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Crisis Colombia-Venezuela: Nadie espera que haya una apertura de la frontera tras la reunión entre Santos y Maduro

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Este lunes en Quito tendrá lugar una reunión entre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y su par de Venezuela, Nicolás Maduro, para empezar a destrabar la crisis fronteriza entre los dos países. Del encuentro participará el mandatario uruguayo, Tabaré Vázquez, que en su calidad de presidente pro témpore de la Unasur intentó acercar las partes desde el inicio de las tensiones.

La colaboradora de En Perspectiva en Colombia, Laura Gil, aseguró que Vázquez fue fundamental para que la reunión sea bilateral y no a nivel de Unasur, un organismo que Colombia considera “flechado” hacia Venezuela. Gil agregó que Santos y Maduro se van a reunir sin tener algo acordado previamente por lo que no se puede asegurar que vaya a haber una salida a la crisis.

EN PERSPECTIVA
Viernes 18.09.2015, hora 7.47

EMILIANO COTELO (EC) —El presidente Tabaré Vázquez va a participar el lunes en Quito en la reunión que mantendrán sus colegas de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Venezuela, Nicolás Maduro. Allí se espera que se abra un camino para solucionar la crisis fronteriza que afecta a esos dos países.

Recordemos: las tensiones se originaron a mediados de agosto, cuando el gobierno de Maduro acusó al paramilitarismo colombiano de haber atacado a efectivos del ejército de Venezuela durante un operativo anticontrabando. Desde entonces ocurrieron una serie de hechos, por ejemplo, Maduro decretó el estado de excepción en la zona fronteriza y deportó a miles de colombianos que residían del lado venezolano.

El gobierno uruguayo, que ejerce la presidencia pro témpore de la UNASUR [Unión de Naciones Suramericanas], se ofreció como mediador a efectos de solucionar este conflicto. También lo hizo, por otro lado, el presidente de Ecuador, Rafael Correa que está al frente de la CELAC [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños].

Tras una serie de acusaciones cruzadas entre Maduro y Santos, finalmente ambos aceptaron esta reunión que tendrá lugar a comienzos de la semana próxima.

Vamos a examinar este escenario, estamos en contacto con la politóloga Laura Gil, radicada en Bogotá, Colombia.

Empecemos viendo qué ha ocurrido en los últimos días en este diferendo, ¿cómo definirías la temperatura de esa crisis?

LAURA GIL (LG) —Se estabilizó, sigue la frontera cerrada, siguen saliendo [de Venezuela] colombianos que retornan a su país por temor, y la situación se estabilizó, parecería que Colombia piensa que esto va a durar mucho tiempo.

EC —Esa es la impresión, de que esto va a durar mucho tiempo. Cuando dices que se estabilizó, lo hizo en un clima de qué tipo, ¿cómo es el ambiente en la frontera?

LG —Depende de la frontera. Los primeros cierres fueron traumáticos porque fueron en las zonas en las que había más actividad y como al principio en Venezuela estaban marcando las casas de los colombianos con una “D”, para demolerlas, la gente entró en pánico y empezó a, literalmente, cruzar el río que separa Colombia y Venezuela, con sus enseres. Ya van más o menos 20.000 personas que han cruzado por senderos, trochas. Había una sensación de mucho pánico.

El último cierre, que se dio en el estado de Apure, en Venezuela, no ha creado tantas dificultades, parecería que la gente ya está más resignada. Por lo menos uno siente, desde Bogotá, que Bogotá está mucho más tranquila y calculando, como le decía, que esto puede ser una cosa de un semestre.

EC —Pero un par de precisiones: ¿qué pasó con el tema de las demoliciones de las casas, efectivamente se llevaron a cabo, en qué cantidad?

LG —Deportaron a 1.500 personas. Cuando le digo deportar es simplemente que los metieron en un ómnibus, no hubo ningún proceso judicial o administrativo para deportarlos, simplemente los metieron en un ómnibus y los mandaron a Colombia. El número de personas que salieron por sus propios medios por temor es de unas 20.000. El problema es que la gente empezó a volver temiendo un ataque de xenofobia, como les digo, la Guardia Nacional Bolivariana [GNB] iba casa por casa buscando colombianos. Unas situaciones terribles.

