La audiencia opina…

La respuesta de dos taquígrafas a comentarios hechos en La Tertulia sobre su profesión

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La Cámara de Diputados abrió este mes un llamado para contratar seis nuevos taquígrafos, y a raíz de eso se reavivó el debate sobre la utilidad de esta profesión. El tratamiento que se hizo el viernes pasado en La Tertulia de la profesión por parte de algunos tertulianos provocó reacciones de la audiencia.

En particular, estas fueron dos cartas que nos llegaron de oyentes taquígrafas…


Respuesta a En Perspectiva, ante lo que consideramos un ataque a una profesión, sin fundamentos y sin informarse previamente.

Primero, aclaramos que no es cierto que no existan más taquígrafos en el mundo. Los hay en Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile,en EEUU, en las Cortes españolas, entre otros. Es una falacia que no existan.

Segundo, la labor de los taquígrafos es registrar lo expresado por los parlamentarios, tanto en Plenario como en las Comisiones asesoras. Pero ahí no termina el trabajo, recién empieza. Por un lado, cabe aclarar que sí se usa la grabación, para asegurarse de no cometer errores y aplicar la tecnología a la tarea.

La verdadera tarea del Cuerpo de Taquígrafos es aportar la versión taquigráfica al Acta de la sesión correspondiente, como documento fiel de lo actuado ese día. Con ello se elabora el Diario de Sesiones, que configura un Acta pública que lleva la firma del Presidente de la Cámara, de los secretarios redactor y relator, y el director del Cuerpo Técnico de Taquigrafía, cuyo cometido es dar fe pública de lo que este contiene. Se trata, por lo tanto, de un documento público, que es utilizado por juristas, abogados, técnicos y todo aquel que deba aplicar la ley sancionada para interpretar el espíritu del legislador.

Decía que el trabajo recién empieza al salir de sala porque la responsabilidad del taquígrafo es traducir el código oral al código escrito, lo cual implica aplicar conocimientos gramaticales, ortográficos, de redacción, sintaxis y comprensión lectora de un discurso realizado por la palabra y, hete aquí, también por silencios, gestos, entonaciones, cruce de palabras entre los legisladores y registrar todo lo que ocurre en sala, y para ello es imprescindible estar presente en el recinto. 

Con esto queremos decir que registramos y traducimos fielmente los dichos del legislador y los adecuamos a la gramática y las reglas indicadas para que un discurso pueda ser comprendido a cabalidad. Esa tarea se realiza por etapas y se recurre a varias supervisiones a fin de cumplir con el objetivo y ,lo más importante, el mandato del Reglamento de la Cámara, que dice que se debe tomar versión taquigráfica de lo actuado.

Tercero, es falaz expresar que existe un código de no`poner insultos o las llamadas "malas palabras".

También por Reglamento, quien hace uso de la palabra, que es concedida  por el señor presidente. En caso de interrupciones, el orador puede pedir que se le ampare en el uso de la palabra, cosa que sucede permanentemente, y el Presidente puede también ordenar que se revise la versión para quitar alusiones políticas que no están permitidas.

En casos de diálogos y respuestas de unos a otros, en ocasiones es imposible registrar si uno habla encima del otro. A veces sí es posible, y eso se registra y se incorpora al texto.

En todo caso, queda registrado, entre paréntesis, que hubo interrupciones de uno o varios legisladores y respuestas del orador. 

Negamos enfáticamente la existencia de código alguno y repudiamos la afirmación de que no se quiso exponer ante el requirente que aludió a ello. No existe. Y, además, demuestra una falta de conocimiento de alguien que expresa haber ido a asesorar y dice que había 100 taquígrafos en el Senado. Quizás, debió pasar por alto que cada Cámara tiene su Cuerpo de Taquígrafos y que ese número involucra al cada rama parlamentaria. 

Paso a explicarle al señor Gonzalo y sus contertulios el porqué de esta cantidad de funcionarios.

