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Entrevista, miércoles 2 de mayo: Santiago Fariña

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EC —Tengo una cantidad de preguntas y comentarios de los oyentes. Algunas muy específicas, muy técnicas, y otras más generales, como esta de Leticia: “Qué bueno cuando la entrevista central no es de política. Es un alivio”. Nos gusta intercalar este otro tipo de novedades, buenas noticias podría llamárselas, investigación, tecnología en este caso.

Estamos hablando de un proyecto que por lo que tú decías está guiado básicamente por la preocupación por la mano de obra.

SF —Totalmente, surge de esta necesidad o exigencia que nos pone el sector de investigar. La mayoría somos agrónomos o veterinarios y nos plantearon esto de que la intensificación sostenible con que estamos trabajando no es sostenible si no entran las personas ahí dentro. Es un desafío difícil para nosotros porque es investigar y entender la lógica de las personas dentro de los sistemas productivos, pero es así, si hacemos cosas cada vez más productivas y rentables pero que no atraen a las personas, las personas no están cómodas, la cosa no va a funcionar.

EC —Hoy con el sistema convencional de lechería hay una parte del personal que no se entusiasma, que se va, que deja la actividad, por estas condiciones duras de las que hablábamos.

SF —Es cada vez más difícil que la gente se interese, que las nuevas generaciones se interesen en este tipo de trabajo.

EC —Parecería que es necesario algo de tecnología para mantener la atracción por este trabajo en particular. Una tecnología que alivie una parte de la tarea. Ustedes insisten mucho tanto en la comunicación oficial del INIA como en apariciones públicas en que esta modalidad robotizada no implica la reducción de la plantilla de personal, que lo que hace es atenuar el trabajo, quitarle sus aristas más amargas, más duras. En definitiva es eso.

SF —Sí, y jerarquizar el trabajo.

EC —Pero yo he visto sistemas de tambo robotizado en los que efectivamente no hay nadie. Por ejemplo, no hay nadie ocupándose de la limpieza de las explanadas, no hay nadie distribuyendo las raciones. Todo eso también lo hacen máquinas. Ese sistema existe, se llega a ese extremo.

SF —Sí. Son sistemas totalmente diferentes de lo que es el Uruguay, donde las vacas pastorean a cielo abierto. Y esto va a seguir siendo así en el futuro porque es una de nuestras ventajas competitivas, porque el clima da para eso y porque eso permite un sistema de producción que ya está establecido. En estos sistemas pastoriles no es posible automatizar todas las tareas. Es cierto que sistemas confinados o en que las vacas están encerradas en un galpón son más parecidos a lo que sucede quizás en sistemas fabriles, en que todos los procesos están sistematizados de esa manera, en que puede haber un aparato que les lleva la comida, otro que se la arrima, otro que limpia los comederos, y así. Siempre va a haber personas en esos sistemas, pero se reducen quizás a tareas de inseminación, tratamiento de las vacas y no mucho más.

EC —Casualmente llega un mensaje que dice: “Saludos desde Alemania. Estamos viajando haciendo ruta y escuchando En Perspectiva con mi familia. El abuelo comenta que en esa zona hemos visto mucho campo abierto pero ninguna vaca, están todas guardadas”. Tiene que ver con lo que venías comentando, el sistema de producción es diferente.

SF —Sí, la mayor cantidad de los robots están en los países nórdicos, ahí hay 100 % de confinamiento, pero también en el norte de Europa, en Estados Unidos, son tambos completamente diferentes. En los tambos pastoriles todas las tareas que tienen que ver con el pastoreo se tienen que hacer fuera, estamos todo el año trabajando y eso es imposible de automatizar.

EC —Sigo con consultas de la audiencia. Sobre el tema de la higiene: “La vaca llega al ordeñe con la ubre llena de pasto y muchas veces hasta salpicada con bosta o con barro. Sin duda la higiene es fundamental en todo esto. Tengo curiosidad por saber, dado que ordeñé durante un tiempo a mano y eso es como navegar a vela, uno aprende todos los problemas que presenta la tarea”. ¿Cómo resuelve el robot los problemas de higiene?

SF —Muy buena la pregunta. El mismo robot, el mismo órgano de ordeñe, cuando se coloca genera un lavado del orificio del pezón, donde se va a ordeñar, y un sellado para antibiosis, y después se produce el ordeñe. Pero sí, tiene que haber un lavado que el mismo robot hace.

EC —Hablemos de las vacas, porque nos hemos detenido en el personal, en ese eslogan que tiene el proyecto, que es llevar a que el trabajo sea de 8 a 17 horas. Ustedes resaltan que esta modalidad les permite a las vacas bajar el estrés, bajar la tensión bajo la cual muchas veces viven en un tambo. ¿Cómo es eso?

SF —No es el objetivo del proyecto, pero se da, necesitás que se dé para que funcione. Las vacas para que su movimiento sea voluntario tienen que estar cómodas, tienen que estar tranquilas. Lo que sucede es que en estos tambos no hay miedo, las vacas no les tienen miedo a las personas porque las personas no se acercan a ellas para empujarlas. Muchas veces pasa en los tambos que están apurados por terminar esos ordeñes larguísimos, entonces las empujan, les gritan.

EC —Y de hecho cuando se las trae del potrero a la sala de ordeñe se las “obliga”, se las va llevando.

SF —Es un movimiento forzado, por más que uno pueda hacerlo con buenas condiciones, es un movimiento forzado. En este caso el movimiento de las vacas es libre, por lo tanto están muy tranquilas.

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