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La Mesa TIC, martes 13 de marzo

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EC —¿Entonces no hay riesgo?

GV —Hay, sí. Cuando vos hacés contratos inteligentes, que son programas que se ejecutan en el interior de una blockchain, tenés un programa informático que es susceptible de tener errores o de haber sido manipulado momentos antes de ingresar a la blockchain y tener un uso malicioso.

AN —Con el tema seguridad hay varios temas. Primero, blockchain utiliza algoritmos criptográficos que si se caen se cae todo el comercio electrónico. Vamos a arrancar por ahí. Entonces hoy por hoy bitcoin tiene US$ 170 billones en market cap, es mucho más chico que si se cae todo el comercio electrónico mundial.

Por otro lado está la descentralización. Un hacker puede atacar un conjunto de máquinas de un banco, pero no puede atacar a la vez 50.000 nodos distribuidos por el mundo.

EC —¿Y no hay contaminación posible, contagio?

AN —Lo que pasa es que las máquinas en sí no están conectadas, es mucho más complejo. Con respecto a lo que decía Gonzalo de los contratos inteligentes…

EC —¿Qué es un contrato inteligente?

AN —Antes te digo algo para lo que también sirve blockchain, que es establecer acuerdos entre partes. Un acuerdo puede ser que una transacción es válida, que el dueño de tal auto es tal persona o que se debe ejecutar tal programa. Un contrato inteligente, un smart contract, es un concepto muy anterior a bitcoin, es del 94. La idea del contrato inteligente es: vos tenés un código que se debe ejecutar de determinada forma, sin necesidad de terceras partes, cuando pasan determinadas cosas. Entonces los contratos inteligentes como contratos no tienen nada muy loco, muy distinto de lo que venimos acostumbrados a hacer. Lo distinto es que una vez que tú instalas el contrato dentro de la blockchain tenés dos características importantes, desde mi punto de visa. Primero, por estar instalado, por estar aceptado, por estar dentro de la blockchain, no puede ser modificado, incluso yo, que soy el dueño del contrato, el que lo escribió, una vez que lo instalé no tengo autoridad para modificar las reglas que establece ese contrato. Eso es muy fuerte, porque con cualquier e-banking, cualquier sistema del mundo, yo voy como dueño del sistema, cambio el código, el software y te cambio las reglas de juego. Acá no es posible. Y la otra característica es que cuando yo establecí que pasan determinadas cosas y que la red como red acepta que esas cosas pasan, el contrato se ejecuta, siempre.

EC —¿Ejemplo?

AN —Por ejemplo, yo en mi compañía te vendo un desarrollo de una aplicación móvil y te digo “te la voy a vender a US$ 1.000” y ponemos en el contrato que el 1º de abril la aplicación tiene que estar disponible para bajar en tu celular, en el store; si la aplicación está disponible yo me llevo los US$ 1.000, 0,1 bitcoins, y si no está disponible te tengo que pagar US$ 100. Entonces creamos un contrato en donde yo deposito la multa, US$ 100, y vos depositás los US$ 1.000. El 1º de abril se ejecuta el contrato y chequea si está disponible.

EC —Ese es un ejemplo muy simple del contrato inteligente. De ahí para arriba puede haber veinte variantes.

AN —Exacto. Si la red determina que la aplicación está disponible, me manda a mí US$ 1.100, si no está disponible, te los manda a vos. Yo no lo puedo modificar, esa regla ya está.

JL —Hay un ejemplo muy interesante en eso, que de hecho es de una de las industrias que están muy interesadas en el manejo de blockchains, que tiene que ver con el comercio internacional. En el comercio internacional existe todo un protocolo, una forma de operar que tiene ya un montón de reglas preestablecidas. Es decir, si yo le estoy comprando a un exportador de Holanda, ya hay un acuerdo de que él tiene que entregar la mercadería en el puerto, en ese momento mi banco le tiene que transferir determinada cantidad de plata, se contrata un determinado seguro, cuando la mercadería llega a puerto él paga el flete. Todo eso se puede registrar en uno de estos contratos inteligentes en los que no solamente se establecen las condiciones del contrato, sino que el contrato tiene la capacidad de autoejecutarse. Entonces se registra el contrato y luego se registran acontecimientos. Una vez que está registrado el contrato, cuando la cadena, cuando el software que maneja esa cadena recibe el dato de que se entregó la mercadería en el puerto, automáticamente se dispara un determinado pago, un contrato de seguro, etcétera.

EC —El comprador no puede dormir el pago, no lo puede aguantar. Si el contrato establecía determinadas condiciones, cumplidas esas condiciones el pago se ejecuta.

JL —La ejecución es directa. Estamos acostumbrados a pensar en contratos del estilo de que nos ponemos de acuerdo en determinadas cosas, en general actuamos los dos en función de lo que dice el contrato, y si algo no sucede bien yo tengo la chance de ir a reclamar en alguna vía jurídica. Con esto yo no dependo de que tú ejecutes ni tú dependes de que yo ejecute, porque la propia tecnología, plataforma, que está debajo ejecutada las cosas automáticamente.

EC —La propia tecnología es el tribunal.

JL —Exacto, ya no hay letra y espíritu del contrato, el contrato es lo que está escrito ahí.

***

EC —Pregunta un oyente: “¿Existen cursos de blockchain? ¿Se puede alguien certificar en blockchain?”.

***

EC —Han ido explicando en qué consiste y cómo se usa, pero quedan consultas de los oyentes y apuntes que ustedes mismos tienen en sus notas. Por ejemplo, ¿qué está haciendo GeneXus con blockchain?

