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Entrevista central, jueves 27 de agosto: José Carlos Mahía

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Entrevista con el diputado José Carlos Mahía (AU, FA).

EN PERSPECTIVA
Jueves 27.08.2015, hora 8.25

EMILIANO COTELO (EC) —“La administración del presidente Tabaré Vázquez quedó expuesta a un pico de tensión con el movimiento sindical, y también expuesta a divisiones internas, luego de que declaró esencial el trabajo en la educación pública para desactivar los paros que se llevaban adelante.

Así, el sindicalismo, históricamente afín a la izquierda, se transformó en circunstancial enemigo del gobierno del Frente Amplio (FA).”

Estos dos párrafos abren el recuadro de portada esta mañana en el semanario Búsqueda. La nota recuerda que ayer miércoles 26 se sucedieron reuniones tratando de descomprimir la situación, que con el paso de los días se fue tornando cada vez más ríspida. Pero, desacatando la esencialidad, los sindicatos resolvieron en asambleas convocar a nuevos paros para esta semana, mientras los docentes de secundaria mantienen su huelga, que es por tiempo indeterminado.

Un levantamiento simultáneo de las medidas y de la esencialidad fue planteado por el Poder Ejecutivo, y el PIT-CNT ayer, a través de su Mesa Representativa, sugirió que fuera aceptado. Los sindicatos no avalaron esa visión, creen que los gestos tienen que venir del otro lado. En esa espera de movimientos de uno y otro de los actores está transcurriendo esta jornada, que por otro lado incluye un paro general parcial que fuera convocado por la central de trabajadores, que se desarrollará entre las 9 y las 13 para protestar por el decreto de servicios esenciales.

Más temprano entrevistamos al presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, que tenía la esperanza puesta en la reunión que tendrá esta tarde, a las 15, el Consejo Superior Tripartito del sector público. Allí podría aparecer el mecanismo que destrabe este bloqueo.

En el gobierno, dice Búsqueda, se entiende que “esto lo saca el PIT o no lo saca nadie”.

Los jerarcas del Poder Ejecutivo, incluso los del Codicen y los consejos desconcentrados, prefieren mantenerse parcos en estas circunstancias, es difícil obtener sus declaraciones y sobre todo entrevistas.

Para saber cómo se está examinando todo este panorama en el oficialismo, en la fuerza política, en el FA, vamos a conversar con el diputado José Carlos Mahía, de Asamblea Uruguay (AU), un hombre vinculado a la educación, ya que es profesor de Historia.

El punto de partida va a ser la reunión que celebró ayer el Secretariado Ejecutivo del FA. Ese organismo recibió al ministro de Trabajo, Ernesto Murro, y al director nacional de Trabajo, Juan Castillo; también participaron la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, y el director nacional de Educación en el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Juan Pedro Mir.

Al final se emitió una declaración que dice: “Habiendo analizado la situación generada en el marco del conflicto de la educación pública, se declara: 1) reafirmar el diálogo y la negociación como único camino para la solución de los conflictos; 2) apelar al respeto y la tolerancia como valor imprescindible para procesar las diferencias; 3) apoyar el camino del diálogo, que permita el levantamiento de la esencialidad, el levantamiento de las medidas sindicales y la reinstalación inmediata de la mesa de negociación”.

¿Cómo fue la reunión de ayer? ¿Cuánto duró?

JOSÉ CARLOS MAHÍA (JCM) —Duró más o menos dos horas. Estábamos todos muy apenados, muy tristes por lo que está pasando. Realmente se ve, se siente que hay compañeros que están muy firmes en sus convicciones pero también muy tristes por el punto al que se ha llegado.

EC —Supongo que en la reunión afloraron las diferencias también. Porque el FA, el partido de gobierno, tiene posiciones distintas en su seno sobre esto que está pasando, y en especial sobre la decisión que tomó el gobierno del presidente Tabaré Vázquez de decretar servicios esenciales en la educación pública. ¿Cómo se manejó ese conflicto interno?

