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Entrevista central, viernes 22 de enero: Guido Manini Ríos

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NB —Hablemos del trabajo que hizo el Ejército en las últimas semanas, en particular de la colaboración que prestó durante las inundaciones en el norte del país y de la recolección de basura en Montevideo y en Salto. ¿Qué evaluación hace de esas tareas realizadas?

GMR —Nosotros tenemos distintos tipos de misiones establecidas en el ordenamiento jurídico, empezando por la propia Constitución de la República y siguiendo por distintas leyes, particularmente la Ley Marco de Defensa, a la que me refería.

Nuestra misión principal está relacionada con la defensa de la soberanía, de los recursos naturales, y tenemos misiones subsidiarias o secundarias variadas. Una de ellas, de las más importantes, es apoyar la política exterior del Estado manteniendo efectivos entrenados desplegados en distintos continentes. También tenemos como misión mantener la logística y el funcionamiento de la Base Antártica, etc. Pero dentro del país la misión principal es la de asistir al Sistema Nacional de Emergencia (Sinae). Cada vez que existe una emergencia el Ejército se constituye en una herramienta fundamental del Sinae, diría en un pilar básico.

En ese marco se dieron ciertas emergencias en las cuales el Ejército tuvo que actuar y actuó. Actuó poniendo lo suyo, su estructura, su disciplina, su disposición, y creo que en los casos notorios que ustedes mencionaban lo hizo con eficacia, con eficiencia, con el reconocimiento de la sociedad toda.

RA —¿En qué medida este tipo de tareas secundarias o de apoyo condicionan la que es la tarea prioritaria del Ejército en cuanto a la defensa nacional?

GMR —No la condicionan. Nos preparamos principalmente para nuestra misión principal. El estar preparado para la misión principal requiere estar entrenados, disciplinados, estructurados, preparados para actuar ante lo grande, y por aquello de que quien puede lo más puede lo menos, estando preparados para la misión principal, estamos en condiciones en todo momento de brindar nuestros recursos, nuestras capacidades para las misiones subsidiarias o secundarias. No es que nos desvíe de lo otro, lo otro es permanente, y esto, cuando se da, nos encuentra en condiciones de actuar porque estamos preparados o preparándonos o tratando de prepararnos para lo otro.

NB —A lo largo de estos días, y a partir de estas noticias que venimos comentando, ha surgido el siguiente razonamiento de la audiencia: si entre los cometidos está el de cumplir con variadas actividades que la comunidad requiere, ¿por qué se decide pagar un monto extra, que en este caso fue de $ 300 por hora, a los efectivos que participaron en la recolección de basura tanto en Montevideo como en Salto?

RA —Ese es uno de los planteos de los oyentes que nos han venido llegando a lo largo de la entrevista.

GMR —Ante todo, para actuar dentro del Sinae no requerimos jamás un pago extra ni adicional ni nada. Jamás se ha pagado un peso por evacuar inundados, por atender un incendio, por cualquier emergencia, que aparte es decretada por el Sinae, es dispuesta por el señor presidente de la República, por el mando superior. No se nos cruza nunca pedir ninguna remuneración adicional, jamás se ha cobrado aparte.

En estos casos de recolección de basura o de limpieza en Salto las autoridades del MDN entendieron pertinente pedir a las intendencias involucradas determinado monto para en cierta forma compensar a los soldados por estar haciendo una tarea para la cual en definitiva existen otros empleados, otros sectores que deberían hacerla. El Ejército está ocupando el lugar o haciendo una tarea para la cual hay otra gente paga y contratada o presupuestada para realizarla, y se entendió que si el Ejército iba a hacer lo que otros deberían haber hecho o deberían hacer –no voy a juzgar por qué no se hizo, eso no me compete– era justo que recibiera una compensación. Jamás se pidió ni se va a pedir una compensación por atender emergencias en las cuales el Ejército sí es el medio idóneo, como por ejemplo las evacuaciones de urgencia que hubo sobre fin de año en el norte del país.

RA —Durante una recorrida que la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Representantes hizo la semana pasada por las zonas más afectadas por las inundaciones, el diputado del Frente Amplio Víctor Semproni elogió el trabajo que realizaron los militares allí, aunque advirtió: “El personal subalterno del Ejército es la mano de obra barata que el Estado uruguayo utiliza para resolver los problemas de emergencia. Yo me pregunto: si no estuviera, ¿quién los hace? Me parece sumamente importante y es necesario reconocerlo”. ¿Coincide con esta opinión?