Con [el ex presidente Hugo] Chávez hubo una misión que se llamó Misión Identidad, que lo que hizo fue legalizar a una cantidad de colombianos que estaban en Venezuela de manera ilegal, los nacionalizaba y les entregaba una cédula. Lo que está pasando ahora es que la GNB está destruyendo esas cédulas, por ejemplo, cuando los colombianos van a los centros de abastecimiento les rompen la cédula.

EC —¿Y las casas, efectivamente fueron tiradas abajo?

LG —Sí, sí, hubo casas… muchas. Por eso es que se ve en las imágenes a la gente saliendo con las camas por el río. La gente sale con sus cosas porque lo que pasaba es que los metían en los ómnibus y no les dejaban traer nada.

EC —Ahora la sensación que existe es que esto va a quedar congelado por lo menos por un período de seis meses. Mientras tanto, respecto a la relación entre los presidentes, ¿qué ha ocurrido? En la introducción recordábamos el intercambio de discursos muy severo que se produjo entre Santos y Maduro, en ese plano, ahora, ¿qué ocurre?

LG —En este plano Uruguay jugó un papel fundamental para lograr la reunión que tendrá lugar el lunes. Lo que sucedió es que hubo una reunión de cancilleres que no avanzó prácticamente en nada en Quito, donde estuvieron el canciller uruguayo [Rodolfo Nin Novoa] y el ecuatoriano Ricardo Patiño. Ahí querían avanzar en la agenda para tener algo más preparado para cuando se reunieran los presidentes; hoy va a haber una reunión, pero no se ha avanzado mucho en la agenda.

Parece que hubo ciertos acuerdos en el tema contrabando, que es un problema gravísimo para Venezuela porque las diferencias cambiarias hacen que los colombianos contrabandistas estén dejando toda esa zona de Venezuela desabastecida. Parece que en eso sí ha habido algo de avance, pero los presidentes van a entrar el lunes [a la reunión] sin tener prácticamente nada acordado. Cuando se encuentran presidentes mucho se ha manejado antes, ya se sabe qué va a pasar después, y aquí parece que van a entrar en verde, completamente abiertos a cualquier cosa. Nadie espera que de esta reunión salga una apertura o una completa estabilización de la frontera; si eso pasara sería magnífico para ambos países, pero nadie lo está esperando.

Ayer me aboqué a averiguar cuál había sido el rol de Uruguay, y parece que ha tenido mucha influencia para lograr que este encuentro sea a nivel bilateral y no en la UNASUR.

EC —¿Cómo es esto? ¿Cuál es la importancia de ese matiz?

LG —El matiz para Bogotá es fundamental porque entiende que UNASUR es cancha flechada, que es un escenario que favorece siempre a Venezuela.

EC —Está buena esa observación. Supongo que hay otro detalle de por medio: simbólicamente es muy relevante que aparezcan juntos, que se encuentren, que participen en una reunión Santos y Maduro, por más que obviamente estén, además, los presidentes anfitriones -el de Ecuador, Rafael Correa, y Vázquez, como presidente pro témpore de UNASUR-.

LG —Por supuesto, sobre todo porque en los últimos 10 años esta relación colombo-venezolana ha estado muy presidencializada. Cada vez que hay un problema termina en una reunión de presidentes, así era con [el ex presidente, Álvaro] Uribe y Chávez, y así ha sido con Santos y Maduro. Es una relación excesivamente presidencializada, pero, obviamente, es mucho mejor que haya reunión a que no la haya.

Esperemos que algo salga de esa reunión y, como les digo, desde Bogotá hay una sensación de que Uruguay está ayudando muchísimo en la resolución de este conflicto. Además, recordemos que Uruguay en el Consejo Permanente de la OEA [Organización de Estados Americanos] votó con Colombia, entonces creo que esta relación colombo-uruguaya va a seguir fortaleciéndose.

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