JCM —Básicamente tratamos de concentrarnos en el camino de las soluciones, ese fue el punto de partida. Está el decreto de esencialidad vigente, están los pronunciamientos personales de algunos compañeros al respecto y están algunos pronunciamientos de un par de sectores del Frente, por lo menos es lo que he escuchado hasta ahora. En medio de eso nos concentramos mucho, y por eso la resolución del Secretariado es la que salió.

En mi caso personal es la primera vez que hablo públicamente sobre este tema. Y lo hice antes el Día del Comité de Base en la ciudad de Las Piedras, en el comité Félix Iriarte, y lo hice ayer en el Secretariado del FA. Es decir, lo hice primero en el seno de mi fuerza política.

En estas horas lo que nos tiene que ocupar es cómo hacemos para salir de una situación muy compleja, muy dolorosa para la historia del FA y para el FA en sí mismo, y cuáles son los pasos a dar. Por eso referimos en primer lugar a la necesidad de reafirmar el diálogo como el camino hacia la solución de los conflictos.

En segundo lugar, referimos en la declaración el tema de la tolerancia y el respeto como valores en sí mismos, porque sin eso no se puede dialogar. Hay compañeros que la han pasado mal en estas horas. Eso está referido a nosotros, los propios frenteamplistas, que nos puede pasar lo de aquella máxima de Bertold Brecht: primero se llevaron a los comunistas y no me importó, después se llevaron a los socialistas y no me importó, y ahora me llevan a mí, es demasiado tarde. En una época las descalificaciones se referían a unos compañeros y a otros no les importaba, ahora estamos en un espiral en esa línea que no aporta a nadie, que creemos que hay que parar porque para poder dialogar tiene que haber sobre todo eso: respeto y tolerancia.

EC —Cuando alude a las descalificaciones se refiere a distintos episodios. Por ejemplo lo que ocurrió en Florida durante el acto oficial por un nuevo aniversario de la Declaratoria de la Independencia el martes, con los abucheos que recibió el propio presidente Tabaré Vázquez, más allá de que también los recibió, por ejemplo, el canciller Nin Novoa, que era el orador oficial en esa jornada. Pero supongo que también alude a lo que pasó con Raúl Sendic ayer en las puertas del Palacio Legislativo o a las declaraciones y resoluciones que han tomado algunos sindicatos con respecto a Ernesto Murro, el ministro de Trabajo, y a María Julia Muñoz, la ministra de Educación, que han sido declarados “personas no gratas”. También ha habido agresiones verbales contra Juan Castillo, director nacional de Trabajo. Esos son algunos ejemplos, nada más.

JCM —Sí, hubo algunos anteriores que referían al ministro de Economía y a otros actores que también han estado en las primeras etapas de este reparto. Pero antes no se reparaba en eso. Ahora sigue esa línea, e insisto, en primer lugar eso entre compañeros no debería existir, y por eso la advertencia de la fuerza política de que por ese camino y por ese espiral descendente y negativo no se llega a ningún lado. Por eso todos esos episodios que tú reseñás –y se podrían agregar otros– lo único que hacen es ir entorpeciendo una cuestión que a todos nos genera mucho dolor.

Por eso el tercer punto refiere a algo en lo cual estuvo de acuerdo, en forma mayoritaria, la propia Mesa Representativa del PIT-CNT, no ya los principales referentes –recién escuché a Fernando Pereira, que estaba de acuerdo–, que es ir hacia el levantamiento de la esencialidad y de las medidas sindicales y la instalación de la mesa de negociación. Una cosa que es tan racional, tan básica y tan lógica que, se opine lo que se opine sobre los temas en cuestión, es lo que permite salir del atolladero. Nosotros creemos que ese es el camino y por eso lo estamos respaldando.