GMR —El diputado Semproni expresa un dato de la realidad. Cada vez que hay algo que nadie puede hacer todo el mundo mira al Ejército a ver si lo puede hacer. Por ejemplo, lo que ocurrió el 23 de diciembre en Artigas fue un hecho totalmente inusual, no tiene antecedentes históricos la forma en que creció el río Cuareim, que llevó al intendente a definirla –creo que con bastante acierto– como un tsunami, fue una cosa nunca vista. En menos de 24 horas se llegó a evacuar a casi la cuarta parte de la población de la ciudad de Artigas por la crecida del río. No había otra institución mejor preparada y en condiciones de atender eso que el Ejército. Lo cual no quita que también hayan participado muchas otras instituciones, pero el Ejército era la que tenía la estructura y la posibilidad de actuar.

Más que mano de obra barata yo diría mano de obra gratis, porque el Ejército está para atender estos temas y eso en cuanto a recursos humanos al Estado no le costó ni nunca le va a costar nada. Simplemente el Ejército estaba preparado, tenía sus capacidades y las puso en ejecución.

Entonces lo que dice el diputado Semproni es un dato de la realidad. Nosotros hacemos tareas que sería muchísimo más caro o más complejo realizar por otras instituciones. O, como en este caso de Artigas, no hay otra institución que pueda asumir las tareas que se asumieron y que llevaron a que en algo de esa magnitud no hubiera ni una víctima, más allá de las destrucciones materiales que todos vimos.

NB —Otro argumento que muchas veces se escucha es que está bien que los militares hagan ese tipo de tareas en lugar de “estar tomando mate en el cuartel”. ¿Cómo ve ese tipo de consideraciones?

GMR —El que dice que el militar está tomando mate en el cuartel muestra un total desconocimiento de la actividad militar. Realmente se sigue con prejuicios y con formas de denostar a la institución gratuitamente. El militar –lo he demostrado con números a las distintas autoridades– cumple un mínimo de entre 60 y 70 horas semanales de servicio en las unidades haciendo múltiples actividades, que van desde custodia de cárceles, tareas de apoyo a la comunidad de las más variadas que se le ocurran, prepararse para formar un batallón en el Congo o donde fuera, en lugares complejos, etc. Están permanentemente en actividad, sobreexigidos. Tal vez tomen mate en algún descanso en una guardia entre hora y hora, y no veo que eso sea una cosa para criticar, pero eso de que el militar está para tomar mate es un concepto que se dice con cierta maledicencia y que demuestra un desconocimiento total de la actividad de los militares. Yo invitaría a esas personas a participar algún día de una jornada de actividad en cualquiera de nuestras unidades.

RA —¿Cómo ha observado el relacionamiento en general que la población ha tenido con el Ejército durante estas tareas que ha desempeñado ya sea en el tema de las inundaciones o en el de la basura?

GMR —Quedó claro que la gente reconoce y valora la actividad y la buena voluntad, la disposición, la disciplina, la organización, todo lo que los soldados pusieron de manifiesto en este tipo de eventos, particularmente en la atención a los evacuados en el norte fue muy claro. También quedó en evidencia cuando la recolección de basura en Montevideo, en muchos casos la gente se acercaba a aplaudir y en otros con refrescos, con agua fría. Creo que no hubo ni un solo incidente de rechazo, por el contrario fue todo aplausos y reconocimientos. Eso sirve como un estímulo, como incentivo para continuar haciendo las cosas como las estamos haciendo, sabemos que estamos en el camino correcto. En definitiva nuestros soldados, nuestros hombres del Ejército, son el pueblo en uniforme; esa persona después de que se saca el uniforme va y vive en el mismo barrio que la gente que la aplaudió.

RA —Quizás llamó más la atención esa reacción en Montevideo. En el interior uno tiene la impresión de que el trato con el personal militar es normalmente más fluido, más cordial.

GMR —Creo que la gran mayoría de la gente de Montevideo también sabe bien lo que es el Ejército, lo que significa, la herramienta que constituye, las capacidades que tiene, y valora a la institución como una institución amiga que está para dar una mano en la medida de sus capacidades. Aprovechando capacidades que tiene para el cumplimiento de otras misiones, está capacitado para dar una mano en cualquier emergencia, ante cualquier problema serio que se pueda dar.

NB —A propósito de este tema, Ignacio Zuasnabar, director de opinión pública de Equipos Consultores –la empresa que realiza en Uruguay la encuesta para Latinobarómetro–, dijo a Búsqueda esta semana que “la confianza de los uruguayos en las Fuerzas Armadas ha ido aumentando en los últimos años y actualmente se encuentra en los niveles más altos de las últimas dos décadas. Por primera vez desde que se realiza el Latinobarómetro la confianza en las Fuerzas Armadas supera la mitad de la población”. ¿Por qué cree que está ocurriendo esto?

