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La Mesa TIC, martes 18 de abril

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MM —Hablás de los ejemplos para atrás y todo el mundo piensa en los más recientes, Google, que nadie sabía cómo encontrar las cosas en internet y Google lo hizo. Facebook, que te cambió la manera de relacionarte con tus amigos. Twitter, tú sos un medio de comunicación, sabés el impacto que han tenido las redes sociales y los enormes problemas que están teniendo los diarios para sobrevivir luego de las innovaciones digitales. Pero esas fueron hace 7 o 10 años. Ahora tenés más problemas, tenés la robótica, que está cambiando la manera como la gente trabaja, tenés los autos que se manejan solos, que van a producir una enorme revolución en el transporte público, en el transporte privado. Tenés la inteligencia artificial, todo lo que se llama la ingeniería de toma de decisiones basada en datos en lugar de basada en algoritmos o en premisas.

Y después tenemos el futuro. ¿Qué va a pasar en los próximos 25, 50, 75 años? ¿Por qué hay que innovar? Hay que innovar porque en los próximos 25, 50, 75 años las compañías del futuro van a ser radicalmente diferentes, mucho más de lo que fueron hasta ahora.

Imaginate, por ejemplo, alguien que vende gas licuado envasado. ¿Cuántos años hace que las empresas que distribuyen este producto distribuyen el mismo producto en Uruguay? ¿Veinte, 30, 50 años?

EC —Las garrafas.

MM —Las garrafas. Ahora les hemos encontrado nuevos usos, pero siguen siendo un producto tradicional e igual. Lo más importante y la razón por la cual las empresas tienen que innovar, y en particular en la industria de las tecnologías de la información, es que la obsolescencia de un producto tecnológico es de entre tres, cinco y siete años. Si tú no te preparas para la nueva camada de productos, sencillamente vas a quedar fuera del mercado.

EC —Alguien puede decir que en esto de la innovación hay algo artificial también. Puede haber oyentes preocupados por el consumismo, por ejemplo, esa obsesión que se ha ido instalando de que hay que cambiar el teléfono celular una vez por año, una vez cada dos años. ¿Hay un exceso también, hay desbordes en cuanto a esto de la innovación?

GDM —Para mí existe un segmento que está desbordado y existe un segmento que no está atendido. Yo trabajé en una empresa que reunía más de 2.000 farmacias con un software que hace recién dos años pasó de DOS a Windows, y es una empresa que factura millones de dólares. Pero en un segmento que no atendería nadie. No era acá, era en Argentina. Entonces creo que hay segmentos que están muy desatendidos a nivel tecnológico y segmentos que están atendidos. No es viable que yo cada dos años tenga que tirar el celular a la basura. Eso te exige repensar cómo las empresas tecnológicas están llegando a soluciones, a productos que van de la cuna a la tumba en un año y no de la cuna a la cuna. Eso tiene que ver con la economía circular, con que las TIC se focalicen en los problemas sociales y ambientales que tenemos, porque creo que ahí está la mayor capacidad de negocios del futuro. Y ahí es donde quizás, si es un problema y no está resuelto, tenemos una oportunidad enorme. Quizás las TIC uruguayas estamos mirando demasiado a Stanford o tecnologías que van muy rápido, y tenemos un segmento en América Latina con un montón de cosas a resolver con tecnologías e innovaciones muy básicas, que puede ser información, puede ser software, puede ser hardware, o puede ser resolver comunicación, uniendo comunicación, que no lo estamos atendiendo.

EC —Focalicémonos en las TIC uruguayas y sus obligaciones en materia de innovación.

MM —En verdad las TIC uruguayas compiten hoy con el mundo. El mundo en todo se hizo llano y todos compiten con todos. Las TIC uruguayas al exportar están compitiendo con todo el mundo, incluso en el mercado interno competís con los fabricantes, con los proveedores de afuera que te entran.

EC —Hay oyentes participando también, y Guillermo dice algo muy parecido a lo tuyo: “La innovación en las TIC está democratizada, cualquiera con conocimientos desde un garaje puede innovar y ser disruptivo en el mundo. Por eso las TIC tienen que innovar tanto”.

MM —Exacto. Está la parte positiva y la negativa. Hoy la democratización de la tecnología y los cambios drásticos hacen que empresas chicas puedan competirles a empresas establecidas grandes. Eso es una gran oportunidad para las TIC uruguayas que somos principalmente empresas chicas.

El otro día leía algo interesante, decía que la competencia entre una startup, una empresa nueva, y una empresa ya establecida pasa por si la empresa nueva consigue distribución antes que la empresa establecida consiga innovación. Es una carrera de la innovación contra la distribución. Generalmente la empresa chica no tiene cómo llegarle al mercado, y eso lo tiene la grande, pero generalmente la chica tiene mucho más agilidad, porque muchas empresas grandes no es que no sepan innovar, les cuesta más porque son más duras, son más grandes y más pesadas, y por otro lado canibalizan su propio mercado. No es tan fácil para una empresa grande decir “voy a innovar”. Entonces siempre está la posibilidad de entrar de afuera.

Como decía, a la positiva, el mundo se democratizó, podemos ir a pelear en cualquier mercado. A la negativa, ya no existe eso de “tengo mi cliente acá al lado y me compra a mí porque es cercano y me conoce”, porque también se democratizó para que entren empresas de la región o de afuera.