La versión taquigráfica se realiza en forma simultánea al desarrollo de la sesión. Como una hora de registro de versión taquigráfica lleva de 5 a 6 horas de transcripción (no literal, lo que sería un absoluto dislate), por tener que aplicar todos los conocimientos y reglas antedichas.

Es por esa razón que se necesita cubrir las cuatro horas, o más, si hay prórroga de la sesión, en que la Cámara y las comisiones actúan. 

Si ven fotos o filmaciones (en las grabaciones no se aprecia, obviamente), se podrá observar que hay dos mesas, una adelante y otra atrás, ubicadas de frente a los legisladores; en la primera están quienes van a hacer la transcripción de lo expresado, y en la otra, el llamado Revisor, que permanece en sala más tiempo para luego corregir y ajustar la redacción y fidelidad de lo que hizo cada taquígrafo.

Diez minutos el traquígrafo que redacta y veinte minutos el Revisor. Cada diez minutos va rotando el personal, ya que esos diez minutos luego, en la oficina, implican un trabajo de alrededor de una hora y media, a veces más. El revisor permanece veinte minutos y es suplantado por otro compañero.

Así se asegura que en el mismo día que se realiza la sesión la versión taquigráfica estará pronta en esta primera etapa. Se trabaja con computadoras en red, con un programa especial confeccionado por los funcionarios de Computación de la Cámara especialmente para nuestro Cuerpo, muy complicado y, a la vez, muy efectivo y eficaz para luego juntar todas las partes de lo redactado y supervisado por cada compañero.

Tenemos también un sistema exclusivo de grabación on line, proporcionado por un técnico que lo elaboró para que podamos contar con esa ayuda en caso de tener que interpretar o escuchar algo que no se entendió o no fue registrado por alguna razón. Esto tiene otro "hete aquí": muchas veces las grabaciones fallan, se saltean frases, se detiene por momentos o el orador habló sin micrófono y por lo tanto no aparecen sus palabras. ¡Oh, sorpresa:los taquígrafos las tenemos anotadas porque sí escuchamos lo que se dijo y no sale en la grabación.

Nadie va a ser tan necio de no utilizar los adelantos tecnológicos que nos permitan cumplir más fácilmente la tarea y ser más eficaces. Y nadie puede ser tan necio de negar que si quiere ver lo que dijo un legislador no va a ir a ver luna grabación y buscar en cuatro hora de registro el lugar donde éste habló. Supongo, o más bien estoy segura, que le será mucho más fácil leer en los repartidos lo expresado y lo que busca en particular, ya que el Diario de Sesiones tiene un índice, un sumario,donde figura en qué página se trató tal o cual tema o se produjo una votación.

¿Quién puede creer que en diez minutos denostando una labor fundamental para el Parlamento (la Casa de la democracia) se está diciendo la verdad?

Hay un dicho muy usado para reconocer nuestra tarea como parte muy importante de lo que requieren los legisladores: "Luz y taquígrafos". Un taquígrafo y una lámpara, y en alguna ocasión hasta una vela.

Pregúntense, gente, cómo hacen para enterarse de algo que les interesa: ¿van como locos buscando grabaciones de todo tipo para escuchar y encontrar la frase o la parte que quieren repasar? ¡Nooooo! Abren un libro y leen. 

Tal vez el señor Gonzalo use grabaciones para disfrutar de su tiempo libre. Yo prefiero un buen libro, sentada al aire fresco, sin que nadie me moleste: mi lectura y yo.

Para eso existen los taquígrafos en el Parlamento y en Juntas Departamentales, así como en Consejos de facultades de la Universidad, congresos, simposios, eventos públicos, etc. 

Me da risa imagina que cuando uno se va de sala le entregan un disco para que escuche todo y listo. 

