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¿Por qué nos importa la presidencia del Frente Amplio?
“No reniego de mi origen pero digo que seremos mucho más de lo sabido...”
Gabriel Celaya
Los movimientos y partidos progresistas que gobernaron en América Latina después de las dictaduras
y el empuje neoliberal viven un momento de inflexión. Así ocurre en las sociedades vitales y democráticas.
Somos personas comprometidas con las luchas políticas y sociales de la izquierda uruguaya, pertenecemos
a diferentes generaciones y nos une creer que este momento no debería afrontarse como una catástrofe
ni desde la necedad autocomplaciente. Preferimos asumirlo como un nuevo y saludable desafío a nuestra
voluntad, creatividad y lucidez.
Sentimos que las elecciones para la presidencia del Frente Amplio representan la oportunidad política
y cultural de avanzar hacia una construcción intergeneracional imprescindible para afrontar los años
que vienen.
El Frente Amplio aportó desde su nacimiento un horizonte nuevo para un Uruguay ahogado por la frustración
y la violencia. Organizó esperanza y lucha, resistió a la tiranía y, a la hora de gobernar, se desplegó haciendo
que las antiguas banderas de justicia, solidaridad y libertad pasaran a ser palabra y política del Estado.
En ese camino muestra grandes aciertos y también errores, originales hallazgos y rezagos burocráticos.
Pero lo hizo y esa es su marca.
Ahora nuestra sociedad tiene nuevos desafíos que el Frente Amplio debe asumir como propios
y el primer paso es dotarse de una conducción que de cuenta del tiempo presente.
1. AUTOCRÍTICA Y MODESTIA.
El Frente Amplio se encuentra en un mal momento. Es preciso reconocer con honradez y audacia
las fortalezas y debilidades del camino recorrido. Tomar el desafío que representa vivir una época
que se revoluciona a si misma todos los días, y donde es imperioso admitir que no podremos
aprehender ni incidir en la sociedad mediante fórmulas y discursos simplistas y esterotipados.
2. ASUMIR LO PARADOJAL.
Es necesario abandonar la idea del camino transformador como una avenida siempre ascendente.
En la sociedad global del siglo XXI, la riqueza y la pobreza se multiplican al mismo tiempo, el conocimiento
y la alienación crecen parejas, la creciente libertad de millones coexiste con más esclavos que nunca;
aumentan los derechos mientras disminuye el tiempo para ejercerlos, pensamos la política y los partidos
en los confines de estados/países con capacidades próximas al cero para dar cuenta de los procesos
actuales. Bregamos por un estándar de bienestar que ahoga y esteriliza el planeta.
3. RECREAR EL PROYECTO DE EMANCIPACIÓN.
Tenemos que volver a sentir que nuestro principal desvelo continúan siendo los descartados por el sistema,
los más desposeídos, marginados, negados y maltratados por una cultura que mercantiliza todo lo que
encuentra a su paso. Necesitamos hacer de la lucha contra los poderes fácticos una seña de identidad
indeclinable y sin reverencias. Saber que nuestras democracias necesitan más críticas y desafíos que
alabanzas formales.
4. REVERTIR LA PARÁLISIS.
El Frente Amplio debe volver a ser una usina de ideas y acciones. Es necesario el aporte permanente
de propuestas y soluciones para los principales desafíos actuales y por venir: En materia de educación,
de política de seguridad, en el terreno cultural, en cuanto a la concentración de la riqueza, en el
cuestionamiento de los de modelos de desarrollo, en la temática ambiental, en la profundización
de la agenda de derechos, el recambio generacional.
ASUMIR UNA CONDUCCIÓN POLÍTICA PARA UN TIEMPO DE CAMBIOS
Se necesita claridad en la vocación, visibilidad en las intenciones, audacia para los conflictos,
firmeza en la defensa de sus posiciones, con evidente gusto por el trabajo político complejo.
La política de la izquierda no es buena administradora de consensos ni gestión privada
de los disensos. Se necesita una conducción para un tiempo de debates, ensayos y búsquedas.
La presidencia del Frente Amplio deberá dar lugar a ideas nuevas, construir confianzas para recuperar
la capacidad de plantearnos objetivos comunes y estrategias conjuntas. Deberá dedicar esfuerzos
para crear ambientes y climas propicios, provocar situaciones fructíferas, estados del alma y del arte
para motivar encuentros plurales de muchas y muchos, con sindicalistas, personas de la academia
y los movimientos sociales, de grupos, tribus y clanes. Para recuperar diálogo con saberes populares
de ciudadanas y ciudadanos.
