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La Mesa, miércoles 7 de diciembre: Álvaro Lamé, Leonardo Loureiro, Pablo Brenner y Aníbal Gonda

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EC —Tengo una pregunta de la audiencia: “¿Qué posición tienen ante los tratados de libre comercio? Por ejemplo, el tratado de libre comercio que se está pensando con China”. Habla también del eventual tratado con Estados Unidos y de lo que está pasando con el Mercosur. ¿En este sector cómo pegan esas herramientas?

[ ] —En general, al ser nosotros una industria muy competitiva y abierta al mundo, por definición estamos a favor de todo lo que nos pueda abrir mercados y facilitar cosas. A veces hay temas que no son de público conocimiento en estos tratados, por ejemplo, nos afecta mucho el tema de los permisos para trabajar y las visas de trabajo. Si estamos implementando un proyecto para un cliente en Estados Unidos a veces precisamos mandar ingenieros nuestros por un período, y eso era algo que estaba bien atendido en el famoso TISA, dar beneficios a los países que lo integraban para recibir visas temporales de trabajo de una manera ágil. Eso es importante, porque a veces vendés, hacés todo el proyecto, pero después no tenés la capacidad de mandar a alguien para implementarlo. Son pequeños detalles que van mucho más allá de tasas impositivas, que creo que son los que más nos importan a nosotros, más que los impuestos en sí.

[ ] —Un TLC primero te pone en el radar internacional, por lo cual es importante hasta desde el punto de vista de marketing. Y en el tema de China, para nosotros es flor de oportunidad, porque podríamos ser la puerta de entrada de toda una industria tecnológica de China. Lo otro es que China provea la parte más tecnológica de hardware y nosotros el software que va sobre el hardware.

[ ] —De hecho estamos avanzando a partir de la misión a China en unas conversaciones con empresas, en particular con la gente de […] venimos avanzando bien en ese sentido. Pero hay temas mayores también. Por ejemplo, cuando no entramos en estos acuerdos y otros países sí entran, porque obtienen ventajas y nosotros quedamos en desventaja, porque a esos países les bajan los aranceles de entrada y nosotros los mantenemos. Es lo mismo que pasa con otros productos, los que hablan de la carne con China comparando con otros países.

[ ] —Es más, a veces uno lo mira desde el punto de vista del cliente. Muchas de las empresas que tienen acá equipos grandes de desarrollo de software son multinacionales que tienen los equipos distribuidos en diferentes países. Si Colombia sí firma esos tratados y esa empresa tiene un buen centro de desarrollo en Colombia, además de tener uno en Uruguay, proyectos que podrían venir para Uruguay, que nos permitirían crecer localmente, se irían para Colombia. Esas son cosas que pasan muy rápido, porque es la misma empresa que lo decide.

***

EC —¿De qué manera puede competir Uruguay en el mundo siendo un país de escala tan pequeña? ¿Cómo se hace para apretar el acelerador en materia de innovación, por ejemplo?

[ ] —Ese es un tema importante si queremos escalar y sabemos que tenemos un problema de gente; a nivel de servicios clásicos de desarrollo de software vamos a poder escalar solo en la medida en que incorporemos gente. Otro modo es agregar más valor y empezar a trabajar más en productos o software as a service, cosas que escalen más rápido.

EC —¿Podrías explicar ese concepto?

[ ] —El software as a service es un software que a la larga deja de ser un producto y se vende como un servicio. Un caso típico podría ser cuando uno usa las aplicaciones de Google o de Microsoft, el nuevo 365, que uno va pagando por usar el servicio. Incluso Netflix se podría decir que es una especie de software as a service. Es ver cómo escalar con innovación y con eso.

Lo interesante es que el software está en todos lados hoy, entonces la iniciativa que estamos promoviendo desde la CUTI es llevar estas innovaciones –mucha innovación no tiene que venir necesariamente del lado de la tecnología, pero la tecnología generalmente habilita mucho las innovaciones– a industrias más clásicas del Uruguay. Siempre nos quejamos de que Uruguay en sí no es un país muy innovador, entonces es una propuesta de ganar-ganar.

EC —Ejemplos.

[ ] —Ya está pasando en cierta medida en el agro, se está incorporando muchísima tecnología, uno va al interior y ve los drones sacando fotos, haciendo cosas. Eso es tecnología incorporada.

EC —La maquinaria agrícola está toda computarizada desde hace años. La pregunta es cuánto valor agregado uruguayo se le puede poner a esa tecnología.

[ ] —No hay razón por la cual no hacerlo, le podríamos agregar. Lo bueno es que es una propuesta de ganar-ganar, porque nosotros le podemos llevar conocimiento de tecnología al agro y por otro lado testear nuevas ideas y nuevas cosas que después puedan ser exportables. Uno de los grandes problemas que tenemos como industria a nivel de innovación y para exportar es que cuando vas con un producto muy innovador a venderlo en Estados Unidos te preguntan a quién se lo vendiste antes. Y generalmente en cualquier otro país se lo vendiste antes a un cliente local, que es lo más fácil, porque uno lo puede ir testeando. A nosotros en muchos casos nos falta esa pata de testear localmente y se hace mucho más difícil esa primera venta afuera. Entonces la iniciativa es llevar innovación desde nuestra industria hacia otras industrias para poder ganar todos.

[ ] —Reforzando lo que decía Pablo, estuvimos hace poco con Álvaro y Manuel, el secretario de la Cámara, en Sinergia Tech, que es un emprendimiento de Maxi Peréz, y una de las cosas que tiene es un gran foco en el diseño de la electrónica y la mecatrónica fundamentalmente orientado al agro, relacionado con temas de agro bastante sofisticados.

[ ] —Internet de las cosas también.

[ ] —Mucho internet de la cosas pero aplicado al agro. Cuando uno va ahí dice “esto lo podríamos aplicar en tal lugar”, hay muchas cosas de smartcities, ciudades inteligentes, y lo más increíble es que tienen más resultado y más éxito fuera del país. Como decía Pablo, necesitamos que otras industrias tomen esos desafíos y los hagan. Tanto es así que hasta hay un instrumento de la ANII que se llama Desafíos, con el que alguien de otra industria podría plantear un desafío para resolver y nosotros como proveedores podríamos resolvérselo.

[ ] —Al inicio del bloque dijiste algo que tiene mucho que ver con la innovación: ¿cómo se puede innovar desde Uruguay siendo un país pequeño con 3 millones de habitantes? Creo que parte de eso es el secreto que tenemos para la innovación: la escasez.

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