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Entrevista, martes 31 de julio: Gabriela Fulco

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EC —Nos hablaba recién de lo que ha venido experimentando y conociendo en estos cuatro años de gestión, del tipo de jóvenes con los cuales el Inisa se encuentra, algunos directamente irrecuperables o previsiblemente irrecuperables, otros muy complicados igual por ese quiebre del que hablaba en la frase que citaba. La pregunta es de dónde viene todo esto. Se lo pregunto sobre todo porque quien salió en su defensa, quien coincidió a grandes rasgos con sus apreciaciones, fue Álvaro Viviano, representante del Partido Nacional en el directorio del Inisa. Y agregó: “Los dichos de la presidenta son un mensaje muy duro al gobierno y a todos aquellos que tienen directa relación con las políticas sociales, pues en el fondo hay una denuncia de que los dispositivos de promoción y las políticas sociales fallan”. ¿Qué dice de esta otra repercusión?

GF —Digo que en los temas de criminalidad hay que poner el foco en la detección temprana de situaciones de vulnerabilidad para intervenir a tiempo. La mayoría de estos jóvenes –surge también de estudios que hemos hecho en la faz adulta– muestran dos grandes bolsones de impacto que tienen que ver con la intercausalidad del fenómeno de la delincuencia. Uno de ellos, y para mí uno de los más importantes, es el tema de la violencia familiar. Las situaciones vividas en la primera y segunda infancia, atravesadas por violencia familiar directa o indirecta, ya sea de los progenitores o del grupo de crianza adulto, son uno de los factores más importantes de daño emocional persistente y continuo en el tiempo. Eso a veces está atravesado por otras situaciones que tienen que ver con abandonos tempranos, migraciones, pobreza, trabajo infantil, con todo lo que sería el bolsón de factores que englobaría la violencia de corte social.

Por lo tanto me refiero a que tenemos que mejorar y poner el foco siempre y en forma continua en la detección temprana y en las intervenciones tempranas fundamentalmente en estas dos áreas. El Uruguay lo está haciendo paulatinamente, se está trabajando más en los temas de violencia familiar sobre todo, se está trabajando más y mejor en términos de políticas sociales. Para nosotros el número de jóvenes que ingresa ha disminuido, pero viene disminuyendo desde finales de 2016. Por lo tanto uno se pregunta –todavía es prematuro para saber a qué se debe la disminución– si esto no es producto del impacto de algunas políticas sociales que se han venido desarrollando a lo largo del tiempo en el país. Esto no es lineal, no es tan simple, es más bien complejo y no se puede apuntar a una causa sola y ponerle un cartel que diga “esto es a causa de” o “culpa de…” alguna persona.

EC —Pero al mismo tiempo en el reportaje y a propósito de esas pérdidas de valores o de códigos, usted hace otra afirmación también llamativa: “La línea ascendente continúa y por eso mi visión es que todo se va a agravar. Lamentablemente desde el punto de vista técnico lo veo así”.

GF —Ahí estaba hablando de la criminalidad global. La tendencia a una mayor violencia en la comisión de delitos viene es ascendente, la tendencia es a ascender en la ocurrencia y de hechos más violentos. Pero esto viene desde hace mucho tiempo, lo vemos, es comprobable y es global. Son los impactos negativos de la globalización. Yo ahí también hacía referencia a estos modelos negativos de ocurrencia de hechos delictivos en el mundo, qué impacto pueden tener cuando empiezan a naturalizarse en los jóvenes y los niños que están en etapa de crianza y que hoy pueden acceder a tutoriales de cómo matar a alguien en una web, por ejemplo. Vemos que la pérdida de códigos tiene que ver con, por ejemplo, ir en una acción delictiva gratuitamente contra poblaciones inocentes, niños, mujeres, en fin, y en eso tenemos todos los ejemplos que ha mostrado el terrorismo que con un auto atropellan en una rambla a un sinfín de personas. Esos fenómenos se van instalando en las sociedades y en las culturas y tienden a naturalizar el hecho violento.

Es desde ahí que yo hacía la explicación referida a la tendencia a agravarse. Por eso hay que trabajar nuevamente en la prevención temprana de estas situaciones y ver cómo educamos y cómo logramos que esta sensibilidad respecto al otro no se pierda en la convivencia de todos los días. Y ahí voy más a lo local, que también es general, las situaciones de bullying han aumentado en edades muy tempranas, en primero, segundo año de escuela ya tenemos situaciones en que en el relacionamiento con el otro se desarrolla una situación de bullying, que es violencia hacia el otro, es desconsideración, es falta de empatía. Son todas esas cosas que sumadas en el tiempo después determinan que los hechos se vuelvan más violentos, como el tiro a la cajera de pasadita en uno de los hechos recientes de atraco, de rapiña, y tanto da. O simplemente que el otro por estar en la vereda de enfrente, por pertenecer a un barrio diferente, ya es alguien que se opone a mí y si paso quizás tenga el deseo de eliminarlo.

EC —Entonces, ¿quién tiene la responsabilidad de atacar a tiempo esos factores por un lado familiares y del entorno directo de los menores a los que usted aludía, y por otro externos, que son globales, por llamarlos de una forma?

GF —Creo que la responsabilidad la tenemos todos, la responsabilidad comunitaria.

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