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Entrevista central, lunes 20 de noviembre: Ignacio Lorenzo

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Entrevista con el arquitecto Ignacio Lorenzo, director de Cambio Climático del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.

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EN PERSPECTIVA
Lunes 20.11.2017, hora 08.24

Video de la entrevista

(Audio Donald Trump.)

EMILIANO COTELO (EC) —En junio de este año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que su país se retiraba de los acuerdos de París sobre el cambio climático alcanzados en 2015. La confirmación de la decisión shockeó a la comunidad internacional, porque el pacto se quedaba sin el apoyo de la primera economía del mundo y uno de los principales generadores de gases con efecto invernadero.

Cinco meses después de aquella resolución, los países firmantes del Pacto de París tuvieron su reunión anual, esta vez en Bonn, Alemania, buscando avanzar en la implementación de los acuerdos. En esta cumbre COP23, uno de los primeros países que presentaron sus compromisos para mitigar el cambio climático, con la mira puesta en 2025, fue Uruguay.

¿En qué consiste ese documento? Más en general, ¿qué dejó la cumbre de Bonn?

Vamos a conversarlo con el arquitecto Ignacio Lorenzo, director de Cambio Climático del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma), que integró la delegación oficial y llegó ayer de Alemania.

Antes de meternos en lo que pasó ahora, conviene repasar algún aspecto básico del Acuerdo de París de 2015.

IGNACIO LORENZO (IL) —El Acuerdo de París es un instrumento de la Convención que establece cómo el mundo va a manejar el tema del cambio climático desde principios de 2020 y hacia el futuro, a partir, de manera central, de lo que serían las contribuciones determinadas a nivel nacional. Esto quiere decir que todos los países en ciclos de cinco años deben presentar sus metas de manejo de la mitigación que tiene que ver con la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero a nivel doméstico. Eso sumado implicaría cumplir con la meta de 2 °C o 1,5 °C, que es lo que nos pide la ciencia.

EC —¿Cómo es lo de los 2 °C? El objetivo del Acuerdo es contener el aumento de la temperatura “muy por debajo de los 2 °C” respecto a la era preindustrial y “seguir esforzándose por limitar este aumento no a 2 °C, sino a menos de 1,5 °C”. ¿Eso con qué horizonte?, ¿para qué fecha?

IL —No hay una fecha específica en el Acuerdo, pero todo el mundo entiende que es a final de este siglo. Esa sería nuestra meta.

EC —Y tampoco hay metas obligatorias para cada país, como sí había en el Protocolo de Kioto.

IL —El Acuerdo de París tiene una naturaleza distinta. En el Protocolo de Kioto, que era solo para los países desarrollados, las obligaciones estaban cuantificadas, el propio acuerdo decía “a usted le toca tanto, a usted le toca tanto”. El Acuerdo de París funciona al revés, cada país –y ahora sí todos los países del mundo– debe establecer cuál va a ser su meta en esos períodos de cinco años.

EC —¿Cómo vienen por ahora los resultados de los acuerdos de París?

IL —La implementación del Acuerdo arranca en el 2020, estamos en la fase pre-2020, en la que se están negociando los aspectos específicos en cuanto a cómo se va a desarrollar. Por ejemplo, qué formato tienen que tener las contribuciones determinadas o por qué mecanismos los cuales van a rendir cuentas de lo que habían prometido en su documento. Todos esos son aspectos muy específicos que se están negociando ahora y hemos acordado terminar esa negociación en diciembre del año que viene.

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