La audiencia opina…

La verdad histórica y La noche de 12 años

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La película narra el período en que dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) fueron sacados de la cárcel y llevados a distintos cuarteles, donde permanecieron en aislamiento individual, como rehenes de la dictadura. La noche… tuvo éxito de crítica y de taquilla, pero también se le reprochó una visión complaciente de esos prisioneros, y que no muestre lo que ocurría con otros centenares de detenidos –muchos de ellos simples militantes de partidos de izquierda condenados por resistir a la dictadura–. Desde la audiencia, Manuel se suma a la crítica.


En mi modesta opinión, es casi inevitable que cuando alguien hace una obra de arte (relato, cuento, novela, pintura, arte escénica, escultura, fotografía, etc.); exprese sus sentimientos –negativos o positivos; exagerando o minimizado; sesgando o no; etc.– respecto al objeto o al sujeto de la obra. En ella se trasluce lo que siente el autor.

Nunca olvidaré la cara de Raúl Sendic Antonaccio en la tapa de la biografía escrita por Samuel Blixen. Trasunta una ternura que hace imposible reconocer al líder fundador del MLN que se veía en las fotos del pasado, de los años 60 y 70 fundamentalmente. Queda en evidencia que Blixen deseó beatificar al “Bebe” Sendic.

Otro ejemplo, pero en el sentido contrario, es una foto de Mario Benedetti exhibida por un suplemento especial del diario El País publicado hace más o menos un par de años, que recuerda los hechos del pasado reciente (desde 1955 en adelante). No creo que la foto haya sido trucada, pero allí se muestra a un Benedetti cargado de maldad. Nada que ver con la cara de bonachón que la izquierda suele exhibir.

Estoy convencido de que la inmensa mayoría de las personas nos dejamos influenciar por “eso” que el autor nos quiere transmitir, consciente o inconscientemente.

Lo que me preocupa –y mucho– es que la gran mayoría de las personas nos quedamos con “eso” que nos quieren transmitir; lo aceptamos como la única verdad; lo defendemos como si fuera nuestra madre; y podemos llegar a ofendernos y a ser violentos contra aquellos que no comparten esos puntos de vista. Y ya sabemos cómo termina esa escalada.

Lo que muestra y lo que no muestra “La noche de 12 años” es complaciente con los simpatizantes de los Tupamaros, y deja fastidiados a quienes no lo somos.

La película debió hacer un mayor esfuerzo para acercarse a la verdad histórica, pero no lo hizo. Forma parte de una larguísima lista de obras en las que muchos intelectuales uruguayos muestran su adoración por el MLN. ¡De lamentar!

¿Cuál es la solución a este problema? A mi entender:

1) mejorar mucho nuestra educación,
2) aprender a cotejar diferentes puntos de vista, y
3) fomentar el espíritu crítico.

Lástima que estas tres soluciones son muy, pero muy difíciles de implementar en nuestro país.

Manuel Colombo
Vía correo electrónico


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