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Mayo del 68: ¿Bisagra?

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Desde la audiencia, Hebert rememora hechos y procesos que precedieron y/o coincidieron con la eclosión de aquella revolución cultural que saltó de Francia a buena parte del resto del mundo, Uruguay incluido.


Un tema complejo, pero hay que atreverse a definir. Es entonces que quiero obviar la violencia política que dominó parte de ese período, porque entiendo que el legado cultural es lo que prevalece. Habiendo sido este un tiempo bisagra, que sólo el triunfo de algún fundamentalismo podría hacer girar las agujas del reloj. Por fin, la juventud se apropia de su vida.

Mayo de 1968 es la eclosión de un jolgorio libertario, una apuesta al pacifismo y a la creación, que tiene sus inicios en Estados Unidos y Europa.

Un ejemplo trascendente es 1964, con la lucha de los estudiantes de la Universidad de Berkeley, California, por el derecho a la libertad de expresión, y que los alumnos pudiesen difundir sus ideas políticas en el campus universitario. Se lucha por el derecho al voto de los afroamericanos; los marginados se inscriben en el registro electoral, hasta que la ley de derecho al voto prohibió en 1965 las prácticas discriminatorias en materia de voto. Unos meses más tarde, se crea el Comité del Día de Vietnam, punto de partida para el movimiento contra la guerra.

Los norteamericanos ya conocían a la Generación Beatniks o Beat, un grupo de artistas que tenían su centro en Greenwich Village, Nueva York y San Francisco: rechazo a los valores tradicionales, libertad sexual, uso de drogas, acercamiento a la filosofía oriental y creación sin límites, predominaban en esta coincidencia de ideas, entre otras, para legar su influencia a los hippies, otro movimiento contracultural. Allen Ginsberg había creado El Aullido (1956), Jack Kerouac En el camino (1957), William S. Burroughs El almuerzo desnudo (1959).

El renacimiento del cine independiente se nutre de nuevos directores: Arthur Penn, Roman Polansky, Billy Wilder, Alfred Hitchcock, Mike Nichols, John Cassavettes y más, junto a un grupo de actores que complementaban la revolución artística. La figura de Andy Warhol también incursionaba en esa serie de películas. Violencia, terror, sexo y transgresión juvenil eran el vínculo de este nuevo cine. Y en Francia la Nouvelle Vague, con un cine íntimo y personal.

Tercera ola de feminismo

El ideal de la mujer en los 50 se ve reflejado en el cine, en la televisión recién nacida y en la publicidad: la mujer estaba limitada a la familia, el cuidado de los hijos y el hogar. Se difunde a otros idiomas el libro El segundo sexo (1949), de la filósofa francesa Simone De Beauvoir, que plantea que la mujer es educada según las condiciones que le impone el entorno sociocultural.

En 1961 se aprueba el uso de la píldora anticonceptiva por la U.S. Food and Drugs Administration, y la mujer asume por primera vez el control sobre su cuerpo y su fertilidad. La sexualidad se separa de la función reproductiva; el placer y el erotismo ya no son tabú. Los siglos de represión al hedonismo quedan de lado.

El antiautoritarismo

Los Beatles reciben en 1965 el nombramiento de miembros de la Orden del Imperio Británico de manos de la reina Isabel II, pero cuatro años más tarde John Lennon devolvió su medalla a la reina. El mismo Lennon dijo, en 1966, que los Beatles se habían vuelto más populares que Jesucristo.

El discurso de Sarkozy durante su campaña electoral en 2007 muestra su disgusto por el Mayo 68, al que acusa de haber impuesto el relativismo moral e intelectual, el “todo vale”, que no hay diferencia entre el bien y el mal, que la víctima cuenta menos que el delincuente, que el respeto ha desparecido al igual que las normas, que nada está prohibido.

Las figuras políticas y culturales que asumían la voz de la moral e intelectual con potestad y mando han desaparecido: la cuestión es desconfiar del poder. La autoridad de los padres se vuelve un intercambio de poder. Lo mismo la maestra, la iglesia. Los antiautoritarios creen en la igualdad ante la ley y las libertades civiles. El poder es represivo para los antiautoritarios. Es entonces que aparecen las ONG defendiendo los derechos civiles, la democracia directa, menos representativa.

El ecologismo

La preocupación por el medio ambiente se hace patente a nivel internacional. Y es cuando, en 1954, la tripulación del pesquero Daigo Fukuryu Maru, de origen japonés, fue expuesta a radiactividad, consecuencia de una prueba de hidrógeno en el atolón Bikini, un sistema de 23 islas del Océano Pacífico perteneciente a Estados Unidos. Otro hecho fue la protesta civil, en 1969, por un vertido en una excavación petrolífera en el Canal de Santa Bárbara de California.

En Uruguay

Se estrenó en la cine Plaza La Dolce Vita (1960) escrita y dirigida por uno de los grandes del cine italiano, Federico Fellini, con Marcello Mastroianni y Anita Ekberg. Esta última se baña en la Fontana di Trevi, escena que causó conmoción en la cultura italiana de esa época. Comenzaba la época de oro del cine italiano, despegándose del neorrealismo. Mientras, Leonardo Favio en Argentina y Miguel Littin en Chile inauguraban el neorrealismo latinoamericano.

En 1955 se había creado la Unión de Juventudes Comunistas, artífice de cambios feministas culturales en su seno. Los encuentros de los géneros se hacen posibles en la militancia y, por qué no decirlo, en fiestas.

En el mismo año nacía Comunidad del Sur, el primer precedente autogestionario en el país. Aporta un modelo de convivencia en que la mujer y el hombre son participes de la misma manera, incluyendo la toma de decisiones en colectivo. Las referencias son autores del socialismo utópico y, en lo real, los Kibutz de Israel.

Se forman grupos incipientes de hippies, que giran alrededor de la música, y se ve a los primeros artesanos en las calles de Montevideo. Los jóvenes inician un hedonismo abierto, en la ropa y en sus contactos. Los bares comienzan a poblarse de chicas. El baile se convierte en un lugar de encuentro.

En diciembre de 1963, un grupo de jóvenes se reúnen en Av. Brasil y la Rambla para festejar el fin de año fuera de sus casas y familias. Se produjeron desmanes a los que la prensa llamó “la asonada de Pocitos”. Los padres, algunos apellidos conocidos, fueron humillados a buscar a sus hijos a la seccional 10ª. de Policía. Las murgas del año se hicieron eco del suceso.

Hebert Abimorad
Vía correo electrónico


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