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Entrevista, miércoles 23 de mayo: Marta Jara

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La presidenta de Ancap habló del vínculo con el sindicato, del negocio del cemento y de qué sucederá con el precio de los combustibles por el encarecimiento del barril de petróleo.

Video de la entrevista

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EN PERSPECTIVA
Miércoles 23.05.2018, hora 8.24

EMILIANO COTELO (EC) —Ancap pretende ahora reencauzar su plan de sustentabilidad para que el negocio del cemento deje de dar pérdidas.

La meta era que en este año 2018 cesara el déficit en esta división, que en 2017 fue de US$ 12,3 millones. Pero el Plan de Sustentabilidad provocó la resistencia de la Federación Ancap (Fancap), que llegó a afectar la distribución de combustibles para protestar contra la reducción de las guardias mínimas que se había previsto en la planta de Minas. Unos tres meses estuvo parada la planta hasta que se llegó a un acuerdo con los trabajadores. El resultado: pérdidas asociadas a este conflicto por US$ 3,5 millones, según informó la ministra de Industria, Carolina Cosse.

¿Cómo se planta Ancap de cara al futuro en este negocio? Por otra parte, ¿habrá un ajuste en el precio de los combustibles? ¿Qué ocurrirá con Gas Sayago, cuya propiedad comparte con UTE? Y, más en general, ¿por dónde viene la estrategia de esta empresa en el largo plazo?

De todos estos temas vamos a conversar con la ingeniera Marta Jara.

Este 2018 ha sido un año con varios asuntos delicados para Ancap: los conflictos con el sindicato, la reestructura de varias áreas buscando consolidar el superávit, el fracaso de las negociaciones con Shell por la regasificadora, los pronunciamientos de la justicia sobre la gestión anterior, el problema de las empresas colaterales. ¿Cómo define en qué está Ancap hoy?

MARTA JARA (MJ) —En los últimos dos años ha puesto muchísimo foco en lo que se llama en la jerga la excelencia operacional, que es tratar de hacer lo que uno hace lo mejor posible: eficiencia, procesos, seguridad, cumplimiento de estándares. Eso es lo básico. Es como recorrer un camino mirando todo el tiempo las piedritas donde uno va pisando, si uno no presta atención se cae, es muy importante. Pero llega un momento en que tiene que levantar la vista y definir más a largo plazo, mediano plazo cuál es el rumbo. Y nuestra industria –creo que en general el mundo, todas las actividades– está en una encrucijada, muchas disrupciones tecnológicas específicas se suman a las disrupciones generales de cambios de hábitos, de cultura, etcétera.

EC —Cuando usted dice “nuestra industria”, ¿se refiere a todos los rubros que abarca Ancap o sobre todo al de los combustibles?

MJ —Me refería más específicamente a los combustibles, pero en general todas las actividades enfrentan tendencias muy disruptivas y estamos convencidos de que hay que mirarlos como una gran oportunidad.

EC —Entonces por un lado está acomodándose la casa, después del terremoto de los últimos años, ese que llevó a la necesidad de capitalizar Ancap, etcétera, ordenamiento, y por otro se está intentando adelantarse a lo que se viene ya en otra dimensión.

MJ —Sí, porque lo peor que nos puede pasar es que seamos excelentes en lo que venimos haciendo pero de repente deje de ser relevante. Entonces hay que tener también esa visión. Y nos parece que Ancap, por lo que representa, por sus dimensiones, tiene el músculo y puede ser una empresa emblema de cómo se pueden hacer estos cambios en Uruguay. Hay un ecosistema muy interesante de las TIC, de las otras empresas públicas, donde hay una convergencia tecnológica que hay que explorar. Entonces creemos que es el momento de hacerlo y estamos, como es obvio, también a la mitad de un ciclo. Este es el momento de planteárnoslo.

EC —Está bueno tener algo de tiempo para conversar de un ángulo como este cuando tanto tiempo le dedicamos a esa Ancap que casi quiebra, que casi se hunde. No siempre queda margen para esto otro. En ese sentido me llamó la atención la actividad que Ancap organizó la semana pasada, el martes 15, en el auditorio Nelly Goitiño, con el nombre “Desafío 5.0: El futuro nos mueve”. ¿En qué consistió exactamente?

MJ —Fue muy movilizador. Elegimos siete áreas de disrupciones que nos interesaba explorar, sin tomar una posición sobre si van a ser así o no, pero traer expertos que nos permitieran abrir la cabeza y escuchar qué es lo que está pasando. Teníamos una aplicación en el celular con la que podíamos interactuar y votar respuestas a preguntas que se planteaban, y la verdad es que nos puso un poco en ese espíritu de recuperar la autoestima, de recuperar las ganas, la gente salió muy motivada. No era solo gente de Ancap, había gente de algunos ministerios, del Ministerio de Industria por supuesto, y de lo que nosotros llamamos nuestro ecosistema: estacioneros, algunas gremiales, algunos proveedores, algunos expertos que trabajan con nosotros. Es lo que me entusiasma hacer, porque el cada peso cuenta es importantísimo y tiene que estar en el ADN sobre todo de los funcionarios públicos…

EC —Pero al mismo tiempo hay que levantar la mira.

MJ —Y sí.

EC —Tuvimos acá uno de los expositores y algo comentó, fue el economista belga Gunter Pauli, el impulsor de la economía azul. ¿Qué aportó?, ¿en qué sentido fue útil lo que dijo?

MJ —Gunter Pauli es un personaje fascinante, un excelente orador, fue el que dio la primera de las charlas. Y si lo que queríamos era que la gente se animara a pensar en modelos de negocio distintos, sin olvidarse de que tienen que cerrar económicamente, tienen que ser sustentables, él se refirió a otras experiencias que llevan en el mundo con socios de mucho peso, como ENI, Total, etcétera, en Europa. Uno de los ejemplos que él siempre cuenta me parece increíble: en Cerdeña había un cracker petroquímico que llegaba al final de su vida útil y el costo de desmantelamiento, limpieza, etcétera, era sumamente oneroso, entonces lo transformaron para procesar aceite de cardo, que crece como maleza en la isla; él lo llamaba “la venganza del cardo”, porque lo usaban para producir glifosato. Habló de reciclaje de activos, de qué se puede hacer con hornos, qué se puede hacer con instalaciones, etcétera, y sobre todo cómo tratar de sumar servicios ambientales, por ejemplo, a ciertos negocios para lograr esa sustentabilidad.

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