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Entrevista central, viernes 26 de febrero: Daniel Sturla

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Entrevista con el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo.

Video de la entrevista

EN PERSPECTIVA
Viernes 26.02.2016, hora 8.11

EMILIANO COTELO (EC) —En 1987, con motivo de la llegada a Uruguay del papa Juan Pablo II, se instaló una cruz de 30 metros de altura en la intersección de bulevar Artigas y avenida Italia, donde el pontífice iba a oficiar una misa campal. Después de la visita, el entonces presidente Julio María Sanguinetti propuso que la cruz permaneciera en su lugar a modo de testimonio de un acontecimiento histórico, algo que finalmente fue autorizado, aunque tras una acalorada discusión sobre el respeto a la laicidad en los espacios públicos.

Casi 30 años después, la Iglesia católica vuelve a protagonizar una polémica similar. Esta vez por la gestión para colocar en la rambla del Buceo una escultura de la Virgen María.

La solicitud fue planteada por el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, ante la Intendencia. A principios de febrero el jefe comunal, Daniel Martínez, dio el visto bueno y remitió el proyecto de decreto a la Junta Departamental, donde la aprobación requiere una mayoría especial de 21 votos.

El texto va a comenzar a analizarse en marzo, pero varios ediles del Frente Amplio (FA) y de la oposición ya mostraron su rechazo, porque entienden que no se puede violar la “neutralidad” del espacio público y menos para colocar un símbolo de la Iglesia católica, que ya cuenta con la cruz en bulevar Artigas.

¿La Iglesia católica esperaba este debate? ¿Cómo responde a quienes consideran que habilitar el monumento viola la laicidad?

De estos temas vamos a conversar con el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo.

¿Cuál es el origen de esta solicitud que la Arquidiócesis de Montevideo presenta ante la Intendencia?

DANIEL STURLA (DS) —El origen está en que en la rambla, en ese espacio público de la Aduana de Oribe, hace cinco años comenzó a realizarse, en el mes de enero, lo que se llama el Rosario de las Familias, que es ir a rezar el rosario, y se fue organizando también amplificación, etcétera. El primer año fueron unas 600, 700 personas, el segundo año fueron 2.000… y así fue creciendo. Este año para algunos fueron 8.000, para otros fueron 10.000 personas que estuvieron el 23 de enero rezando el rosario por las familias en una celebración muy bonita allí en la rambla.

Entonces ya hace un año surgió la inquietud de la gente de tener allí una imagen de la Virgen, en un lugar muy significativo de la ciudad. Además Montevideo debe de ser de las pocas capitales de América Latina en las que no hay un monumento público a la Virgen María, que existe en casi todas las ciudades de América. Incluso en el Uruguay en muchos departamentos del interior, sobre todo en las entradas de muchas de nuestras ciudades, hay imágenes de la Virgen María porque es una tradición de la cristiandad, de los países cristianos, que se encuentre en los cruces de los caminos, en las esquinas de las calles, como en Roma, la imagen de la Virgen.

EC —Es un dato importante, sobre todo teniendo en cuenta que el Uruguay tiene esa tradición laica y de separación de la Iglesia y el Estado. Usted remarca que en varias ciudades del interior la imagen de la Virgen está presente.

DS —En Paysandú desde hace muchísimos años, en Florida no hace tanto, en Mercedes… y seguramente me quede corto, son muchas, pero estas son las que me vienen ahora.

EC —Pero si la comunidad católica ya utiliza ese espacio público una vez al año, en enero, para el rosario de bendiciones de la familia, ¿por qué además entiende necesario colocar allí una escultura de la Virgen? El espacio lo puede usar, está a su disposición, nadie cuestiona ese uso. ¿Por qué agregar la Virgen?

DS —Creo que es un deseo de todo cristiano siempre tener distintas expresiones públicas de la fe. Eso de la expresión pública de la fe es parte ínsita de lo que es el ser humano, que manifiesta lo que piensa, lo que cree, lo que siente, y si lo hace colectivamente quiere tener signos de esta presencia allí donde vive, en las ciudades donde está. Es algo que surge naturalmente, no es que haya habido un plan premeditado, surgió de la gente el deseo de tener allí la imagen de la Virgen. Que aparte es un deseo natural, como la historia lo demuestra, como los lugares donde el cristianismo está presente lo manifiestan claramente.

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