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Entrevista, viernes 20 de abril: Gonzalo Muñoz

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El investigador de la Universidad del Sur de California habló sobre las políticas internacionales de Uruguay.

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EN PERSPECTIVA
Viernes 20.04.2018, hora 8.20

EMILIANO COTELO (EC) —¿Ustedes tienen claro qué son las empresas B? No son firmas de segunda categoría. Son un nuevo paradigma. Son compañías que se proponen solucionar problemas sociales y ambientales a través de los productos y servicios que comercializan. Pero no son ONG. Tienen fines de lucro, son negocios que operan en el mercado.

Ya hemos tratado esta tendencia más de una vez aquí en En Perspectiva. Por ejemplo en oportunidad del Festival de Innovación Social de Montevideo, en 2016. Y el año pasado entrevistamos al economista belga Gunter Pauli, principal impulsor de la llamada economía azul.

Hoy vamos a conocer a uno de los líderes de este sector en nuestra región. Es el chileno Gonzalo Muñoz, fundador y gerente general de la empresa TriCiclos y, además, cofundador e integrante de la comisión directiva de Sistema B, el movimiento global que promueve la creación de este tipo de compañías. Él va a ser uno de los disertantes hoy en el America Business Forum.

Te propongo que empecemos repasando el concepto de empresa B. ¿Cuál es la filosofía?

GONZALO MUÑOZ (GM) —La filosofía de fondo es tan simple como la forma como deberían ser todas las empresas. No tengo ninguna duda de que todos querríamos que las empresas se comporten de forma tal que no solo generen rentabilidad para los accionistas, sino que al mismo tiempo tengan el mejor comportamiento con los trabajadores, con el medioambiente, con la comunidad, que trabajen adecuadamente las cadenas de proveedores, tengan una expectativa de una relación más allá de la actividad específica que realizan y se hagan lo que se llaman las preguntas inteligentes al interior del modelo de negocios. No estamos hablando de nada que sea ciencia nuclear. La pregunta para algunas personas es: ¿qué pasó que las empresas perdieron ese rumbo? O ¿cómo se corrige el rumbo, cuando hoy muchas veces nos encontramos con empresas que por maximizar las utilidades para los accionistas cometen errores que terminan atentando incluso contra ellas mismas, pero contra el medioambiente, contra la sociedad, etcétera?

EC —Por ahí va una parte de la conversación ahora, qué pasó. Porque hay quienes definen las empresas B como una nueva genética económica.

GM —Yo creo que es una evolución del modelo empresarial, es una evolución del capitalismo, y lo puedes llevar a la lógica genética, me parece absolutamente válido. Lo que nosotros presentamos es una urgencia de que el sector empresarial se posicione como un actor que ayuda a resolver los crecientes problemas sociales y ambientales, no deja esas problemáticas al Estado y a las ONG, y en eso redefine el sentido del éxito en los negocios. Es algo evidente en términos de que es la expectativa de los trabajadores, la expectativa de las comunidades, de los clientes, y crecientemente también de los accionistas e inversionistas, quieren que la empresa tenga un comportamiento que no solo sea impecable y cumpla la ley, sino que no cometa errores, no amplíe sus riesgos desde el punto de vista social y ambiental. Hoy en día hay cada vez más accionistas, inversionistas y comunidad en términos generales que quieren que la empresa vaya un poco más allá y ayude a resolver problemas sociales y ambientales. Venimos de una lógica de haber sido potencialmente negativas, en un momento alguien dijo “seamos neutros” y hoy en día lo que esperamos es que las empresas tengan un comportamiento positivo.

EC —A ver si te suena esta frase: “Antes se creaban ONG para solucionar los problemas de nuestros tiempos. Ahora se crean empresas”.

GM —Exactamente. Eso tiene dos miradas, una, la mirada desde la creciente problemática y por lo tanto cómo la creciente problemática del mundo representa hoy en día oportunidades; cada problema que uno lee en el periódico, cada problema que enfrenta en el día a día representa una potencial oportunidad de negocios si lo haces de forma transparente, clara. Y dos, el hecho de que como humanidad tenemos la certeza de que hay una serie de problemáticas que vamos a tener que resolver o los riesgos se van a ir incrementando. Hoy el mundo ya tiene un acuerdo en los Objetivos de Desarrollo Sustentable al 2030, por lo tanto tenemos la oportunidad de que el sector empresarial aporte a esa solución.

EC —Si entiendo bien, una empresa B puede ser una empresa que ya existe, pero se transforma para ser empresa B, y por otro lado hay empresas que se crean desde cero. Para impulsar este movimiento se han ido creando empresas que han marcado el camino.

GM —Las primeras 52 en el año 2008 eran todas empresas que ya existían, muchas de ellas se habían creado con un criterio de estas características, siempre han existido empresas que nacieron así. Patagonia es un caso, Natura es un caso, hay empresas globales muy bien reconocidas que tú miras su historial desde que nacieron y han tenido este espíritu.

Después hay otro grupo relevante de empresas que se han ido creando particularmente en los últimos 10 años, después de la crisis de 2008-2009 se generó un tsunami de emprendimientos con propósito, porque fuimos muchos los que vimos que había un error estructural en el modelo empresarial y financiero a nivel global, por lo tanto se presentó la oportunidad.

Y después hay mucha empresa tradicional que por, de nuevo, la búsqueda de la oportunidad o porque se están viendo apretadas por la cantidad de fricciones que se están generando en el sistema, deciden ir evolucionando hacia un modelo cada vez más razonable. Hoy hay más de 70.000 empresas en el mundo, de todas las categorías que te imagines, que están usando la herramienta de medición de impacto B para ir mejorando sus prácticas y algunas de ellas han logrado convertirse en empresas B.

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