EC —Como hombre de AU, ¿cómo analiza la decisión que tomó el Poder Ejecutivo en el fin de semana y que comunicó oficialmente el lunes: el decreto de servicios esenciales? Dentro de la izquierda generó una verdadera convulsión. Varios partidos políticos consideran que es un paso en falso histórico, que no había habido hasta ahora ningún gobierno, ni siquiera en los años 60, que fueron tan violentos y caldeados, que adoptara una medida como esa, servicios esenciales en la educación pública. Pero además se lo ve como una restricción al derecho de huelga. Y por último se destaca que uno de los motivos principales esgrimidos para dar ese paso –lo que ocurrió con el acta que se había firmado el viernes, que luego no fue aprobada por los gremios correspondientes– es un problema de comunicación. El presidente Vázquez entendió mal, allí no había habido un acuerdo y por lo tanto no había nada irritante o nada complicado en el hecho de que no prosperara, no siguiera adelante ese documento. ¿Qué dice usted desde su posición sobre ese análisis crítico que se hace sobre el decreto de servicios esenciales?

JCM —Empiezo por el final del relato. El final del relato es que cuando se reúnen las partes, se reúnen partes muy representativas de los distintos intereses. Se reúne el presidente de la CSEU (Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza del Uruguay), las máximas autoridades del PIT-CNT y las máximas autoridades de todas las partes y nuestros compañeros nos trasmiten que es un muy buen acuerdo. Y si bien eso –y es lógico– iba a refrendarse después por las bases de los sindicatos, lo que se esperaba era que, habiendo acordado lo que se entendió –insisto– como un buen acuerdo, se tuviera una posterior resolución favorable que nos permitiera seguir caminando hacia delante.

EC —Pero no era automático eso, lo remarcan quienes participaron en esa reunión del viernes, el propio Fernando Pereira hace unos minutos lo destacaba.

JCM —Lo escuché. Es cierto que no es automático, pero era algo que para todos los que estaban ahí significaba un avance sustantivo en un contexto que no hemos analizado: el contexto en que está la región, el contexto en que está el país, que es el que permite avanzar hasta donde se ha avanzado en materia presupuestal. Que muy lejos está –quiero decirlo con todas las letras antes de referirme al centro de la pregunta– de lo que merece un trabajador de la educación, de lo que necesita un trabajador de la educación para vivir. Pero es lo que las actuales circunstancias presupuestales permiten al país por los recursos generales.

Insisto en esto porque al mismo tiempo que el FA se compromete a ir hacia el 6 %, y el acuerdo que se firmó el viernes pasado llegaba casi al 5 % al segundo año y comprometía las condiciones para llegar al 6 % para el 2019. Por eso digo que era un muy buen acuerdo, porque reflejaba lo que el programa del FA había presentado a consideración de la población. El FA también se comprometió a no aumentar ni crear impuestos en estos cinco años. Y en un momento en que hay una desaceleración de la economía y cuando el contexto regional es el que es en Brasil y es el que es en la Argentina, creo que comprometerse a cumplir lo que dijimos en el programa es un acto que debió haber sido valorado por todos los frenteamplistas. Insisto, más allá del reconocimiento de la justicia o no de los planteos.

EC —Pero ¿cómo se llega a la justificación del decreto de servicios esenciales?

JCM —AU como tal se reunió ayer, pero como lo hizo a la misma hora que el Secretariado, no pude participar. Sí digo que a nosotros, como lo ha dicho la propia ministra y el propio Ernesto Murro, no nos gusta ni nos gustó el decreto de esencialidad, pero el decreto de esencialidad existe, está vigente y nos estamos parando sobre esa realidad. Estamos trabajando para despejar todas las cuestiones que han generado estos niveles de irritación y de molestia en todos los actores.

EC —Cuando usted dice que no les gustó el decreto…

JCM —No lo digo en plural, lo digo en singular. Reitero, fue una discusión y una resolución en la cual no pude participar. El concepto es: no debe sorprender a nadie algo que tanto el doctor Tabaré Vázquez como Raúl Sendic, candidato a presidente y a vice, dijeron que se podía llegar a aplicar, hay unos cuantos testimonios al respecto. En lo que tenemos que estar concentrados, al menos yo en lo personal lo estoy, es en trabajar para dar una mano en la solución de una situación que nadie quiere.

EC —Está bien, pero a la hora de analizar el escenario tal cual ha quedado planteado es bueno saber cómo se evalúa una medida que se tomó y que para muchos complicó todo.