GMR —Creo que la gente ve el accionar diario de las Fuerzas Armadas –yo hablo concretamente por el Ejército–, lo valora y se da cuenta de que en definitiva es una institución que es tremendamente útil y le sirve a la población en general para ayudarla a superar los obstáculos de la vida diaria, que son múltiples. Es una institución que está integrada en definitiva por el mismo pueblo en uniforme, que tiene una disciplina y una estructura especiales, una característica que escasea en el mundo en el que vivimos. Lo valora porque entiende necesario contar con una institución que constituye una referencia para poder salir adelante en situaciones difíciles, complicadas.

RA —Pero ¿a qué entiende que se debe la mejora?

GMR —Entiendo que se debe a las actividades que desarrollamos –en este caso en un corto lapso se dieron varias emergencias en las cuales se vio al Ejército más que en otras épocas, tal vez– y a la disposición que se muestra permanentemente a dar una mano. Somos una institución de mano abierta, permanentemente buscando colaborar con la sociedad, con la gente, sobre todo con la gente más necesitada, la que más precisa de nuestro apoyo, de nuestros aportes. Son innumerables las instituciones de todo tipo, públicas, privadas, de enseñanza, etc., que requieren permanentemente que el Ejército les dé una mano porque tal vez no encuentran en otro lugar ese apoyo mínimo para cumplir determinado tipo de funciones. Le hablo de cosas como llevar niños del interior a ver el mar. Y no solo nosotros, la Fuerza Aérea hace vuelos para cumplir determinadas actividades que de otra forma serían imposibles. Eso a la larga la gente lo valora, a la larga se va viendo cuál es la realidad de la institución y no un estereotipo a veces malintencionado que pretende separarla de la gente, algo que creo que se está demostrando que no es posible.

RA —Justamente, los datos que comentaba Nicolás del Latinobarómetro contrastan con algunos comentarios que surgieron estos días cuando tuvieron que juntar la basura. En una asamblea de Adeom que se realizó el 4 de enero pasado, el presidente del gremio de municipales de Montevideo, Camilo Clavijo, manifestó su total repudio a la decisión de la Intendencia de contratar a instituciones para juntar los residuos, y dijo “y menos con los milicos, compañeros, que todavía tienen los muertos y todos los desaparecidos”. Esto lo consignó el diario El País, que estuvo presente en la asamblea. Dijo Clavijo: “El Ejército le ha hecho mucho daño a nuestro pueblo”. Y otro de los dirigentes gremiales que estaban allí, Walter Rosadilla, afirmó: “Nos metieron a los milicos, son unos traidores”. ¿Cómo evalúa estas reacciones que generó ese hecho?

GMR —No me quiero inmiscuir en temas internos. Son declaraciones a título personal, no son declaraciones del gremio. De todas formas las expresiones hablan por sí solas, en el Ejército hoy prácticamente no hay nadie de la época en la cual todavía se lo acusa de hechos no deseados que pasaron. La institución actual prácticamente ni nacida era. Que se diga esas cosas habla por sí solo. Creo que no merece que yo haga un comentario al respecto.

NB —De todos modos, usted es consciente de que hay sectores importantes de la población que mantienen una distancia con las Fuerzas Armadas no solo por el papel que jugaron durante la dictadura, hace más de 30 años, sino por las dificultades que se presentan todavía hoy para encontrar restos de detenidos desaparecidos en aquella época. ¿Cómo observa ese elemento en particular?

GMR —Lo que ocurrió en el pasado son hechos lamentables. Tenemos toda la disposición de colaborar para terminar con ese tema, pero lamentablemente a veces chocamos con la realidad y no es fácil. Pero creo que seguir machacando y poniendo en el banquillo de los acusados a la institución por lo que hicieron otros en otra época no ayuda, no es bueno para el país, que necesita de todos sus elementos, de todas sus fuerzas para poder sortear los obstáculos que tenemos, que está demostrándose que cada vez son mayores y más riesgosos. Precisamos estar todos juntos y mirar hacia delante.

RA —Hay comentarios de los oyentes en ese sentido. Daniel dice: “Todo muy bien, valoro el trabajo que está haciendo hoy el Ejército, pero ahora tienen que decir la verdad sobre los desaparecidos”. ¿Cuáles son esos escollos que usted mencionaba que la fuerza tiene voluntad de colaborar para superar y no lo está pudiendo hacer?

GMR —No quisiera hablar mucho de ese tema aquí, en este momento. Simplemente digo que todo lo que está a nuestro alcance, como colaborar, mostrar archivos, todo lo que nos han pedido lo hemos dado, lo hemos facilitado, hemos colaborado con la gente que está en unidades militares buscando, limpiando, excavando, le hemos dado todos los apoyos y nadie puede decir lo contrario al respecto. Pero lamentablemente magia no podemos hacer. Estoy hablando de los que estamos hoy por hoy en actividad, que son por los que yo respondo.

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