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Entrevista, viernes 8 de junio: Tomás García y María José González

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EC —Volviendo a las islas de basura, islas de plástico en particular, ya hace unos 40 años que se las conoce. En estas cuatro décadas lo que se ha hecho más que nada ha sido monitorearlas. Por lo que he visto hay hasta un problema para medirlas, la Gran Isla del Pacífico (The Great Pacific Garbage Patch) es tan difícil de medir que en el último mapeo que se realizó se emplearon 30 buques que cruzaron el océano Pacífico en simultáneo, más dos aviones. Recordemos que tiene un tamaño equivalente a tres veces el territorio de Francia. Ahora hay mucha más información, y también hay iniciativas para la limpieza. ¿Qué se ha hecho, qué se está haciendo, cuáles son los esfuerzos que ustedes destacarían en esta primera parte del encare del problema: cómo limpiar, cómo reducir esas islas de basura?

TG —Existen varias iniciativas a nivel mundial para la limpieza de los océanos, pero las dificultades son enormes. Cada vez que quiero recuperar una partícula tan pequeña siempre va a existir la probabilidad de que arrastre a algún otro ser vivo del sistema. Si lo pienso de una manera quizás un poco burda, si quiero pasar un colador para agarrar el plástico, voy a agarrar también otras cosas. Es lo que pasa con la pesca por arrastre. Hay un grupo no menor de científicos pensando en soluciones desde hace más de 10 años, y si bien existen soluciones posibles, son supercaras y el problema no se soluciona limpiando aguas abajo, sino frenando esta ingesta de diferentes plásticos que está teniendo el océano.

EC —Por un lado está lo que se puede hacer para que esto no continúe creciendo, pero también se necesita que las actuales islas de plástico desaparezcan.

TG —Hay una iniciativa que se llama The Ocean Clean Up, que es básicamente la iniciativa más grande de limpieza de plásticos del océano. Y cuenta con esta dificultad que mencionaba, porque además de esta fragilidad de sacar otras cosas en el proceso, hay que ver qué pasa con eso que saco del océano. Porque una de las problemáticas que tiene el plástico es que, como tiene tantas formas tan distintas, cuando saco esta mezcla de plástico estoy sacando una variedad que es increíble, con lo que el tratamiento posterior de ese plástico también se hace bien complejo. Entonces uno de los éxitos de la gestión del plástico es separarlo lo más posible para poder mantener las líneas de proceso de cada uno de ellos. Muchos están proponiendo quemar y así valorizar energéticamente lo que sale del océano, cosa que saca el problema del océano, pero lo pone en la atmósfera. Entonces la visión que hay que tener de todo esto tiene que ser multifactorial, y la solución también.

EC —Recientemente se desarrolló una enzima que destruye el plástico, y se especula con la posibilidad de emplearla para desintegrar estas islas. ¿Qué saben de esto?

MJG —Las soluciones biotecnológicas están presentando un potencial muy interesante para el sector plástico, para degradar estos materiales; el mundo de la microbiología es infinito y queda aún mucho por descubrir. Yo particularmente no he leído sobre esta enzima, pero estoy al tanto de que están explorando esto tanto para degradar materiales como para generar materiales nuevos que sustituyan ciertas funciones que cumple el plástico. Entonces el potencial de la biotecnología para solucionar esto así como otro tipo de solución, como barreras artificiales –que es lo que la oyente había consultado–, son posibilidades que se están explorando. No me animaría a decir que tenemos claro cómo vamos a resolver el tema. Estamos haciendo todos los esfuerzos a nivel global, el tema está con muchísima fuerza, como no ha estado décadas atrás, en la búsqueda de la mejor solución para abordar esto de recuperar, de evitar lo que ya está en estas sopas de plástico.

EC —Tomás, ¿tú qué agregarías? ¿En qué campaña de estas están involucrados ustedes?

