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Informe EP: Conaprole, AFE y las gremiales del agro agregan tensión al clima de las relaciones laborales

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Nuevos roces en la interna de Conaprole, una movida fuerte de la Unión Ferroviaria y las gremiales del agro que siguen ajenas a los Consejos de Salarios propiciaron una mayor tensión en las relaciones laborales, ya de por sí tensas por la negociación colectiva a gran escala

El clima de las relaciones laborales sigue tenso en Uruguay, mientras se llevan a cabo las negociaciones colectivas más grandes desde que se reinstauraron los Consejos de Salarios.

Este año funcionarán en total unas 227 de esas instancias. Algunas cerraron acuerdos rápidamente, como la bebida y la construcción. Otros atraviesan situaciones complejas. Pero no todos los rubros en los que se ven choques entre trabajadores y patronales tienen que ver con la negociación colectiva.

AFE
El viernes pasado, AFE planeaba reinaugurar el tren de pasajeros entre Montevideo y Empalme Olmos. De la ceremonia participaría la presidenta en ejercicio Lucía Topolansky. Sin embargo, un paro sorpresivo de la Unión Ferroviaria canceló la ceremonia. Topolansky se enteró al arribar a la estación.

El sindicato reclama que AFE firme un convenio para negociar la reestructura de la empresa y el futuro de los trabajadores que quedarían afectados por el Ferrocarril Central.

El presidente de AFE, Wilfredo Rodríguez, decía esto a En Perspectiva al respecto el lunes: "A AFE le falta gente, somos conscientes. Le faltan técnicos, somos conscientes. Le falta algo de maquinaria para el mantenimiento de la vía, somos conscientes. Pero también le falta credibilidad". Y agregó: "Quien tiene que poner la plata en este momento no cree en nosotros. Y nosotros tenemos que decirles que tienen razón. No somos capaces de correr un tren con una línea…".

La actitud del sindicato no cayó bien en el Gobierno. El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, declaró ayer: "A nosotros no nos hace ninguna gracia, como ciudadano de este país, como hombre proveniente del mundo sindical". "Es realmente un hecho que nos molesta y nos preocupa", concluyó con respecto a este episodio.

Además del resultado, el ministro criticó la forma en que se movilizó la Unión Ferroviaria: "Que la primera medida sindical y en algunos casos la única, es el piquete, eso nos preocupa. Yo vengo de la escuela sindical de preferir las asambleas, los paros masivos, las huelgas, pero cuando lo primero que se hace es un piquete… Creo que ese tipo de reacciones a veces generan reacciones que no le hacen bien al movimiento sindical y no le hacen bien al país".

Conaprole
No es el único episodio de conflictividad sindical que resurgió estos últimos días. El diferendo en Conaprole, que parecía resuelto con la firma de una cláusula de paz, volvió a complicarse. El viernes se realizaron paros en el Centro Industrial Montevideo de la empresa, y el sábado las gremiales lecheras criticaron el accionar sindical.

“No se puede entender cómo se permite la agresión sin límites a Conaprole por parte de un sindicato que no respeta en lo más mínimo el espíritu de la cláusula de paz firmada hace apenas unos días y pretende asumir por sí y ante sí la gestión de la empresa”, declararon las gremiales.

Así resumió el ministro Murro el sentir del Gobierno con respecto a este tema: "Después de que logramos un muy buen acuerdo en Conaprole, seguimos teniendo dificultades. Seguiremos haciendo esfuerzos para ver cómo encontramos solución. Pero nosotros creímos, cuando firmamos el acuerdo, que las cosas estaban resueltas".

El secretario de la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole, Luis Goichea, negó que en la empresa haya hoy un conflicto. "No condice lo que dice el documento de las gremiales con la realidad que ocurre", dijo. "Desde el viernes en la tarde hasta la fecha actual no ha habido ninguna acción ni medida, a pesar de que la empresa en algunos lugares ha seguido tomando actitudes que no condicen con lo acordado".