EC —Sigamos hablando de las TIC uruguayas. Y si es posible con ejemplos en esto de la obligación de innovar, los desafíos que tienen por el lado de la innovación.

OB —En la ANII el problema que tenemos es seleccionar las empresas de TIC a las que les vamos a dar apoyo. Es un problema realmente difícil, cuando vienen y nos proponen una innovación es difícil discernir si esa innovación va a tener algún sentido desde el punto de vista de los intereses del país. Porque nos interesa apoyar la innovación porque ella va a generar nuevo empleo, va a generar mejor productividad, va a generar exportaciones. Entonces encontrar cuáles son aquellas y decidir en cuáles invertir es difícil.

Por otro lado, como decía Pablo, hoy día ninguna de las empresas en este país va a estar en condiciones de competir por sí sola. No podemos hablar de las TIC uruguayas, sino que son las TIC en general. El producto no va a alcanzar el mercado uruguayo para hacerlo viable, va a tener que salir, ser exportado, por lo menos a la región. Entonces en la ANII ponemos una valla un poco más alta para los productos provenientes de las TIC, sabiendo que se van a encontrar con una competencia encarnizada que puede venir de Tailandia, de Indonesia, ni siquiera de los países más desarrollados.

EC —¿Qué es lo que pone en juego eso? ¿La viabilidad de esa innovación?

OB —La selección de qué es lo que triunfa como innovación es un proceso social, un proceso en el cual una cantidad de actores van a decidir “esta innovación es buena, la tomo” o no la van a tomar. De hecho no son las empresas de TIC las que deciden que haya un sector que de pronto decide tirar el celular cada dos meses, sino que hay gente que prefiere tirar el celular cada dos meses, entonces las empresas empiezan a producir para ese sector. La decisión está basada en una cantidad de esos actores y lo difícil es saber cómo van a reaccionar esos actores. En la ANII se nos han presentado proyectos de los que en principio hemos dicho “no sabemos si esto va a salir adelante o va a ser rechazado”, por eso en nuestro mecanismo de selección tenemos personas referentes de los distintos sectores de la actividad que evalúan. No somos los funcionarios de la ANII los que evaluamos los proyectos, sino que es gente con experiencia en el mercado, de repente algunos de los que están en esta Mesa han participado en nuestro comité de selección en algún momento o han trabajado y saben cómo funciona. Ellos deciden en base a su experiencia “esto va a tener viabilidad”, “no va a tener viabilidad”, “vamos a jugar una fichita a esto”. Pero siempre hacemos un chiste internamente en la ANII: si hubiera venido Google a proponernos la solución, probablemente le hubiéramos dicho que no, porque no habríamos entendido, no habríamos visto la perspectiva. Es difícil.

PB —es interesante. Una vuelta, hablando de ese tema con un venture capital, uno de los inversores de Silicon Valley, me decía que cuando llega al comité de ellos un nuevo proyecto, si hay mucho consenso en general no es una buena inversión, porque no es suficientemente innovadora. Decía que habían hecho las grandes inversiones cuando estaba muy polarizada la decisión, cuando a dos o tres les encantaba y a dos o tres les parecía que no servía para nada. Decía que ahí es cuando hay innovación, porque no todo el mundo llega a entender tempranamente el valor de la innovación. Ellos tiraban eso, cuanto menos consenso, mejor.

MM —Tú preguntabas por innovación en la industria de la tecnología en Uruguay. El diagnóstico que venimos haciendo en CUTI desde hace aproximadamente un año y medio es que algunas empresas se están focalizando en la prestación de servicios para empresas norteamericanas. Voy a explicar una cosa un poquito abstracta. En la parte de atrás de la cadena de valor, donde está la investigación de mercado, el entendimiento del problema del cliente, la solución técnica, la creación de la solución, ahí hay mucho valor. En la parte de adelante de la cadena de valor, donde está el contacto con el cliente, el servicio al cliente, hay mucho valor también. En el medio está el proceso de manufactura del producto tecnológico. Supongamos una app, una solución una solución para telefonía, una solución para gestión de las relaciones con el cliente, incluso un tema nuevo, como internet of things, etcétera.

La industria de tecnología de Uruguay se ha ido concentrando en la construcción de soluciones para terceros, para gente que trae el problema, generalmente de Estados Unidos, uno lo manufactura y ellos encuentran el venture capital, encuentran los canales de comercialización y distribución a los que hacía referencia Pablo y se expanden. En esa cadena de valor la manufactura es la menor parte de la tajada del negocio. Obviamente el negocio importante está cuando tú llegas al mercado con la solución y llegas a los clientes de manera directa. Y hoy está la posibilidad, como decía tu oyente, un chico con una buena idea y una computadora en un garaje puede llegar a todo el mundo.

Entonces el programa que está lanzando la CUTI para empresas de tecnología, que se llama i3, más ideas, más iniciativas, más innovación, se focaliza en eso, en encontrar caminos para que las empresas de tecnología se desplacen de su zona de confort, donde están construyendo productos para terceros, y vayan hacia un horizonte de productos con mayor valor añadido, agregando distribución en los mercados internacionales.

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