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Entrevista, martes 17 de abril: Richard Read

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EC —Hasta ahora abrieron Arroyo Seco en Montevideo, Pan de Azúcar en Maldonado y Minas en Lavalleja. Y después Paysandú en Paysandú y Casavalle en Montevideo.

RR —Sí. Paysandú es un local enorme, que fue cedido por la Intendencia, en un muy buen trato y muy buen relacionamiento. Lo acondicionaron y lo inauguramos el 5 de marzo. Está en una zona periférica de Paysandú, en un barrio con limitaciones económicas, y el barrio está acompañando de una manera extraordinaria. Todo el mundo presagiaba: vamos a poner un cartel y va a durar dos días o tres días, lo van a romper. Y ya llevamos casi dos meses y está todo impecable.

La idea que tenemos para el año que viene, si sale bien la negociación en malterías, es abrir dos más, uno en Colonia y otro en La Paz-Las Piedras, y andaríamos con siete. Acompañando eso, tenemos 55 escuelas rurales adoptadas ya este año, que están en Salto, Paysandú, Soriano, Tacuarembó, Lavalleja, Maldonado y Canelones.

EC —¿Cuál es la relación de la FOEB con esas 55 escuelas rurales?

RR —Tenemos un equipo que visitó las empresas, habló con los inspectores, nos hicimos cuenta de las carencias que tenían, alimentarias, de ropa, de championes –está la anécdota de un pibe de 13 años que calza 48–, problemas edilicios y calefacción para el invierno. Lo que hacemos es un apoyo a primaria, principalmente a esas maestras heroicas que sostienen escuelas en medio del campo con muy poca ayuda.

EC —Pero esa línea de trabajo no es consejo de salarios. Eso es FOEB, es el sindicato que se ocupa, que de sus finanzas destina recursos y horas de trabajo.

RR —Horas de trabajo más que finanzas, porque después todo es solidaridad, pedidos, la gente aporta mucha cosa. Ahora empezamos una campaña de ropa de abrigo y zapatos. Ahí hay una población de unos 300 chiquilines más o menos.

EC —En total entonces, si consideramos los centros de apoyo, ¿cuántos niños están asistiendo hoy a esos cinco centros que están funcionando?

RR —En los cinco que están funcionando son unos 268. Si les sumamos la cobertura de apoyo que les damos a las escuelas rurales, andaríamos en un total de unos 570 chiquilines. Me parece que es un aporte importante, es un aporte de la FOEB, que hacemos sin devolución, entendemos que así debe ser. Y repito, es un apoyo a primaria, es un apoyo al contexto familiar del gurí para que siga yendo a la escuela. Además de toda la grilla que tú mencionabas en los centros educativos, lo principal es que el chiquilín vaya contento, porque no es obligatorio, no tiene currículo, ahí no hay exámenes, no hay deberes, el chiquilín tiene que ir contento. La devolución que tenemos de las maestras de primaria adonde van los chiquilines es extraordinaria, ayuda a seguir impulsando este barco porque vale la pena.

EC —Usted a título personal integra la asociación civil Eduy21, creada en 2016 para discutir a propósito del estado de la educación y su futuro. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Cómo evalúa lo que se está haciendo ahí?

RR —Primero, mi participación en Eduy21 es muy periférica, ahí hay compañeros con un nivel enorme que son los que están dándole punto final al libro abierto que sale a la opinión ahora el 16 de mayo.

EC —Usted no es un experto en educación.

RR —¡Ni ahí! Escuela terminada […].

EC —Por eso le pregunto.

RR —¿Qué me entusiasmó? Primero me frustró la salida de los técnicos en educación ni bien asumió el gobierno en 2015. Yo apostaba al cambio de ADN y eso se frustró, me frustró.

EC —La salida de Mir y de Filgueira.

RR —Exacto. Después me entusiasmó mucho el formato de Eduy21, es un formato que habría que adoptar para otros temas, por ejemplo para el tema seguridad. Es un formato transversal de técnicos que seguramente tienen muchas diferencias en muchos temas pero también tienen coincidencias. Apostar a las coincidencias, aunque sean menores que las diferencias, me parece que ayuda a construir sociedad. Me parece muy sano ese instrumento, que se parece en algo muy remoto a lo que fue la Conapro allá por el año 84, cuando había gente de todos los pelos discutiendo la salida del país y qué país queríamos. Lo que pasó después es otro capítulo. Pero yo reivindico ese formato. Entonces mi adhesión, mi simpatía, mi apoyo es al formato, pero también al contenido, porque tengo conocimiento de las cosas que van a salir de ahí y creo que es un aporte extraordinario para el sistema político de este país, para que se ponga las pilas a 20 años del siglo XXI… Fijate que este año ingresaron al mercado laboral los chiquilines del siglo XXI con 18 años. Y dentro de 10 años el 40 % de los empleos que hoy conocemos no van a estar más, por lo tanto ¡si será importante un cambio en la matriz educativa!

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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