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Entrevista, miércoles 9 de mayo: Constanza Moreira

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EC —Senadora Moreira, yo le decía: "Vayamos al debate adentro del Frente Amplio", y para eso me voy a basar en consideraciones que se hicieron en la mesa del lunes acá en En Perspectiva, donde estaban dos frenteamplistas: Fernando Butazzoni y Adriana Marrero, pero me voy a basar en otros planteos, por ejemplo, acá tengo una columna que nos envió Héctor Musto, un militante frenteamplista, una columna que además creo que se va a publicar en algunos otros portales. Él tiene una serie de objeciones que le voy a leer, una de ellas… Fíjese cómo se titula la nota: "¿El Frente Amplio nos quiere echar?", y dice: "El Plenario fue electo por 90 mil personas, el Presidente de la República por algo más de un millón de voluntades; o sea, el Plenario completo representa menos del 10% de los votantes que llevaron a Tabaré a la presidencia, sin embargo, esa aplastante minoría que ni siquiera fue unánime, como máximo habrá sido un 6% de los votantes de Vázquez, pretende decidir la política del Frente Amplio y del gobierno. Grave, no, gravísimo". ¿Qué dice usted de este punto?

CM —Digo que ese análisis incurre en dos errores importantes: uno se llama "errores de falsa oposición", es un viejo concepto. Se oponen partes que son componentes de la democracia y no deberían estar en oposición, es decir, se contrapone la voluntad de los electores a la voluntad de los militantes del partido; acá viene entonces la segunda parte del error. Eso es pensar que un partido son electores y dirigentes: los electores eligen un gobierno y el gobierno decide. Yo creo que ese análisis se saltea lo central de la historia de los partidos políticos en el siglo XX y en el siglo XXI, y es que entre los electores y los dirigentes hay un montón de activistas, políticos, militantes, organizaciones sociales; es decir lo que le llamamos "la sociedad civil y la sociedad política organizada". Entonces yo, por supuesto, creo que él opone mal las dos cosas pero además creo que yo no compartiría su visión de la democracia. Para mí la democracia no es un problema de electores y gobierno, o de electores y dirigentes políticos, que es lo que él reclama. "Somos tantos electores los que elegimos a Tabaré Vázquez. ¿Por qué estos señores se van a meter entre mi vínculo con el gobierno?". Bueno, porque entre los electores y el gobierno existe una cosa que se llama partido político…

EC — ¿Y el partido político va ir marcándole a lo largo de todo el período de gobierno lo que debe hacer ese gobierno?

CM —No, es que se lo dije al principio, Emiliano, llegan miles de proyectos al Parlamento y el Frente Amplio ha sido absolutamente leal, aún en la discrepancia, en el respaldo del gobierno. Algunas cosas decimos: "Esto hay que mirarlo", "esto no me gusta", "traeme un estudio de impacto porque yo no sé esto cómo va a impactar en el futuro". No me alcanza con decir: "Mirá, vos me autorizaste cuando me votaste y después mi desautorización termina cuando terminan las elecciones". Eso en la teoría política se llama "las perspectivas de la democracia mínima", es decir que el elector solo tiene vínculo… su gran momento, el gran momento iluminado del ciudadano es cuando vota a su candidato presidencial y después se olvida de la política.

EC —Pero no estamos hablando solamente del candidato presidencial, estamos hablando también del Parlamento y de cómo se distribuyó el voto dentro de los sectores del Frente Amplio, porque se distribuye de una forma en las elecciones y ese peso de distribución de fuerzas después cae por acción del Plenario, dice el oyente…

CM —Es el mismo argumento, no salimos del círculo…

EC —Dice el oyente: "Si sumamos a los que votaron, porque los legisladores fuesen los que resolviesen, llegamos a la conclusión de que ellos -o sea, MPP más Frente Líber Seregni, más Partido Socialista, más Vertiente Artiguista- son no menos del 80% del voto del Frente Amplio. Probablemente algo más, pero de todas maneras, números más, números menos, la amplísima mayoría de los que obtuvieron el voto ciudadano, que el que debe contar en una república democrática. Esa gente quería resolver en el Parlamento, pero el Santo Plenario dijo no", dice Héctor en su columna.

