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Entrevista del martes 15 de octubre de 2019: Ángel Gurría

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EC —Vale la pena dedicar algún minuto a Uruguay, que no integra la OCDE, pero sí participa en distintas instancias. Por ejemplo, integra el Centro de Desarrollo de la OCDE y somos parte de las experiencias relacionadas con las pruebas PISA. ¿Cómo define la relación de Uruguay con la OCDE?

AG —Cada vez más cercana y cada vez más importante, cada vez más productiva. El hecho de que Uruguay pertenezca al Centro de Desarrollo nos permite trabajar con el propio Centro de Desarrollo, que está dentro de la casa de la OCDE, pero allí hay 50 y tantos países, 11 países africanos y muchos países de América Latina, etcétera. Es un buen ejemplo de la diversidad que existe bajo el propio techo de la OCDE. Por otro lado, a través del Centro de Desarrollo le ofrece la totalidad de las capacidades de la propia OCDE en todos los temas en los cuales se trabaja con el Uruguay. Porque Uruguay tiene además una condición, tiene una distribución del ingreso que es más parecida a las europeas que a las latinoamericanas, tiene un nivel de ingreso per cápita hoy más parecido a los niveles promedio de la OCDE que a los de la propia América Latina, y por otro lado tiene instituciones muy importantes, que es quizás la parte más complicada y más delicada cuando hablamos de países emergentes o en desarrollo. Uruguay tiene unas instituciones muy sólidas, muy bien fincadas, por lo tanto trabajar con Uruguay en ese sentido es más fácil y de alguna forma más productivo, porque hay un montón de cosas que ya no se dicen, que ya no se hablan, sino que se va a lo concreto, a ordeñar la vaca y Uruguay puede aprovechar al máximo las capacidades de la OCDE.

EC —La pregunta podría ser si Uruguay puede integrar la OCDE, entonces.

AG —Uruguay sería un magnífico candidato y de hecho en el pasado en algún momento hubo algún diálogo al respecto. Sin embargo creo que hoy tenemos que desahogar a estos seis que hace tres años que son motivo de debate para después pensar quizás en una nueva hornada de candidatos. Pero insisto, no estamos tratando de ser universales, tratamos de tener países que tienen mejores prácticas, por eso está Chile, por ejemplo, que no es un país muy grande desde el punto de vista físico ni desde el punto de vista de la población.

EC —En su conferencia del viernes 11 acá en Montevideo sobre los retos de la actual coyuntura económica mundial, se refirió a Uruguay en términos muy elogiosos. Tengo acá una parte de su disertación, dice: “En general la economía uruguaya tiene fundamentos sólidos gracias a su diversificación de mercados, productos y servicios, además de una política macro sólida, una amplia liquidez, un manejo fiscal prudente que se traduce en mayor resiliencia a choques externos. El Uruguay ha logrado mantener un crecimiento inclusivo a pesar de un contexto regional e internacional complejo. Además, es hoy no solo el país de mayor ingreso per cápita de América Latina, sino también el menos desigual”. Yo estuve en la conferencia, y ese diagnóstico tan positivo desconcertó a exministros del Partido Nacional y del Partido Colorado que habían asistido, sobre todo porque usted habló de “un manejo fiscal prudente” y resulta que en la campaña electoral ahora se está discutiendo mucho el déficit fiscal que tiene Uruguay que está ya en el orden del 5 % del PBI. Llamó la atención a estos exministros que usted no hubiera puesto ni siquiera un llamado de atención en esa materia. ¿Qué responde?

AG —Respondo que habiendo sido ministro yo mismo, en las campañas se dicen muchas cosas y se encienden mucho los ánimos. Claro, cuando uno se está moviendo hacia un déficit fiscal que puede llegar al 5 % hay que poner una voz de alerta. Pero también hay que considerar la totalidad de la deuda acumulada, en lo cual también hay espacio para el manejo.

EC —Se refiere a la relación deuda-producto.

AG —Así es. Y finalmente porque hoy quizás la mayor preocupación que tenemos en los países de la OCDE pero también en muchos países del mundo es la acumulación de deuda del sector privado. Bajamos las tasas de interés porque se quería que la gente usara el crédito para el consumo y para la inversión, y lo logramos. El problema es que se tuvo tanto éxito que hubo una acumulación de deuda muy grande, y en un momento dado en que parecía que las tasas de interés se iban a “normalizar”, que iban a aumentar, esto iba a hacer que la solvencia de muchas empresas o de muchos hogares se pusiese en duda. Afortunadamente para ellos hoy tenemos una perspectiva de bajas tasas de interés por un período más largo.

EC —¿Y por qué señala esto a propósito de Uruguay?

AG —Porque en general en los países de economías abiertas y en los países que dependen mucho del comercio exterior, como es el caso de Uruguay, y de la demanda de otros países afuera, como es el caso de Uruguay, estamos viendo una situación de una baja del crecimiento muy importante, de una baja de la demanda por los productos de los países que exportan materias primas, etcétera, y en ese sentido los países que no hicieron una acumulación muy grande de deuda o que fueron prudentes desde el punto de vista fiscal a lo largo de la historia –porque la historia de la deuda sobre el PBI revela no solo el último año o el último gobierno, sino que revela los últimos 20 o 30 años– y tienen un monto manejable eso les permite hacer frente. A eso me refería al hablar de resiliencia, una palabra que yo no usaba antes pero que ya se coló al vocabulario. Entonces cuando hablaba de resistir los choques, los cambios inesperados, etcétera, creo que en ese sentido el Uruguay tiene una posición fuerte.

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Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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