En entrevista con la producción de En Perspectiva, el dirigente profundizó en por qué considera que es Conaprole la que ha roto el convenio: "La cláusula de paz, como dice el acuerdo, está señalada para determinados temas y en esos casos nosotros hemos respetado el contenido de la cláusula que tanto reclamó la empresa. Lo otro tiene que ver con situaciones cotidianas, que a pesar de haber un procedimiento establecido la empresa se ha negado sistemáticamente al mismo. Quiere imponer modificaciones en la forma de trabajo sin discutirlas con el sindicato, a pesar de los acuerdos que existen en esos lugares".

Agro
El agro se convirtió, este año, en el segmento más delicado y no solo por la situación en Conaprole. Las gremiales rurales se retiraron de los Consejos de Salarios a mediados de agosto.

Ayer martes, la Asociación de Cultivadores de Arroz, la Asociación Nacional de Productores de Leche, la Asociación Rural del Uruguay, las Cooperativas Agrarias Federadas y la Federación Rural mantuvieron una reunión con la cúpula del PIT-CNT, pero aunque destacaron la apertura de los dirigentes sindicales, resolvieron no regresar a los consejos.

Las gremiales se expresaron a favor de los Consejos de Salarios porque entienden que “son un buen instrumento que ayuda al crecimiento económico del país, contribuir a una mejor distribución de los ingresos, ser un ámbito para que los trabajadores presenten sus aspiraciones y reivindicaciones, y lograr garantías para que los empresarios tengan mayores certezas en el manejo de las empresas”. Sin embargo, aclaran: “Para que esto sea posible los Consejos de Salarios deben tener la calidad institucional y de organización que permita dar garantías a todas las partes. Esto no sucede en la actualidad”.

Continúa el comunicado: “El largo, desgastante e injusto conflicto en Conaprole demuestra que las empresas no tienen ninguna garantía en el cumplimiento de los acuerdos logrados en los Consejos de Salarios actuales”.
Y agrega: “Las Gremiales Rurales firmantes consideramos que los Consejos de Salarios actuales podrían llevar a la destrucción de empleos y empresas, ya que no contemplan mecanismos eficaces para enfrentar los ciclos económicos cuando entran en fases negativas como en la actualidad”.

Análisis
¿Cómo hay que leer esta conflictividad? El abogado Juan Raso, catedrático Grado 5 de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de la República, definió el clima de las relaciones laborales como “una especie de tormenta”, pero lo consideró normal dado el momento en el que están las negociaciones y la inestabilidad económica de la región.

"Hay mucho miedo, hay el miedo a la inflación, hay miedo a si van a disparar los salarios, hay temor de los empresarios que no puedan cubrir los aumentos salariales", dijo Raso a En Perspectiva. "Es una gran complicación. Hay que invitar a la calma. Si nos enloquecemos, con el miedo perdemos todos".

En busca de esa calma, Raso señaló que las medidas extremas de fuerza pueden costarle a los sindicatos el favor de la opinión pública. "Las estrategias sindicales hoy en día tienen que ser muy cuidadosas. Un piquete, un piquete además que no permita ingresar a la empresa a los trabajadores y empresarios, es una medida que yo no creo que sea legítima. El piquete siempre tiene que permitir que los trabajadores entren", opinó. "¿Y quién juzga? Juzga la opinión pública. Hay buenos sindicalistas, hay buenos sindicatos, pero la opinión pública tiene una visión contraria a las ocupaciones, a los piquetes, a las medidas extremas de fuerza. Y eso es malo para la negociación y es malo para la organización sindical".

En la misma línea, Raso criticó que las gremiales rurales se alejaran de los Consejos de Salarios: "También hay formas de conflicto de parte de los empleadores. El hecho de que los rurales se retiren del Grupo 22 es una especie de piquete a la negociación colectiva".

Por otro lado, el abogado avisó que este clima tenso puede continuar enrareciéndose, sobre todo en desmedro de los trabajadores, por la mayor inmigración que está recibiendo Uruguay: "Por un lado tenemos que abrirle los brazos a los inmigrantes, especialmente cuando son venezolanos: los venezolanos nos abrieron los brazos en la época de la dictadura a los uruguayos. Pero también es cierto que un trabajador migrante no se sindicaliza, quizás no reclame una o dos horas extra si trabaja un poco más. Ese es otro ingrediente en esta tormenta".

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