Suponiendo que el monto total sea aceptable, le llama la atención lo poco que pesa en ese presupuesto lo que se destina a los legisladores en sí mismos, a los sueldos, a los beneficios sociales y al apoyo a la tarea legislativa. Según los números de él, que tienen variaciones posibles, estamos hablando de que como máximo se destina a los legisladores la cuarta parte del presupuesto. “¿Qué es todo lo demás?”, se preguntaba Gonzalo, y recordaba lo que había averiguado en su momento a propósito de las ineficiencias que esconde el Poder Legislativo. Decía: “No había nada, no había organigrama, las gestiones que podían ser de tres pasos eran de 27 pasos, la Comisión Administrativa, creada cuando se edificó el Palacio Legislativo, tenía en aquel momento más de 600 funcionarios, tres direcciones generales, 23 divisiones, 21 departamentos. ¿Qué hace toda esa gente?”. ¿Ustedes están discutiendo esto?

JG —No, para ser concretos. No hay un debate sobre una reestructura del Parlamento, que tiene esos tres cuerpos de los que hablábamos y, como decía Castillo, el más grande es la Comisión Administrativa, cuyo presidente también es el presidente del Senado. Se administra a través de una comisión que tiene tres senadores, tres diputados y la presidencia del Senado, que la preside. Yo no conozco que haya. Pero me parece que han ido avanzando bastantes cosas a base de sentido común y de práctica administrativa. Hoy hay cosas que se han mejorado significativamente, la incorporación del trámite electrónico ha facilitado mucho la eficiencia, hay menos funcionarios y me parece que hay un avance en ese sentido.

Hay servicios que tienen que existir. Tenemos un equipo de taquígrafos, uno puede preguntar para qué una versión taquigráfica, pero tenemos un equipo importante. Y de sonido, porque en todas las cámaras hay. Hay un montón de servicios que asisten al legislador en la tarea legislativa. Y después los típicos administrativos, los contables, de las impresiones, de la Biblioteca del Palacio Legislativo, que es un servicio público muy bueno, de todo Protocolo.

La cantidad de gente que visita el Palacio Legislativo es impresionante, yo a veces me pregunto por qué no tenemos un mejor marketing de eso, los cruceros pasan por el Palacio Legislativo, las escuelas pasan por el Palacio Legislativo y no hay para darles un llavero, una cosa. La gente entra a un lugar como el Salón de los Pasos Perdidos y se va maravillada, pero no tiene para llevarse una medallita, porque está ese lío: ¿qué hacemos con esa plata? Todo un lío qué hacer con la plata si vendiéramos, no sé, jarros con la imagen del Palacio Legislativo. Es de las cosas que tenemos que hacer. Nos cuesta mucho porque mi gestión de presidente tiene dos, tres, cuatro meses para empezar proyectos que voy a terminar, y no sé si el que viene atrás va a seguir otros que empiezo en octubre, noviembre. Eso es un problema también. Una cosa buena que se hizo en este período es que sabíamos quiénes íbamos a ser los primeros cuatro presidentes de estos cinco años, y nos empezamos a juntar y a coordinar cosas, entonces hay cosas que empezó el primer presidente que nos comprometimos a seguir todos.

EC —Es un avance.

JG —Es un avance importante, porque hay cosas obvias que hay que hacer y empezamos a hacerlas. Eso es bueno.

Video de la entrevista

***

facal-v2-banner-en-perspectiva-net

***

Transcripción: María Lila Ltaif

Comentarios