Concurso de Cuentos

Cuentos con amigos
Conocé a los nominados por el jurado y votá por tu cuento favorito

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El Concurso de Cuentos de En Perspectiva te invita una vez más a ser parte del jurado y votar para definir el “premio de los oyentes”. Hoy desde las 9 hs están publicados en EnPerspectiva.net los “cuentos con amigos” nominados por el jurado, y al final de la página el formulario para votar.

Tienen tiempo para elegir su favorito hasta el próximo jueves a las 11 hs. Al día siguiente, el viernes, en La Mesa conoceremos: los cuentos preferidos por cada uno de los cuatro tertulianos, los tres ganadores según el voto del jurado y, aparte, otro cuento, el cuento elegido por la audiencia.

Concurso de Cuentos de En Perspectiva 2016

Edición: Octavo llamado, setiembre de 2016
Consigna: Cuentos con amigos
Jurado: Juan Grompone, Mauricio Rosencof, Alcides Abella, Ana Ribeiro y Gonzálo Pérez del Castillo

Cuentos nominados

Título: La espera
Seudónimo: Atilia

El resultado de la ecografía no arrojaba dudas. Marisa se sintió doblegada por la noticia; era la segunda vez que la naturaleza abofeteaba su ilusión. Sabía que su panza no crecería mucho aunque igual serían, con suerte, tres o cuatro meses de espera, nada dulce por cierto. Se sintió aún más abrumada al imaginar ese tiempo en la oficina; múltiples caras de compasión y frases frívolas taladraron sus sentidos. Para colmo, su amiga Julia estaba de licencia en el exterior por un mes. Marisa tomó su decisión: bajo ropas largas y holgadas, su silueta delgada transitaría por la oficina sin alimentar sospechas. Así fue. No hubo día que no visitara el escritorio de Julia. Respiraba profundo y salía. Cuando Julia regresó, el peso del ropaje que usaba se desvaneció en un hondo abrazo.

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Título: Protección
Seudónimo: Blas

El viento les despeinaba los rulos, mientras la chata corría ruidosa por la bajada de la calle Nicaragua. Néstor manejaba las cuerdas mientras los rulemanes chirriaban contra el cemento. Martín atrás, muerto de miedo, abrazaba a su amigo y protegía sus piernas sobre las maderas de aquel vehículo infernal. Martín, túnica blanca y bisturí brillante, abrazaba el corazón de Néstor, muerto de miedo.

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Título: Etcétera
Seudónimo: Caburé

En el Bachillerato nos tejieron las promesas más eternas, las incumplidas. Cerca de los 40, cuando el conjunto organizado de mis fracasos me equilibraba la vida, la volví a encontrar en la Peatonal. No te puedo creer, estás igual pero cambiado, te paso el cel y nos hablamos, dale qué increíble. Una ilusión se puede armar igual desde el café con leche y pareció que el partido se podía dar vuelta. Lo consulté con el Oráculo de Delfos que estaba acodado en el Caburé y sentenció: tirate que hay pastito. Ella, qué fantástico, lo que nos está pasando, no sabés, estaba tan excitada que resolví contar todo, por catarsis. Penal en la hora. Sí, me dice, me anoté en un concurso de cuentos sobre la amistad, etcétera, que es para toda la vida, qué maravilla, por la contención, etcétera, etcétera, pero qué te pasa, en qué estás pensando. Entonces, con el penal errado y con la mezcla de juego y de ruleta, del que tira el último centro a la olla, le dije: en lo de etcétera.

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Título: Solicitud de amistad
Seudónimo: Casti

Cuando hoy abrí Facebook, la sorpresa se me juntó con la alegría. Enseguida recordé aquel sábado de mañana en el aeropuerto en que los amigos nos despedimos. Su padre había sido aceptado para ir a trabajar a Australia y la familia se iba.

Durante mucho tiempo las cartas, fotos y cassettes mantuvieron las promesas, pero se fueron espaciando hasta que se transformaron en buenos e inolvidables recuerdos.

Me resultó extraño tener que aceptar “su solicitud de amistad”.

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Título: El Roqui
Seudónimo: Cristina

No se concibe domingo en el pueblo sin que el loco Tito dé la vuelta por la feria, termo y mate bajo el brazo, con su perro “El Roqui”.

Durante mucho tiempo nos burlamos de Tito, al verlo gritábamos:

−Loco Tito, ¡tu perro no existe!

Sin siquiera mirarnos, le decía:

−No escuche mijo, envidia les da no tener un amigo como usté.

