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Entrevista del martes 3 de diciembre de 2019: Álvaro Delgado

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EC —Ayer de tarde hubo otra novedad en el proceso de transición. Vino de afuera, de la calificadora de riesgo Fitch Rating, esta que tiene a la deuda de Uruguay ubicada en la categoría investment grade, pero en el escalón más bajo, con perspectiva negativa. Dice una serie de cosas:

– Si bien Lacalle Pou se comprometió a “abordar los obstáculos clave para la competitividad, incluida la reducción de las tarifas de servicios públicos y la adopción de políticas salariales y laborales más flexibles”, la “composición ideológica diversa” de su coalición “podría obstaculizar reformas ambiciosas”.

– El compromiso del nuevo gobierno de “contener el gasto para reducir el déficit en lugar de aumentar los impuestos” […] “podría ser difícil”. Los planes de ahorro de 900 millones de dólares anuales enfrentan “cierto escepticismo por parte de funcionarios gubernamentales actuales y anteriores y pueden enfrentar desafíos de implementación”.

– “Partes de la agenda de crecimiento del gobierno (por ejemplo, recortes de tarifas de servicios) podrían entrar en conflicto, hasta cierto punto, con la consolidación fiscal”.

¿Cómo les resultó un comunicado así?

AD —Es un comunicado muy condicional, podría, podría, podría. Obviamente hay conceptos que respeto pero no comparto, el de la flexibilización laboral y otras cosas más. Está muy claro que hay un compromiso de Lacalle Pou sobre la rebaja de tarifas, sobre la mejora de las cuentas públicas y una decisión política de no poner más impuestos, que está corroborada y firmada por todos los miembros de la coalición.

Que pongan el signo de interrogación me parece que es un dato. Yo lo tomo como positivo porque nos obliga a la mejora constante, a la mejora continua, como los ISO 9001, que tienen un concepto de mejora continua, me genera eso. Vamos a ir demostrando todo el tiempo ese podría, porque lo pone en condicional, que va a quedar en que podrá, podrá hacerlo.

EC —Se detiene por ejemplo en la medida de habilitar la importación de combustibles refinados, que figuraba en el programa del PN, pero después no se incluyó en el Compromiso por el país, el de la coalición multicolor; dice “debido a que ahora se está acordando con fuerzas ubicadas más a la izquierda”. Esa es prácticamente la expresión que utiliza.

AD —Habla de otras cosas más, habla de precios de paridad de importación. El Compromiso por el país de los cinco partidos políticos, que es histórico, habla de llevar los combustibles a precios de paridad de importación, particularmente con la región. En eso hay un compromiso muy firme del gobierno, que se va a cumplir, más allá del podría, yo le puedo anunciar que se va a hacer.

EC —Pero anota que esa medida de importación de combustibles quedó afuera, la preocupa que haya quedado afuera.

AD —Quedó en carpeta, en discusión. Luis está convencido de ese proceso. También es verdad que no es un elemento que condicione exclusivamente la baja de los combustibles, no asegura la baja de los combustibles, es un elemento más.

EC —Es una medida polémica.

AD —Es una medida polémica pero que no asegura la baja de los combustibles. Tenemos que ir transitando otra cantidad de medidas que tienen que ver con la interna de la empresa pública. A mí me interesa que Ancap sea eficiente y pueda tener precio de paridad de importación. Para eso hay cinco, seis, siete medidas que podemos discutir, las tenemos bien claras, que hacen que el precio en el surtidor valga lo mismo que importar. A eso tenemos que ir, que sientan los uruguayos que su empresa pública y por ende las empresas privadas del resto del Uruguay tienen un precio de paridad de importación, que es lo que importa, un combustible más barato. El instrumento importa, pero me importa mucho más el objetivo y lograr el objetivo, que es tener en el surtidor un precio más barato del combustible y un precio de tarifa de luz más barato para la gente.

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EC —Pasemos a un tema más global a propósito de la administración que viene. Tanto Lacalle Pou como usted han hablado de que hay que unir a la sociedad. Por ejemplo, en el discurso del sábado pasado en Kibón Lacalle Pou dijo “el proceso que se inicia el 1.º de marzo no puede ser cambiar una mitad del país por la otra”. Usted ha hecho varias declaraciones en esa línea. Acá mismo, al día siguiente de la segunda vuelta o en Búsqueda el jueves pasado: “El resultado del ballotage fue un mensaje de humildad para gobernar con más responsabilidad para las dos mitades”. ¿En qué están pensando concretamente?

AD —Acá hay dos procesos, que obviamente tienen relación. Primero, el resultado de la elección del 27 de octubre, en la que notoriamente más de 6 de cada 10 uruguayos decidieron cambiar. Y además decidieron cambiar en forma plural, les dieron la mayoría a una serie de partidos políticos de la oposición. Eso fue un mensaje notorio. Tanto es así que Luis, que había construido una relación de coincidencia –lo hizo durante toda la campaña para octubre– con partidos que competían en la oposición pero que iban a ser cooperantes después, insistía en mostrar las coincidencias entre los programas de gobierno del PN y del Partido Colorado, Cabildo Abierto, el Partido de la Gente y el Partido Independiente. Y esa misma noche tuvimos el anuncio de los candidatos de apoyar a Luis y a Beatriz. Y dos días después el anuncio de los partidos que convocaban a sus votantes institucionalmente a votar la fórmula de Luis y Beatriz. Doce días después, un hecho histórico, un documento programático firmado por los cinco candidatos a presidente de cinco partidos políticos, que se llama Compromiso por el país, un documento programático de 13 puntos, en el que está muy claro lo que vamos a hacer en materia de seguridad pública –que es un tema de emergencia nacional–, empleo –que es el segundo tema en importancia para la gente a nuestro juicio–, educación, inserción internacional, medioambiente, en casi todos los temas.