JCM —Lo que ha generado complicaciones son los efectos. El efecto inmediato del decreto de esencialidad fue juntar a aquellas personas que veían como irracional la cantidad de horas de detención de clases que se estaban dando en función del esfuerzo presupuestal que se estaba haciendo. Esto es, asambleas que eran de pocos ahora son de muchos, esa es la realidad. Sobre ese efecto podrán preguntar y nosotros responderemos cien veces: estamos concentrados en buscar una solución que es, en primer lugar, retomar las clases con normalidad a la mayor brevedad posible, que en el Uruguay tengamos en la enseñanza pública la misma cantidad de horas que en la enseñanza privada –cuando todos sabemos que la educación pública se paga mejor salario que en la educación privada–. Entonces la preocupación que tiene el Poder Ejecutivo y la resolución que tomó el Consejo de Ministros es que haya la cantidad de clases que tiene que haber.

Ahora bien, una vez tomado el decreto de esencialidad, nos concentramos en buscar las soluciones a la actual situación. Soluciones que, insisto, en las medidas que propusieron el ministro Murro y el Poder Ejecutivo en la llamada acta conjunta, tuvieron detrás al propio Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT. Por lo tanto creemos que ese es un camino que nos va a permitir llegar a otras instancias de negociación, de conversación, de mejora de algunos aspectos de la propuesta. Ese es el camino que tenemos que desarrollar, para mejorar algunos aspectos de la propuesta se tiene que retomar la mesa de diálogo. Creemos que el camino que se ha propuesto en la fuerza política es el correcto, que es el que ha asumido el ministro Murro y el que ha sugerido la propia Mesa Representativa del PIT-CNT.

EC —¿Usted dice que todavía hay margen para mejorar el ofrecimiento que se hizo el viernes pasado?

JCM —Hay margen para mejorar la propuesta. Decir que hay margen no significa que se va a vadear el espacio fiscal que el gobierno ha fijado.

EC —¿Entonces?

JCM —Pasa por otras cuestiones, que no voy a adelantar porque tienen que se van a plantear y las van a conversar los directamente involucrados de ambas partes. Esa es la situación. Si no, no estaríamos planteando un camino como el que nos ha sugerido y desarrollado el mismo día el ministro Murro.

EC —¿Tiene la impresión de que hoy esto se destraba?

JCM —Creo que es posible. En lo personal yo soy profesor, soy profesor en la educación pública y he optado en lo familiar por la educación pública. Y la creo un valor superior. Por esa razón muchos de nosotros nos sentimos bastante golpeados por todo lo que está pasando y tenemos expectativas de que este camino que hace varios días se viene abonando hoy tenga una salida. La tenga o no, no vamos a dejar de trabajar en esa línea, la línea del diálogo, la del respeto y la de la tolerancia, a partir de esta realidad que tenemos para poder llevar adelante los objetivos, que tienen que ver, ni más ni menos, con la calidad de la educación. Ojalá estuviéramos hablando de contenidos programáticos en la educación, de cuestiones a transformar, de aquellas cosas que refleja el programa del FA…

EC —Ese es todo un problema, esa discusión se posterga permanentemente.

JCM —Exactamente.

EC —Van seis meses de este período de gobierno y sobre el rumbo de la reforma educativa señales prácticamente no hay.

JCM —Coincido con usted en ese sentido. Me gustaría que hoy estuviéramos discutiendo aquellas cosas en las que nos pusimos de acuerdo en el propio programa del FA. Por ejemplo los temas de la educación universitaria, la profundización del Plan Ceibal, el impulso a la educación técnica y tecnológica, lograr avances en bachillerato, las metas que nos propusimos, el marco curricular común, una cantidad de cuestiones de trabajo que nos pusimos como metas llevar adelante. Pero lamentablemente, estamos dando un debate público economicista, no el debate público que creemos que es lo fundamental para mejorar la calidad de vida de nuestra gente, que es el debate público programático y de contenidos. Ese es el gran ausente en todo esto.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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