Con el correr de los años su andar se ha vuelto lento y cansino.

−Es que “El Roqui” se está poniendo viejo− les comenta a los feriantes.

Me acerco a la ventana, una gris mañana de domingo, vecinos corriendo calle abajo, la

feria en silencio, golpean mi puerta:

“El Roqui” −solloza Catalina− “El Roqui” se murió.

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Título: Amigo y amiga
Seudónimo: Cupido

Nacimos juntos, casi el mismo día. Los tiempos modernos nos llevaron a la misma guardería, la misma escuela y el mismo liceo. Yo quería ser médico y vos enfermera. Para estar juntos te hiciste doctora.

Fuiste la madrina de mi hijo y yo el padrino de los mellizos. Pasamos las peores y las mejores, siempre juntos, una simbiosis. Pero llegó el día. Hicimos todo lo posible para esquivarlo, alejarlo, sacarlo de nuestros pensamientos. No pudimos, era el enemigo de nuestra sólida amistad y nos ganó. Ese día yo perdí mi mejor amiga y vos tu mejor amigo.

Nos hicimos amantes.

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Título: Barra
Seudónimo: Jomagia

Sale de su departamento a disfrutar el buen clima. Cómo extraña a sus amigos, los de la barra. Piensa en voz alta, la gente que lo escucha cree que está loco:

−¿Qué será de Mojarrita, seguirá con su manía de criticar todo, tendrá aún la panadería el papá del Cascarudo donde se reunían antes de salir al escabio?

Sigue caminando y retorna nuevamente a sus recuerdos. Le duele no haber estado cuando pasó lo de Lolo y seca una lágrima.

−Y Pepe, ese sí que se las sabía todas− Siempre le tuvo admiración. Patea una latita de cerveza emulándolo al Chueco, un puntero como los de antes pero muy bohemio, ¡bueno! Por algo estaba en la barra.

Saluda como un autómata a la gente que, aprovechando el buen clima, llega hasta la plaza, único lugar donde hay verde en esta gran urbe. Casi sin darse cuenta está dentro de la agencia de viajes. Sin dudarlo pregunta cuándo hay vuelo para Uruguay.

−El jueves a las 19 horas− dice una rubia detrás del escritorio. Regresa a su departamento y prepara el equipaje.

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Título: El túnel
Seudónimo: Pelé

Nos divisamos entre el bullicio y la temperatura de enero, en medio de la feria del balneario.

45 años habían pasado, y él supo que yo era Martínez, y yo supe que él era Fagúndez.

Íbamos acompañados de nuestras señoras, que prestaban más atención a las ofertas que al mundo circundante.

Él venía y yo iba, por lo que el cruce era seguro. A unos diez metros de distancia una tapita de refresco apareció en la acera y la tomé para llevarla “atada” con el pie tal como otrora lo hacíamos con cualquier elemento que cumplía la función del balón que carecíamos. Ya, cuando nuestro cruce era inminente, y sabíamos el uno del otro, acomodé la tapita y en fulgurante toque conseguí hacerle un caño maravilloso, exquisito.

Quedó estupefacto. Yo seguí mi tranco como mirando para otro lado, y ambos reímos a carcajadas al girar, frente al desconcierto de las mujeres.

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Título: Mirada al futuro
Seudónimo: Platón

Era una hermosa noche de primavera con un cielo despejado. El hombre de grandes anteojos observó durante un rato al anciano sentado en una roca al borde del mar. Cabellos blancos, cuerpo encorvado, el anciano miraba fijamente el cielo sin prestar atención a su entorno. El hombre se acercó de manera amistosa.

-¡Linda noche! -dijo, para romper el hielo.
-¡Buenas noches! -saludó el anciano, mirándolo con amabilidad.
– Me llama la atención su concentración. ¿Qué busca en el cielo, abuelo? -preguntó el hombre.
– A mis amigos -respondió el anciano, mirando a una estrella muy brillante.
-¿A los que han partido? -preguntó el hombre, sorprendido.
-A los que vendrán -dijo el anciano.

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Título: Reencuentro
Seudónimo: Puentes

Nos abrazamos después de años de alejamiento, y por fin nos sentamos a tomar ese café tantas veces prometido y tantas otras cancelado. Cosas de la vida. Pero ahora estamos juntas, por fin nos contaremos personalmente nuestras cosas.

