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Entrevista, viernes 27 de julio: Eduardo Blasina y Julia Galzerano

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EC —Tengo algunos mensajes de oyentes que preguntan cuáles son las pruebas del valor del uso médico de cannabidiol.

JG —No hay tantas investigaciones a nivel mundial, pero hay. Pero para tranquilizar a los oyentes les cuento que en diciembre del 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) se reunió, vio que este tema del cannabis había hecho mucho “ruido” a nivel mundial y nombró un comité de expertos para que lo estudiaran, para ver qué pasaba con esto. Ese comité de expertos se reunió en junio de 2018 y hace unas dos semanas sacó un documento acerca de los beneficios del CBD (cannabidiol). Hablaron solo del CBD; CBD y THC (tetrahidrocannabinol) son los componentes y los cannabinoides más importantes de esta planta que tiene más de 100 compuestos de cannabinoides y en total unos 1.300 compuestos, porque además hay polifenoles, terpenos. Es una planta compleja, por eso tiene tanta utilidad, es una sustancia que llamamos multipropósito. Entonces la OMS, con lo que implica, estudió las evidencias y demostró que no es perjudicial y que se puede usar para la salud.

Digo esto porque en cannabis se mezcla todo lo que tiene que ver con marihuana, los prejuicios, la droga, lo que nos han enseñado hasta ahora y lo que ha pasado desde su prohibición en 1937, aunque de cualquier manera se siguieron haciendo investigaciones. No hay tantas investigaciones legales, como nos gusta a los médicos, doble ciego y controladas, porque en todo este tiempo fue una sustancia prohibida. Era difícil hacer investigación en todos lados cuando estaba prohibida. Eduardo Blasina ya les habló de por qué es difícil hacer investigación en Uruguay, no voy a entrar en eso. Pero sirve, está demostrado, las enfermedades en las que hay más evidencia son epilepsia y sobre todo epilepsia refractaria. En la gente que tiene más de 20, 30 convulsiones diarias disminuye esas convulsiones, porque el cannabis no es que cure, pero ayuda a que ese paciente que tiene más de 30 convulsiones tenga una, dos o, como me decía un paciente ayer: “me vino la convulsión, pero fue más corta, el período de despegue también fue más corto y fue menos intensa”. Eso es reimportante porque es calidad de vida. En Uruguay, en epilepsia refractaria el cannabis está en un cuarto lugar en la lista de medicamentos para usar. Esto es importantísimo, y en otros países también.

EC —¿Y en cuanto al dolor?

JG —En cuanto al dolor, en Canadá ya lo pusieron en segundo lugar para el dolor neuropático y en esclerosis múltiple. Entonces tenemos la epilepsia, tenemos el dolor, tenemos el acompañamiento de la quimioterapia en pacientes oncológicos, porque la quimio y la radio también pueden dar dolor al paciente. Pero además el cannabis hace que todos los fenómenos digestivos negativos que pueden acompañar el tratamiento disminuyan. Acompañamiento en calidad de vida en estos pacientes. Hay una investigación ahora en las enfermedades inflamatorias intestinales, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa crónica, que no son tan comunes pero son muy invalidantes y el cannabis ha demostrado ser útil en su tratamiento. En la esfera neurológica se ha demostrado su efecto en esclerosis múltiple y empezamos a trabajar ahora en la enfermedad de Parkinson y en la enfermedad de Alzheimer. El cannabis tiene muchas indicaciones por lo que mencionaba antes de lo multipropósito.

EC —Está claro que si se autoriza la producción en nuestro país en base a plantaciones locales aparecen una serie de ventajas pensando en esos pacientes. Una es la de acceder a esos medicamentos a precios razonables, a precios más bajos que los de los similares importados, y sin duda acceder a medicamentos seguros, que no lo son los otros que muchas veces se terminan adquiriendo en el mercado irregular del que usted hablaba.

JG —Sin duda. Además decíamos que para que el cannabis fuera realmente accesible debía incorporarse al Formulario Terapéutico Nacional (FTN).

EC —Esa es una de las gestiones que ustedes están haciendo.

JG —Exacto, porque si está incorporado al FTN todos los prestadores de salud, públicos y privados, tienen que darlo si está indicado, si un médico lo indica tendrían que darlo. Eso haría accesible el producto.

Por otra parte, la gente conoce mucho el CBD, la OMS aprobó el CBD, pero el cannabis tiene otros cannabinoides, como el THC, que es como mala palabra porque es psicoactivo, pero tiene utilidad terapéutica, sobre todo en dolor, en cáncer. Esta es una de las razones también por las que la gente busca en el mercado no regulado, porque en el regulado no tenemos THC, lo máximo que tenemos para usar con THC es un producto que viene de Suiza que tiene 0,9 %, cuando muchas veces tenemos que usar más de 4 %. Entonces hay que sacar el miedo a lo psicoactivo, porque cuando se junta con otros cannabinoides como el CBD la psicoactividad disminuye, pero además porque nosotros como médicos usamos muchos medicamentos psicoactivos. Hay que saber cómo usarlo.

Estas son las dos cosas que como SUEN les planteamos al Ircca y al MSP. Estamos preocupados por la salud de la gente, queremos que haya más accesibilidad y queremos que haya más productos, que podamos ofrecerle a la gente productos regulados, seguros y que sirvan para la enfermedad que tiene.

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