CM —Bueno, Héctor, la Vertiente Artiguista votó para que se resolviera en el Plenario, pequeño error que corrijo. Segundo, la 711, un partido que supo tener tres senadores y ahora tiene dos, hizo un documento expresamente en contra del TLC. Tercer respuesta a Héctor Musto, la votación en contra de las listas negativas, que insisto, lo hablamos ayer, es lo más importante desde el punto de vista de la crítica al TLC con Chile, salió por la inmensa mayoría de los votos de los sectores. La realidad es un poquito más compleja que esa simplificación. Pero volvemos…

EC —Pero en el conjunto de los 16 senadores es una minoría la que está en contra del TLC con Chile…

CM—Sin duda que es una minoría en el conjunto de los senadores, nadie duda eso. Esos son los números, no solamente eso, debemos ser una minoría si contamos a la oposición, que también dice: "Yo quiero votar el TLC".

EC —Acá va otro de los puntos que plantea Héctor en su columna: "Si sumamos a la oposición, que también quiere que el TLC sea votado en el Parlamento, llegamos a que todos los senadores menos tres están de acuerdo con que allí en el Parlamento se resuelva. En números crudos: 28 en 31, pero al Plenario eso no le importa", y entonces llega a otro asunto muy debatido: "Claro, gobierno en disputa". Aquí está de vuelta el concepto de gobierno en disputa.

CM —Bueno, a ver, voy a empezar de nuevo por lo primero y voy a llegar a lo del gobierno en disputa. Lo primero: el Frente Amplio fue el que decidió llevarlo al Plenario, el Frente Amplio tiene la mayoría de los votos en este país, la decisión del Frente de llevar esto al Plenario es una decisión que respeta los votos que tuvo. No fue una decisión de los grupos minoritarios llevar este asunto al Plenario, sino que es una decisión del Frente Amplio.
En segundo lugar, se votó un documento de consenso que refleja la posición del 51% de los votos de este país.

Tercero, se votó algo sobre las listas negativas que debe reflejar la opinión, si no es del 51% de los votos, debe ser del 40% de los votos del Frente Amplio de que no hay que negociar con listas negativas, esa moción fue súper mayoritaria. Finalmente, yo diría, insisto: la democracia no puede ser nada más que electores, gobierno, electores y representantes. Hay un montón de cosas en el medio que se llaman los militantes, el debate público, etc. Pero lo más interesante de la discusión, y a mí me impresiona cómo se está discutiendo esto, es que nadie discute el fondo del asunto: ¿A quién le sirve el TLC y para qué? Simple, quiero que alguien me diga… Ojo, la capacidad negociadora del Uruguay no me interesa desgastarla ni creo que la capacidad negociadora de Uruguay se va a dañar por un TLC con Chile, que es el 3% del comercio internacional del Uruguay. Quiero, en el fondo del asunto, que alguien me diga algo porque no puede ser que toda la discusión se dé respecto de quién decide sobre las cosas.

¿Sabe por qué, Emiliano? Porque nunca nos vamos a poner de acuerdo, porque para algunos la democracia es solo eso -elecciones y gobierno- y para otros la democracia tiene un montón de densidades en el medio, en la cual los ciudadanos, los militantes, los activistas y sin duda los senadores, porque yo soy representante de gobierno, queremos incidir en la agenda de los temas que discutimos. Yo no quiero que la ciudadanía se vea privada de decidir qué temas discutir, que es lo que estamos poniendo hoy, lo que estamos luchando hoy es por nuestro derecho a incidir en un debate. Eso es muy importante y no puedo creer que no se entienda algo tan simple: estamos luchando por nuestro derecho de incidir en un debate, es lo único que hicimos.

El debate de la inserción internacional a nadie se le oculta que sobre inserción internacional del Uruguay hay un intenso debate en el Frente Amplio. Desde que el Frente Amplio entró al gobierno. El TLC con Estados Unidos fue un intenso debate que volvió a repetir estos mismos argumentos.

EC —Voy entonces ahí a consideraciones que se hicieron en la mesa del lunes. Se preguntaba, Adriana Marrero -socióloga, frenteamplista- ¿por qué se ha impuesto en la izquierda esa actitud tan temerosa? "La izquierda", decía, "debería ser internacionalista, de cabeza abierta; sin embargo, se ha ido convirtiendo en una fuerza nacionalista, tradicionalista, hasta reaccionaria". Y ella citaba a Eladia Blázquez: "Estamos como un niño acobardado con el andador gastado por temor de echarse a andar. Muertos de miedo". ¿Qué responde?

CM —Ah, eso tiene una carga subjetiva que creo que no refiere a la inserción internacional del Uruguay, que dejamos para otro capítulo….

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