TG —Nosotros estamos involucrados en todas las campañas que son aguas arriba, en poder eliminar la llegada del plástico a los océanos. Ahí estamos trabajando desde el mismo diseño, trabajando con casi todas las grandes compañías productoras de empaques plásticos para que repiensen la forma en que empacan sus productos, para que promuevan la recuperación de estos materiales e incluso vayan repensando su modelo de negocios para moverse hacia sistemas que converjan con la economía circular, que es mucho más allá del reciclaje, sino que viene de la mano de la redención, la reutilización, la botella retornable, los plásticos reusables, etcétera. Diseñamos e instalamos sistemas de gestión de residuos, instalamos puntos limpios y espacios donde la ciudadanía puede hacerse responsable de los diferentes tipos de plásticos, no solamente de la botella plástica. Porque esa enzima que tú mencionabas tiene la capacidad de comerse el PET, que es uno de los tantos plásticos y uno de los complicados porque en muchísimos países no tienen la tecnología para convertir una botella en otra botella, entonces una botella se convierte en un empaque de estos tipo almeja, y la probabilidad de reciclaje de ese empaque es casi nula. Por ende le doy una vuelta y luego se convierte en basura. Entonces allí hay un temazo, que uno de los plásticos más utilizados para acarrear agua no tiene la probabilidad de estar girando infinitamente en nuestro sistema, sino que en casi todas las partes del mundo da una vuelta y luego lo perdemos.

EC —¡Cuántos desafíos de por medio!

MJG —Absolutamente, tenemos desafíos a varios niveles. Quiero resaltar que el plástico ha revolucionado al mundo, hoy estamos rodeados de plástico y nos soluciona una cantidad de cosas. En Uruguay de hecho tenemos industrias plásticas y tenemos mucha gente que vive de esto. Entonces el desafío es cómo transitamos hacia esa nueva economía respetando las realidades que tenemos y la calidad de vida que tenemos, la población que queremos mantener. En eso también es fundamental resaltar el rol que jugamos como ciudadanos. Porque todas estas soluciones que estamos pensando aguas arriba, como dice Tomás, requieren la coparticipación y la responsabilidad de todos. Tienen mucha responsabilidad el sector privado en el diseño de sus productos, las políticas públicas en los incentivos que llevan, pero nada es factible si no nos sumamos cada uno de nosotros y por lo menos no tiramos a la calle plásticos, para empezar a hablar de algo tan básico pero que hay que reforzar, aunque cueste creerlo.

EC —La tarea que está por delante es gigante, y uno de los requisitos o de los ingredientes es la toma de conciencia a nivel individual. Ese es un punto de partida.

TG —Exactamente, está la toma de conciencia, pero luego está la toma de acción.

EC —Está bien, no alcanza con entender el problema, hay que hacer algo. Y se puede hacer algo, a nivel individual se pueden ir dando pasos.

***

EC —Hay una cantidad de mensajes de los oyentes. Es una buena noticia, por lo visto el asunto interesa, despierta la sensibilidad.

Por ejemplo, está este de Cristina que pregunta a propósito de las artes de pesca: “Buena parte de esta contaminación de las islas de plástico en los océanos viene de la pesca, de las redes, etcétera”.

MJG —Correcto, las redes de pesca utilizan plástico y gran parte de las micropartículas vienen de ahí.

EC —Para eso supongo que hay una solución. ¿Cómo se hacían antes las redes de pesca?

MJG —Era textil, era otro tipo de fuente. Se podría pensar en sustituir un tipo de material por otro, que es una de las líneas fuertes que plantea la economía circular, cómo replanteamos y sustituimos el plástico por otro tipo de materiales que se degraden más fácilmente en la naturaleza.

EC —Tomás, ¿cómo se está encarando esta parte de la solución en Chile, donde la pesca está tan desarrollada?

TG —Hay dos opciones: o se cambia la materialidad manteniendo esta modalidad desechable o se cambia el hábito de uso. Porque lo que pasa con la red de pesca es que esa no es de las que flotan y se va a ver en esa sopa; la red no flota, cae a la profundidad y ahí se queda. En Chile se están llevando adelante varias iniciativas múltiples en conjunto con caletas de pescadores, porque la pesca artesanal es un tema superfrágil en la generación de esta conciencia, porque si no hay un incentivo para volver a traer la red a la orilla y meterla en algún sistema de gestión lo más simple es descolgarla y que llegue a las profundidades. Entonces se están desarrollados diferentes modelos de negocios, no sé si ustedes conocen una marca de anteojos que se llama Karün o unos […], son dos iniciativas que han nacido acá en Chile, a partir de las redes de pesca se han hecho lentes de sol o […], plásticos chiquitos, que tienen un impacto social gigantesco. Como decía María José, el factor social de la gestión de los residuos es clave, si no involucramos a todos aquellos que somos parte de la cadena el problema no se va a solucionar de ninguna forma.

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