Las nuevas generaciones de militantes políticos y sociales de izquierda han demostrado su capacidad
para impulsar, sostener e imponer agendas trascendentes; han dialogado con los antiguos liderazgos
con respeto, flexibilidad y firmeza. Expresan vocación y capacidad de renovar la política y por ello
han dado lugar a líderes y lideresas.
Uno de ellos, Alejandro “Pacha” Sánchez, conjuga capacidad de liderazgo con apertura al diálogo
y la reflexión. Esas cualidades quedaron de manifiesto en el exigente escenario del Poder Legislativo.
Fue reelecto como diputado más votado en Montevideo y mostró agudeza, originalidad y audacia
en su desempeño como presidente de la Cámara de Representantes. Por eso creemos que Pacha
puede encabezar una conducción que asuma el desafío de recrear y potenciar las condiciones
que hicieron del Frente Amplio punto de unidad para las izquierdas y gran factor de transformaciones
nacionales. Ahora para el Uruguay del siglo XXI.
Para que el Frente Amplio vuelva a ser un espacio de encuentro y construcción,
como lo fue para Liber Seregni y todos quienes en los ’70 creyeron que otro mundo era posible.
Y sobre todas las cosas vuelva a despertar la alegría de saber que luchamos con una esperanza
que “no es la certeza de que algo pasará, sino de que algo tiene sentido, pase lo que pase”.
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¿Por qué nos importa la presidencia del Frente Amplio?
“No reniego de mi origen pero digo que seremos mucho más de lo sabido...”
Gabriel Celaya
Los movimientos y partidos progresistas que gobernaron en América Latina después de las dictaduras
y el empuje neoliberal viven un momento de inflexión. Así ocurre en las sociedades vitales y democráticas.
Somos personas comprometidas con las luchas políticas y sociales de la izquierda uruguaya, pertenecemos
a diferentes generaciones y nos une creer que este momento no debería afrontarse como una catástrofe
ni desde la necedad autocomplaciente. Preferimos asumirlo como un nuevo y saludable desafío a nuestra
voluntad, creatividad y lucidez.
Sentimos que las elecciones para la presidencia del Frente Amplio representan la oportunidad política
y cultural de avanzar hacia una construcción intergeneracional imprescindible para afrontar los años
que vienen.
El Frente Amplio aportó desde su nacimiento un horizonte nuevo para un Uruguay ahogado por la frustración
y la violencia. Organizó esperanza y lucha, resistió a la tiranía y, a la hora de gobernar, se desplegó haciendo
que las antiguas banderas de justicia, solidaridad y libertad pasaran a ser palabra y política del Estado.
En ese camino muestra grandes aciertos y también errores, originales hallazgos y rezagos burocráticos.
Pero lo hizo y esa es su marca.
Ahora nuestra sociedad tiene nuevos desafíos que el Frente Amplio debe asumir como propios
y el primer paso es dotarse de una conducción que de cuenta del tiempo presente.
1. AUTOCRÍTICA Y MODESTIA.
El Frente Amplio se encuentra en un mal momento. Es preciso reconocer con honradez y audacia
las fortalezas y debilidades del camino recorrido. Tomar el desafío que representa vivir una época
que se revoluciona a si misma todos los días, y donde es imperioso admitir que no podremos
aprehender ni incidir en la sociedad mediante fórmulas y discursos simplistas y esterotipados.
2. ASUMIR LO PARADOJAL.
Es necesario abandonar la idea del camino transformador como una avenida siempre ascendente.
En la sociedad global del siglo XXI, la riqueza y la pobreza se multiplican al mismo tiempo, el conocimiento
y la alienación crecen parejas, la creciente libertad de millones coexiste con más esclavos que nunca;
aumentan los derechos mientras disminuye el tiempo para ejercerlos, pensamos la política y los partidos
en los confines de estados/países con capacidades próximas al cero para dar cuenta de los procesos
actuales. Bregamos por un estándar de bienestar que ahoga y esteriliza el planeta.
3. RECREAR EL PROYECTO DE EMANCIPACIÓN.
Tenemos que volver a sentir que nuestro principal desvelo continúan siendo los descartados por el sistema,
los más desposeídos, marginados, negados y maltratados por una cultura que mercantiliza todo lo que
encuentra a su paso. Necesitamos hacer de la lucha contra los poderes fácticos una seña de identidad
indeclinable y sin reverencias. Saber que nuestras democracias necesitan más críticas y desafíos que
alabanzas formales.
4. REVERTIR LA PARÁLISIS.
El Frente Amplio debe volver a ser una usina de ideas y acciones. Es necesario el aporte permanente
de propuestas y soluciones para los principales desafíos actuales y por venir: En materia de educación,
de política de seguridad, en el terreno cultural, en cuanto a la concentración de la riqueza, en el
cuestionamiento de los de modelos de desarrollo, en la temática ambiental, en la profundización
de la agenda de derechos, el recambio generacional.