JL —Bastante, por lo menos en tres dimensiones. Para empezar, desde el punto de vista tecnológico, estamos asegurándonos de que quienes desarrollan con GeneXus tengan acceso a estas tecnologías y tengan la mejor manera de hacerlo, siempre en la línea de GeneXus de automatizar todo lo automatizable y permitir el avance tecnológico. La segunda tiene que ver con la idea, porque una cosa es la tecnología y otra cosa es para qué la uso, entonces ahí estamos ayudando a pensar cuál es la posible aplicación, los modelos de negocio que pueda haber alrededor de eso. Y la tercera tiene que ver con la ejecución. Es decir, tengo la tecnología, tengo la idea de qué quiero hacer con eso, pero necesito ponerlo a funcionar. Y ahí sobre todo el área de ThalesLab, que es el área del grupo de GeneXus que se dedica a apoyar e incubar –es una incubadora ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación) a nuevos emprendimientos relacionados con tecnología–, está apoyando para que puedan poner en funcionamiento eso. En particular existe un acuerdo en este momento con ANII de apoyo a emprendimientos que tengan que ver con blockchain por el cual en la medida en que se consigan inversores que estén dispuestos a participar de ese emprendimiento, existe una participación de la ANII que es el doble de lo que los inversores estén dispuestos a poner.

EC —¿Cómo dirían ustedes que está Uruguay en materia de blockchain? ¿Cuánto ha penetrado ya en el funcionamiento de empresas, del Estado?

GV —No tengo registro de que exista nada en producción en Uruguay. Algunos pocos que desde hace un par de años venimos trabajando bastante intensamente.

EC —Un par de años, eso es una referencia temporal.

GV —Aproximadamente, sí; capaz que Alejandro un poco más.

EC —La tecnología tiene más años, nueve años, pero en Uruguay empieza a considerársela, a manejársela, ahora.

AN —Yo particularmente con la blockchain de bitcoin hace unos cinco o seis años que estoy, y con Ethereum y plataformas de smart contract un poco más de dos.

GV —Somos unos pocos haciendo estos esfuerzos, dos o tres más además de los que estamos acá. Pero noto que ahora sí empieza a recalentarse el asunto.

EC —Ha venido una “moda” en el mundo con blockchain, ¿no?

GV —Sí, todas estas tecnologías pasan por un período de moda. Nosotros tratamos de ponerle paños fríos a ese aspecto, porque no le hace bien en realidad a la tecnología, porque es exagerado y dispara campanas que están fuera de foco. Pero estamos bastante convencidos de que, manejada con seriedad, la tecnología tiene un potencial de aporte.

CA —Siempre hay un proceso de análisis de qué es blockchainizable y qué no. Eso es importante en cada caso, porque a veces se puede resolver con bases de datos tradicionales.

JL —Siempre está el riesgo de que como tengo un martillo nuevo todo se parece a un clavo.

EC —Palmira –y no es la única– pregunta: “¿Se aplica esta tecnología para los particulares individuales?”. De hecho han manejado ejemplos que implican eso.

JL —En el caso de bitcoin la participación es individual, como usuario del bitcoin, e incluso cualquier persona puede aportar un nodo simplemente para leer o incluso para validar, para lo que se conoce como minería de bitcóin. Blockchain es una tecnología que se puede implementar de diferentes maneras; bitcoin es un extremo, es totalmente público, cualquiera puede escribir, cualquiera puede leer y cualquiera puede validar. En el otro extremo hay blockchains con implementación privada en los que solo algunos pueden leer o solo algunos pueden autorizar y validar transacciones. Dentro de ese espectro hay mucho.

CA —Como caso de uso para entender un poco más, va a haber una cantidad de servicios a los que las personas, los ciudadanos van a poder acceder, detrás de los cuales, en forma casi oculta, va a haber una blockchain o más de una. En Agesic, en Presidencia, estamos trabajando en un proyecto bien interesante que es la conversión de la DGR (Dirección General de Registros, que depende del Ministerio de Educación y Cultura) en una DGR digital. Hay todo un proyecto, de hecho hay un llamado que está abierto, con el que se busca optimizar los procesos. A nivel del Estado en el fondo siempre está ese componente de lograr un gobierno eficiente, transversal, integrado, y este proyecto apunta a eso. En particular DGR es todo lo que son registros de muebles o inmuebles y en algún momento un ciudadano haciendo una transacción que impacta en esos registros, por ejemplo si uno hace una compraventa. En el llamado se pone una opción de proponer soluciones basadas en blockchain. O sea que ya estamos explicitando el tema y estamos trabajando en esas líneas de acción en cuanto a tecnología, aspectos más de impacto regulatorio eventualmente y casos de uso como este que describo.

EC —Justo venía una pregunta de la audiencia, una de las varias por ese lado, de Pedro: si Agesic está trabajando en algún protoproyecto de aplicación de blockchain a reforma del Estado.

CA —Sí, pero con esa cautela que he mencionado. Se está trabajando en varias líneas de acción con aspectos de ciberseguridad, de privacidad, tecnológicos también. El área de tecnología está estudiando todas las plataformas existentes, viendo cuál es la que va madurando y cuál es la que se va consolidando, y es de pensar que en algún momento habrá una o más plataformas de blockchain de Gobierno, como otros países ya están conceptualizando. Falta un poco, van apareciendo más bien aplicaciones o usos aislados en distintas áreas, a nivel de voto, transparencia en procesos de votación o eficiencia del Estado en salud… hay muchos ámbitos.

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