La audiencia opina…

Guerras de ayer, guerras de hoy y el fin de la diplomacia

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Durante el primer bloque de La Mesa de los Viernes del 2 de octubre se trató el tema del contacto entre EEUU y Rusia con intención de evitar incidentes en operaciones militares en Siria. A propósito de esa discusión recibimos estos dos correos electrónicos del mismo oyente.


2.10.2015

Casi temo decir esto, pero habría que llevar la cuenta de los muertos desde la caída del muro de Berlín.

Ariel Ifrán, de El Pinar
Vía correo electrónico


5.10.2015

Desde la caída del Muro de Berlín se han ido sucediendo, sin descanso, guerras y más guerras, muchas de ellas simultáneas, empezando en suelo europeo (por ejemplo en Bosnia y Kosovo), para trasladarse luego al otro lado del Mediterráneo, generando lo que fue bautizado como “primavera árabe”.

Juan Grompone señaló que la caída del bloque soviético era una inevitabilidad histórica y que no es que fuera “saludable” o no, cosa que comparto. Mi planteo apunta al hecho de que durante la guerra fría teníamos dos bloques enfrentados, claramente definidos, que creaban nuevas y más poderosas armas para un eventual enfrentamiento con el otro. Hago hincapié en el término “eventual” como un “hecho que no es seguro que suceda o que está sujeto a distintas circunstancias”.

Los bloques de la OTAN y el Pacto de Varsovia tenían claro su poderío y el del rival y tenían cierta responsabilidad con el uso de la fuerza. No quita que, de todos modos, interviniesen en distintas partes del mundo apoyando diversos gobiernos y/o movimientos rebeldes.Teníamos dos bloques relativamente responsables de su poder y una “detente” (esa distención diplomática que ayudaba al relacionamiento entre enemigos) que, de alguna manera, los mantenía a raya.

Durante los conflictos europeos se llevaron a cabo diversas “limpiezas étnicas” que no tenían mayores diferencias con lo que hizo el régimen de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, excepto en la escala. Hoy, en los países árabes se sigue la misma receta. Revolución, alzamiento popular o de un grupo, “limpieza” o asesinato de los contrarios.

La diferencia está en que no hay “detente” que valga. Con algunos grupos islámicos no se negocia ni se emplea la diplomacia. Esos grupos no temen a lo que puedan hacerle los países más industrializados. No temen los bloqueos ni los ataques, ya sean de EEUU, de Rusia o de la comunidad europea. Ahora no hay responsabilidad entre los bandos porque uno de ellos quiere prevalecer a cualquier costo y subrayo enfáticamente “cualquier costo”.

Vaya si es la economía la que manda en los temas militares, pero ahora también está el componente religioso, un componente que, al contrario del económico, no entiende de límites para no matar a la gallina de los huevos de oro. La experiencia primaveral arábiga es una muestra de que las coordenadas de la guerra cambiaron. El grito Allahu akbar se oye fuerte, no siempre en voces responsables ni mucho menos misericordiosas con quienes piensan distinto. Cuando el fanatismo religioso domina a los guerreros y les promete el paraíso si destruyen a sus enemigos, no hay diplomacia que valga ni mucho menos temor a la autodestrucción.

Donald Trump dijo que estábamos mejor con Saddam Hussein y Muamar Gadafi. Cómo me molesta estar de acuerdo, aunque sea mínimamente, con este tipo. Es probable que, a estas alturas, muchos árabes piensen igual.

Ariel Ifrán, de El Pinar
Vía correo electrónico


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Las opiniones recibidas podrán ser editadas por extensión y claridad.


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EEUU y Rusia en contacto para evitar incidentes en sus operaciones militares en Siria

Foto: Vista general de Darat Azzah, al oeste de la ciudad de Alepo, en Siria, luego de un bombardeo, 7 de octubre de 2015. Crédito: Fadi Al-Halabi/AMC/AFP Photo.

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