Editorial

Prensa libre y fuerte contra la posverdad

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Por Alejandro Sciarra ///

Los hechos de la realidad no pagan tanto como el sentimiento. Está archicomprobado. La victoria de Trump, el Brexit, la lucha separatista catalana. Poco importaba y poco importarán los hechos. Todo parte desde la emoción.

Pero no es nuevo. Se utilizó siempre para escribir la historia, aquí y allá. Y la lucha Tupamara es un gran ejemplo. Posverdad que compró hasta History Channel.

Los hechos parecerían ser siempre difusos. Entonces desconfiamos de aquello en lo que no queremos confiar. Como esa maldición que no nos logramos sacar, de que no todos los políticos tengan la certeza de que Venezuela sea una dictadura militar pura y dura. Pues al parecer siempre faltarán pruebas. No es suficiente el arresto ilegítimo de legisladores opositores, la desaparición y la tortura, las tanquetas en la calle atropellando gente, la violencia y la censura contra la prensa, la falta de alimentos y los cortes permanentes de energía. Todo esto, reconocido por la comunidad internacional y por organizaciones independientes de cualquier gobierno, como Amnistía Internacional, que, dicho sea de paso, tiene un brazo político notablemente de izquierda.

No es una democracia diferente, ni es una torpeza al estilo caribeño. Estamos ya hasta el paladar de eufemismos.

Fernando Santullo en su clásica columna de Búsqueda el 2 de mayo decía acertadamente, que “…con ese relativismo low cost del presente que dice que ‘todo vale’ y que los hechos tienen el mismo valor que las opiniones porque, en esencia, se niega que los hechos tengan valor alguno.”

Tampoco importa que un Fiscal de la nación pida el procesamiento de un legislador por conjunción del interés público y privado. Mejor reunir a la barra, vitorearlo, y escribir la historia de un héroe. No tiene ninguna relevancia el conjunto de elementos probatorios con el que el jurisconsulto concluye que hay mérito para iniciar un proceso penal. Vale más declararlo inocente a fuerza de la emoción, sin juicio previo.

"Todo el fenómeno de la posverdad es sobre: ‘Mi opinión vale más que los hechos’. Es sobre cómo me siento respecto de algo”, asegura el filósofo británico A.C. Grayling. Si siento que Placeres no ha cometido delito alguno, entonces no importa nada más. Al demonio la prueba, la Constitución, la ley y el principio de realidad.

Probablemente, como sucede en todo el mundo, esta necesidad de apelar a la emoción, de temer confrontar la dureza de los hechos, sea consecuencia de un estado de campaña electoral en donde para todos, hay mucho en juego.

Pero en Uruguay debemos agradecer que existe prensa libre y aún fuerte. Y no hay quien indique a quién puede y a quién no puede entrevistar una periodista determinada a llegar a fondo de la tan temida verdad de los hechos. Y no hay militar que doblegue a fuerza de denuncias penales a un periodista que no teme utilizar su altavoz cuando escucha tamaña atrocidad.

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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 15.05.2019

Alejandro Sciarra es abogado de formación, pero a los 30 años dio un giro hacia la psicología positiva aplicada al ámbito educativo y empresarial. Desde los 18 años participa en política, integró en más de una oportunidad La Tertulia de En Perspectiva, es colaborador del Semanario Voces y en Radio Oriental. Desde hace un año está radicado en Italia con su esposa, desde donde sigue de cerca la realidad política y social uruguaya y europea.

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