ASUMIR UNA CONDUCCIÓN POLÍTICA PARA UN TIEMPO DE CAMBIOS
Se necesita claridad en la vocación, visibilidad en las intenciones, audacia para los conflictos,
firmeza en la defensa de sus posiciones, con evidente gusto por el trabajo político complejo.
La política de la izquierda no es buena administradora de consensos ni gestión privada
de los disensos. Se necesita una conducción para un tiempo de debates, ensayos y búsquedas.
La presidencia del Frente Amplio deberá dar lugar a ideas nuevas, construir confianzas para recuperar
la capacidad de plantearnos objetivos comunes y estrategias conjuntas. Deberá dedicar esfuerzos
para crear ambientes y climas propicios, provocar situaciones fructíferas, estados del alma y del arte
para motivar encuentros plurales de muchas y muchos, con sindicalistas, personas de la academia
y los movimientos sociales, de grupos, tribus y clanes. Para recuperar diálogo con saberes populares
de ciudadanas y ciudadanos.
Las nuevas generaciones de militantes políticos y sociales de izquierda han demostrado su capacidad
para impulsar, sostener e imponer agendas trascendentes; han dialogado con los antiguos liderazgos
con respeto, flexibilidad y firmeza. Expresan vocación y capacidad de renovar la política y por ello
han dado lugar a líderes y lideresas.
Uno de ellos, Alejandro “Pacha” Sánchez, conjuga capacidad de liderazgo con apertura al diálogo
y la reflexión. Esas cualidades quedaron de manifiesto en el exigente escenario del Poder Legislativo.
Fue reelecto como diputado más votado en Montevideo y mostró agudeza, originalidad y audacia
en su desempeño como presidente de la Cámara de Representantes. Por eso creemos que Pacha
puede encabezar una conducción que asuma el desafío de recrear y potenciar las condiciones
que hicieron del Frente Amplio punto de unidad para las izquierdas y gran factor de transformaciones
nacionales. Ahora para el Uruguay del siglo XXI.
Para que el Frente Amplio vuelva a ser un espacio de encuentro y construcción,
como lo fue para Liber Seregni y todos quienes en los ’70 creyeron que otro mundo era posible.
Y sobre todas las cosas vuelva a despertar la alegría de saber que luchamos con una esperanza
que “no es la certeza de que algo pasará, sino de que algo tiene sentido, pase lo que pase”.
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Andrea Apolaro
Carolina Cosse
Denisse Legrand
Diego Sempol
Eneida de León
Fabiana Goyeneche
Fernando Pereira
Gustavo Gómez
Jorge Denevi
Jose "Pepe" Vázquez
Julio Calzada
Lucía Lago
Luis Gallo Imperiale
Macarena Gelman
Maite López
Mario Carrero
Paula Baleato
Ramón Méndez
Sebastián Aguiar
Viviana Barreto
Yamandú Orsi
Agustín Lucas
Alberto Nieto
Aldo Marchesi
Alejandro Zavala
Alicia Gómez
Alvaro Danza
Alvaro Padrón
Andrés Dean
Aram Aharonian
Carlos Acuña
Cecilia Scorza
Daniel Caggiani
Diego Olivera
Edgardo Mattioli
Eduardo Manta
Elbia Pereira
Elena Fabiano
Eleonora Navatta
Enrique Saravia
Esperanza Hernández
Evana Trobo
Fabián Cardozo
Federico Battistoni
Gabriel Cazes
Gonzalo La Rosa
Gonzalo Salas
Gustavo Bitencourt
Gustavo Ferreira
Gustavo Leal
Gustavo Zidan
Hector Guido
Isabel Wshebor
Jerónimo Roca
Jorge Caffera
Jose Luis Hernandez
Julio Calcagno
Karin Nansen
Leonard Mattioli
Leonel Briozzo
Luis Alvez
Luis Curbelo
Luis Polakof
Marcelo Barbato
Marcelo Rossal
Martín Couto
Martin Pasturino
Martín Rebella
Maximo Tenutta
Natalia Carrau
Néstor Silva
Nicolás Duffau
Oscar Destouet
Pablo Fielits
Pablo Gorriti
Pablo Martinis
Patricia González Viñoly
Rafael Sanseviero
Rodolfo Camarosano
Rodolfo Collazo
Romina Napiloti
Sabrina Vidal
Santiago Dogliotti
Santiago Alzugaray
Sergio Reyes
Tati Sabini
Washington Sassi