Cuarto: existe una asociación de taquígrafos en Uruguay, ATU, y también una internacional, la FIAT. Allí se realizan múltiples tareas, entre otras, jornadas anuales de capacitación, con profesores de gramática, gente vinculada a las letras, e, inclusive, autores de libros. Hacemos talleres y nos imbuimos de las últimas novedades en la materia que nos concierne. A estas Jornadas acuden colegas de otros países, que nos muestran sus realidades en cada lugar del que provienen y los apoyos que consiguen o no de parte de sus parlamentos. Estamos conectados, usamos las tecnologías necesarias y nos capacitamos permanentemente.

Quinto:en cuanto a las máquinas que registran la voz y van escribiendo, por ahora no son capaces de interpretar una frase que no tiene verbo o que queda trunca. Por eso, lo que saldría en el Acta pública que ya mencionamos sería un divague. Más teniendo en cuenta que la máquina no sabe reconocer las  voces de cada participante ni conoce a los legisladores. Si utilizáramos esas máquinas, igual tendríamos que estar presentes en la sesión; y para corregir ese tipo de registros también necesitaríamos gente que realice nuestra labor y adecue el código oral al escrito en forma correcta.

¡Ojalá algún día podamos contar con ese tipo de tecnología para aplicar! Sin embargo, todavía no es posible.

En breve, directivos de la ATU y varios compañeros 

concurrirán al programa En Perspectiva a realizar las aclaraciones correspondientes, brindar más información sobre la confección del Diario de Sesiones  y dar luz sobre el tema.

Finalizo mi alegato, laaargo,diciendo que para opinar es necesario informarse, que los periodistas antes de denostar una profesión que no conocen saben lo que tienen que hacer. En este caso es obvio que no lo hicieron y, además, le han faltado el respeto a profesionales que nos dedicamos con gran responsabilidad y absoluta fidelidad a lo expresado por cada legislador. Si no fuera así, los legisladores nos tendrían que echar a patadas, porque cuando uno se toma atribuciones que no le corresponden o inventa códigos secretos y y no sigue los pasos de ser fiel a las reglas de su profesión, eso es lo que merece. No es nuestro caso, afortunadamente.

Gracias por leer y difundir.

Alba Molnar, supervisora del Cuerpo Técnico de Taquigrafía de la Cámara de Representantes.

 



Estimado Emiliano Cotelo:

Luego de décadas como taquígrafa parlamentaria, el 31 de diciembre pasado me acogí a la jubilación. Disfrutaba de mi retiro, cuando tuve acceso a uno de sus programas en el que se abordó el tema de la taquigrafía. De más está decir que el tópico -por ser relativo a la profesión que abracé durante tantos años, por encima de aquella por la que tengo un título de la Universidad de la República: soy traductora pública- me atrapó por completo. Pero ¡¿cuál no sería mi asombro cuando escuché las afirmaciones del doctor Gonzalo Pérez del Castillo y el aporte que hizo el doctor Óscar Sarlo?! En un primer momento pensé que lo que con perplejidad estaba escuchando respondía a la intención de excitar el celo de los oyentes, de usar un disparador que convocara a la audiencia. Pero luego concluí que no podía ser esa la intención, puesto que nadie querría, por más loable que fuera el propósito, pasar por desinformado.

