“Una cosa es un régimen impositivo que grave a aquellos productos importados que efectivamente compiten con productos de fabricación nacional (…) y otra es un aumento indiscriminado para todos los productos. El primero es proteccionista, el segundo es llanamente recaudatorio”, dice Emanuel desde la audiencia.
Se acaba de anunciar los lineamientos de la rendición de cuentas y una de las medidas es el aumento de impuestos a las importaciones. La primera reflexión que me vino a la mente es que ese aumento de impuestos lo vamos a pagar todos los que consumimos bienes importados de alguna manera u otra. Nuevamente, quienes gastamos todo nuestro ingreso en consumo, sostenemos el gasto del Estado. Como siempre.
Pero lo que me sorprendió fue la postura del diputado Eduardo Rubio adelantando un eventual apoyo a esta medida, ya que considera que el aumento de impuestos a las importaciones protege la industria nacional. La lógica el diputado Rubio es que un aumento de impuestos genera un aumento del precio del bien importado que le quita competitividad frente al bien producido por la industria nacional.
Me puse a pensar en la alegría que algunas fábricas nacionales deben tener con esta noticia, principalmente aquellas que se dedican a fabricar celulares, tablets, laptops, computadoras, teléfonos de oficina, monitores, smart TV, Chromecast, routers, cámaras de videovigilancia, parlantes, teclados, mouses, auriculares, guitarras eléctricas, órganos, sintetizadores, consolas de sonido, etc. Las mismas fábricas que festejaron la restricción de adquirir estos productos en el exterior.
Una cosa es un régimen impositivo que grave a aquellos productos que efectivamente compiten con productos de fabricación nacional (digamos: calzados, prendas de cuero, etc.) y otra cosa es un aumento indiscriminado de impuestos para todos los productos. El primero es proteccionista, el segundo es llanamente recaudatorio.
Está hartamente discutido que el Uruguay tenga en el desarrollo tecnológico una de las cartas del desarrollo del país. Se ha demostrado que tenemos un potencial enorme en esa área y apostar al Uruguay tecnológico sería un acierto. Sin embargo, esta rendición de cuentas no apunta a ningún lado. No promueve nada. El mensaje que da es que todo va a seguir como ahora, solo que ese “seguir como ahora” nos va a costar un pelín más caro y lo vamos a financiar con estos impuestos.
Tal vez sería tiempo de que el Gobierno se la juegue con una medida audaz que promueva el desarrollo nacional, y una idea en ese sentido sería exonerar de todo tipo de impuestos a la importación de bienes de tecnología. Que comprar una Mac en Uruguay cueste lo mismo que en Estados Unidos. No hay ninguna industria nacional afectada por una medida así, ya que las fábricas que mencioné párrafos atrás son todas imaginarias en nuestro país.
La incorporación de tecnología a las empresas y familias va a generar un desarrollo superior al desarrollo que el Gobierno pudiera impulsar centralizadamente con los recursos de los impuestos de estos bienes.
Buena parte de los dineros recaudados en impuestos se pierden en la propia burocracia de recaudarlos e implementarlos, pero resignar una cierta recaudación facilitando que los uruguayos incorporemos tecnología a nuestras vidas y empresas generaría un aumento de la velocidad del desarrollo mayor al que generaría el Estado si quisiera impulsarlo centralizadamente.
Creo que el Gobierno se perdió una oportunidad de aprovechar esta rendición de cuentas para impulsar iniciativas concretas de desarrollo del país.
Emanuel Seropián
Vía correo electrónico
Mesa relacionada
La Mesa de los Jueves: Poder Ejecutivo presentó lineamientos de la Rendición de Cuentas, 15.06.2017
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