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Entrevista, viernes 27 de julio: Eduardo Blasina y Julia Galzerano

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EC —Estás aludiendo a uno de los obstáculos que se han presentado en este camino. Se habló mucho de eso cuando quedó habilitada la venta de marihuana en farmacias, los problemas con el sistema financiero, los controles sobre todo impulsados desde Estados Unidos en torno a las empresas “vinculadas con el narcotráfico”.

EB —Sí, por supuesto que trabajar con el sistema financiero tiene que tener más controles que lo habitual, uno no está en contra de eso para nada y uno no puede arriesgar en lo más mínimo el buen nombre de Uruguay, pero ese es un problema claramente. Creo modestamente que se es más realista que el rey. Cuando uno sale de Uruguay ve que la industria florece en todos lados, Uruguay es el único país que dice “no podemos, no nos dejan”. A ese tema hay que encontrarle una solución, porque además es un hecho histórico que la Food & Drugs Administration esté aprobando medicamentos en base a cannabis. Es una prueba muy concluyente de que hay ciencia seria atrás de esto.

EC —Y después está lo otro que mencionabas, empresas de este tipo cotizando en la bolsa, en el índice Nasdaq de Estados Unidos.

EB —Absolutamente. Yo vengo de Suiza y allí la principal revista financiera dedicó la tapa al cannabis y a sugerencias de cómo invertir en acciones de empresas vinculadas al cannabis. El título era “La carrera verde”. Todos los ahorristas están viendo cómo se hace para participar de esto, que es un mercado que tiene una demanda explosiva. Hay por ejemplo toda una rama de opiáceos que se usan en medicina, típicamente en cuidados paliativos, que están siendo sustituidos por productos derivados de la planta del cannabis. Es pasar de la planta de amapola a la planta de cannabis. En Suiza, donde todo lo que tenga menos de 1 % de THC es legal, cientos de miles de fumadores de tabaco se están pasando a fumar cannabis no psicoactivo, porque no quieren tener el efecto psicoactivo del cannabis, lo que quieren es salir de la nicotina de una manera amigable. Entonces hay un mercado en ebullición en todas partes, esto no tiene marcha atrás.

EC —Ahora veíamos la noticia de ayer, en el Reino Unido el gobierno de Theresa May anunció la legalización del cannabis terapéutico, aunque adelantó que no se trata de un paso hacia la liberación de la marihuana para uso recreativo.

EB —Exacto, porque en Gran Bretaña además hubo dos casos de niños en particular que conmovieron mucho a la opinión pública porque las madres decían “es lo único que le calma la epilepsia, si me prohíben esto me están prohibiendo impedir que tenga decenas de ataques de epilepsia todos los días”. Es algo tan evidente que es de una gran crueldad e irracionalidad prohibirlo solo porque la planta se llama marihuana y la asociamos con algo negativo. El sentido común y las decisiones basadas en ciencia finalmente van arraigando en todas partes.

EC —¿Se sabe cuál la razón por la cual esto viene demorado en Uruguay?

EB —No, en mi caso particular creo que es un excesivo celo en aplicar lo que debe aplicarse. Me parece que hay un exceso de celo. Hay diferentes realidades, pero cuando uno habla con cualquier empresa el comentario siempre es el mismo: qué difícil que es en Uruguay avanzar en este tema.

EC —¿Hay un bloqueo en el gobierno o va a terminar habilitándose y lo que hay son demoras, ineficiencias?

EB —Creo que son demoras, no creo que haya una decisión política de bloquear. Simplemente que a veces hay mandos medios que por las dudas trancan, no sea cosa que un superior les increpe haber autorizado algo. Hay dualidades de criterios además muy fuertes. Pero no creo que sea una decisión política de bloquear.

EC —Las empresas uruguayas productoras de cannabis están tratando de organizarse creando una asociación que las agrupe. ¿Para qué?

EB —Porque es parte del desarrollo serio de cualquier sector tener una cámara que unifique posturas, que ayude a generar estándares que clarifiquen la situación, porque si no uno queda a merced del criterio del que está atrás de un mostrador y habla a título individual como defendiendo su propio interés. Lo que queremos es, como en cualquier industria, definir cuáles son los estándares para trabajar. Unifiquemos estándares razonables, clarifiquemos las reglas de juego, porque tenemos una excelente ley, pero después las reglas de juego quedan muy a criterio de cada persona, y eso perjudica a todos, porque genera fricciones totalmente innecesarias. Acá no hay nadie más interesado en hacer todo de una manera transparente, legal y correcta que quienes estamos en este sector tratando de demostrarle a la sociedad que hay que darle un encare distinto del que se le dio siempre.

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