Hablamos de los compañeros del colegio, de los vecinos, de los profesores. Presumimos de nuestros hijos, intercambiamos fotos. Una vez que exprimimos los recuerdos de nuestros no tan lejanos pasados, hablamos de moda, de libros, de viajes. Y la emoción que al principio sentí comienza a diluirse.

Imagino que quizá hoy no nos conocemos tanto. Que algún hilo se cortó cuando dejamos de compartir nuestras vivencias cotidianas. No tomé ni un sorbo del café, está frío. Miro el reloj, ha transcurrido menos de una hora, y no sabemos qué contarnos, y volvemos a recordar los compañeros del colegio, los vecinos, los profesores, hasta que nos miramos, y nos entendemos. Me alegro. Aún quedan entre nosotras gestos cómplices. Quizá sea diferente con el próximo café.

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Título: Sin título
Seudónimo: Rayito de Sol

Heráclito era un hombre de pocos amigos. Por más que empleara su dialéctica nadie lo entendía. Si decía blanco, alguien decía negro, si decía redondo, alguien decía cuadrado, si decía líquido, alguien decía sólido. Pero a pesar de esas contradicciones, sus amigos lo seguían con pasión porque de la contradicción de las contradicciones nacía una nueva afirmación. Sus amigos, que lo querían aunque no lo entendían, le pusieron “el oscuro” porque de ahí siempre salía un rayito de luz.

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Título: No te puedo
Seudónimo: Seacat

Nos tocaron asientos juntos en el Seacat y la reconocí al instante. Ella entrecerró los ojos un segundo y luego vino el gesto del ah! En esas situaciones, por lo general prefiero hablar del presente que me parece más interesante, pero termino cediendo a la inercia de las historias interminables. Por supuesto, ella asumió la hegemonía de la voz y del voto inapelable. Carrera, matrimonio, separación de bienes y de males, adolescentes en un mundo paralelo, qué estrés, te podés imaginar. Entre la catarata de veredictos y dictámenes, para acomodarme en el asiento sin que pareciera que no la estaba atendiendo, tiré un lugar común acerca de las rupturas y desgarrones de nuestra vida contemporánea. Fue entonces, que con los ojos húmedos soltó: “todavía no puedo creer que no me hubieras pasado la copia en el examen de filosofía de quinto, no lo puedo creer”.

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Título: Cuento contigo
Seudónimo: Sol

Elisa pensó que ya era muy tarde para comenzar una nueva amistad. Creía que su vida no cambiaría. Fue su amiga del alma, quien le habló por primera vez sobre él y la convenció.

−Te va a ayudar… Intentalo. Después me contás.

Pese a su desconfianza, los diálogos con su interlocutor, fluyeron. Y notó algo curioso.

Sólo a él podía contarle sin reproches y sin culpa todo lo que sentía. Aquello que los demás no querían oír y lo que ella no podía decir o solucionar. Con el tiempo, sintió que la paz retornaba. Algunas cosas en su vida empezaban a cambiar.

Aún hoy, su poder sanador la sorprende y, en días difíciles, recurre a las páginas blancas de su diario, escribe, se conmueve y llora.

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Título: Recreo
Seudónimo: Vida

Joaquín revolvía la tierra con un palito, apartado en un rincón del patio. Su gesto triste y enojado difería de la mayoría de los niños del recreo que corrían y jugaban entusiasmados. Se levantó, recorrió el patio, intentó integrarse con otros pares, sin éxito.

Más frustrado aún volvió a su rincón a seguir dándole vueltas a la tierra con la ramita.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Otro niño se acercó preguntándole qué le ocurría:

―Nada. Nadie quiere jugar conmigo– contestó Joaquín.

―Conmigo tampoco. ¿Qué estás haciendo?

―Un dibujo de muchos niños juntos.

―Pero así no se hace. Yo te voy a enseñar.

―A ver… –dijo Joaquín.

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Título: Sin título
Seudónimo: Wasabi

Habíamos alquilado con mi amiga un apartamento, y estábamos pasando genial las vacaciones en Punta hasta que llegó una amiga de mi amiga, y después, una amiga de la amiga de mi amiga, y para rematarla, apareció una amiga de la amiga de la amiga de mi amiga.

En menos de una semana terminamos siendo todas enemigas.

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La votación para el Premio de los oyentes cerró el jueves 13.10.2016. El viernes 14.10.2016, durante La Mesa de los Viernes de En Perspectiva, daremos a conocer los resultados de la votación y también los premios otorgados por el jurado.

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Foto: Good friends, imagen de la serie Projeto Little Fingers, de Juliana Coutinho. Crédito: Juliana Coutinho.

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