Eso, que está bien claro y que determina una coalición de gobierno que va a gobernar y que se tenía que ratificar en un ballotage, que el presidente coincidiera con una mayoría parlamentaria que estaba determinada en octubre de 56 diputados y hasta ese momento 17 senadores –ahora 18 con Beatriz Argimón–, pasó por otro filtro, que fue el ballotage del 24 de noviembre, en que se dio la circunstancia de que la diferencia fue menor de la esperada. Sabíamos que se iban a achicar las diferencias, Luis pasa del 29 % al 49 % y el Frente pasa del 39 % al 47 %.

EC —En la entrevista de El País el domingo le preguntan a Lacalle Pou si en algún momento de la noche del domingo pensó que perdía y él contesta “puede ser”. Hasta ese punto llegó la cosa.

AD —No, yo estaba convencido de que no. Que estaban achicadas las diferencias, estaban achicadas, pero estábamos convencidos del resultado y más después de que se cerraron los circuitos y vimos los observados. Te comento por qué, tú tuviste acá el otro día a Alberto Volonté, que fue candidato contra Sanguinetti, y la diferencia fue de 20.000 votos, algo así, hubo el doble de observados que ahora y sin embargo esa noche se reconoció. Y pasó en muchas oportunidades a lo largo de la historia del Uruguay con diferencias menores que los 30.000 votos por los que Luis Lacalle Pou superaba a Daniel Martínez, con 35.000 observados. Ya había habido una etapa hacía un mes en que la tendencia era que el 26 % de los observados correspondían al Frente y no más, que se confirmó.

Entonces voy ahora al mensaje, que es lo que importa. Lo que importa es que hubo un resurgir de la militancia frenteamplista, factores multicausales que hicieron que la diferencia se achicara. Y el mensaje, o al menos cómo entendemos el mensaje, es que el Uruguay termina en los hechos por preferencias en dos mitades una un poquito más grande que la otra. El desafío de Luis y del gobierno todo entero es trabajar con mucha humildad, con mucho diálogo, con mucha sensibilidad y obviamente con mucha acción, porque en esto diálogo no quiere decir consulta ni delegar la autoridad, porque las decisiones hay que tomarlas, pero tener el mensaje de que hay que empezar a zurcir el país de las mitades, una un poquito más grande que la otra, que no es la estrategia que yo siento que han ido fomentando durante mucho tiempo de ir profundizando las diferencias.

Es más, yo parto de la valoración –y me parece positiva– de que durante cuatro días, como Daniel Martínez no reconoció el domingo 24 que Luis era el ganador, Luis no se pudo autoproclamar, aunque todos sabíamos cuál era el resultado, y durante cuatro días el Uruguay en calma esperó que la Corte se pronunciara o que fuera irreversible en los hechos numéricamente la diferencia. Eso habla muy bien de la democracia uruguaya, habla muy bien de la sociedad y habla muy bien, o por lo menos con mucha expectativa, de lo que queremos hacer, ir dando señales de trabajar todos juntos y tratando de zurcir el Uruguay.

EC —Y por ejemplo […].

AD —Ojalá, ojalá haya muchos Milton. Milton con su hijo fue el que estuvo en el acto del sábado en Kibón con la bandera del Frente y dijo “soy un rabioso frenteamplista, pero quiero que al país le vaya bien”. Y seguramente hay muchos Milton a lo largo y ancho del Uruguay, que quieren lo mismo. Nosotros tenemos que trabajar para los que nos votaron y gobernar también para los que no nos votaron, quizás con mucho más cuidado para con quienes no nos votaron.

EC —Por eso le preguntaba, teniendo en cuenta que usted ha sido muy insistente en esto, en qué está pensando en términos prácticos. Por ejemplo, en la relación con el FA, ¿cargos en organismos de contralor? Claramente sí, los va a tener.

AD —Más que eso.

EC —Cargos en directorios de entes autónomos y organismos descentralizados…

AD —Organismos de contralor, empresas públicas. Luis ha manifestado que va a haber participación de la oposición, del FA, en las empresas públicas, como lo que tenemos hoy. Porque nos sirve como contralor político, más allá del contralor social.

EC —Además, ¿está previsto crear algún mecanismo permanente de intercambio, de diálogo con el FA?

AD —Lo estamos teniendo y lo estamos generando. Además de la transición que empezó ayer formalmente, empieza hoy operativamente el vínculo con el gobierno actual, pero la idea es también generar los vínculos y las reuniones que ya venimos teniendo con los actores sociales, las cámaras empresariales, el PIT-CNT y los partidos políticos, entre ellos el FA.

EC —¿Ya han tenido señales de buena disposición del otro lado?

AD —Sí, yo valoro que sí.

EC —¿Quién, por ejemplo?

AD —Declaraciones de Javier Miranda como presidente, del propio Mujica sobre cómo sería el estilo de oposición. Obviamente el FA definirá el interlocutor, pero nos conocemos hace tiempo, tú sabés que hemos cultivado un buen vínculo con todos, con actores de un lado y del otro y además con el FA, tenemos un vínculo con todos los sectores en forma permanente. Te adelanto más: con el PIT-CNT ya hubo contactos para coordinar una reunión y se va a formalizar en estos días.

Video de la entrevista en este link

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Transcripción: María Lila Ltaif

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