Sentenció el doctor Pérez del Castillo: “En pleno 2020 ya no son necesarios los taquígrafos”. ¿No se le ha ocurrido pensar que por algo todavía estamos? ¿Acaso está insultando la inteligencia de quienes nos contratan? Ni los audios ni las imágenes -herramientas que utilizamos para mejor realizar nuestra labor- han podido sustituir nuestro trabajo. Y no solo en Uruguay sino en el mundo. He tenido la oportunidad de viajar, y cada vez que he podido he visitado los distintos Parlamentos y, por supuesto, sus Cuerpos de Taquígrafos. ¡Prácticamente nadie prescinde de ellos! Por algo será.
Y hablo de Europa, de Estados Unidos de América, de América del Sur y de organismos internacionales. ¿Es que están atrasados? No. Es que por el momento los taquígrafos son insustituibles. ¿Por qué? También yo me lo he preguntado. Porque por el momento las máquinas carecen de inteligencia emocional, carecen de sensibilidad. Por el momento, las máquinas son incapaces de captar una ironía, una emoción, un juego de palabras, que deberían quedar reflejados en ese documento que es la versión taquigráfica. El taquígrafo no solo registra; también testimonia lo que está ocurriendo, y capta la sensibiidad del ambiente. Todo eso lo plasma por escrito para inmortalizar un homenaje, una exposición, o la historia fidedigna de la sanción de una ley. No se trata de una desgrabación. Se trata de una versión taquigráfica. No es un trabajo sencillo. Hay que hacer el traslado del lenguaje oral al lenguaje escrito. No es para cualquiera. Hay un gran trabajo intelectual, una investigación constante. El peor pecado de un taquígrafo es no ser fiel a los conceptos expresados por el orador, o a su estilo. Normalmente se agradece y reconoce nuestra tarea. Bien se ha dicho que es impensable un Parlamento sin taquígrafos que documenten su labor.

Corresponde ahora que dedique algunas palabras a expresiones puntuales de los panelistas.

Dice el doctor Sarlo: “Los taquígrafos tienen un código secreto”. ¿En serio? Recién me entero. El código secreto ¿será el sistema taquigráfico que se utiliza? En ese caso, aprendiendo el sistema, se devela el secretismo del código.

Dice el doctor Pérez del Castillo: “Los taquígrafos eliminan los improperios”. No es verdad. Todo queda registrado. Y nos preocupa especialmente no dejar en blanco a un legislador. Si hay una respuesta a determinada pregunta, tiene que estar esa pregunta registrada. Cuando recibimos las correcciones de los legisladores, somos custodios de que no se haya eliminado nada de la versión. Sí puede eliminarse, si así lo dispone la Presidencia, las alusiones personales o políticas que se hacen en determinadas circunstancias, cosa que está prevista en el Reglamento votado por todos los legisladores democráticamente.

“En el mundo ya no se usan taquigrafos”. No es verdad. Como ya dije, cada vez se valora más su intervención.
Pero si aún se tienen dudas, ¿por qué no se consulta al cliente, al legislador, al que recibe el fruto de nuestro trabajo? Los propios legisladores solicitan permanentemente la presencia de taquígrafos; en los plenarios, por supuesto, pero también en cada una de las comisiones. ¡Y cada vez se los requiere más! Su presencia es una garantía. El taquígrafo parlamentario va a desaparecer cuando el legislador ya no lo requiera. Y eso no está ocurriendo. Todo lo contrario.

En las diferentes instituciones públicas y privadas en que se ha intentado desplazar la versión taquigráfica recurriendo solo a la grabación, se ha vuelto rápidamente a aquella. Se llama a los taquígrafos para los Consejos de las Facultades, para las directivas de distintas asociaciones y organizaciones, y para casi todos los órganos deliberativos.

Doctor Pérez del Castillo: no hay nada más democrático que contar con taquígrafos en el Parlamento. Baste recordar la frase que popularizó Antonio Maura, quien fuera presidente del Consejo de Ministros de España, lo que hoy día sería presidente del Gobierno, y que ocupó el cargo en cinco períodos alternos entre 1903 y 1922. Estas fueron sus palabras: “Yo para gobernar no necesito más que luz y taquígrafos”. Es una expresión que se utiliza “cuando alguien quiere decir que va a hacer algo con claridad, sin esconderse de nadie, a la vista de todos y con testigos”.

Gracias por recibir estos descargos. No podía quedarme callada ante expresiones que, por improvisadas, son casi una falta de respeto. Su distinguida audiencia merece estar bien informada.

Muchas gracias.

Adriana Carissimi Canzani, exdirectora General del
Cuerpo de Taquígrafos del Senado


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